Desde mi calabozo
ensimismadas
redoblan gotas
de azufre
contra el fuego.
Se encienden candiles
con el viento
me ven
borrando lágrimas
en el crisol
de la otra mesa.
Deletreo los abismos
los desfloro
uno a uno
para que el miedo
(con sus gastados espectros)
en la noche
no persista.