Quería eternizar tu perfil armonioso,
suave como los niños, triste como un sollozo,
pero cayó en tu alma como una negra veste
el ala de Luzbel. Mi corazón celeste
ha llorado en la sombra sintiéndose vivir.
¡Acaso nunca más lograré sonreír!
Te llevé de la mano y mi universo viste.
La única gracia tuya fue la de hacerme triste.
Para sentirte más desconocí el pecado
y te di mi pureza como un cielo volcado
y a mi quebrantamiento lacerante y sutil
lo perfumé de Dios mirando tu perfil.
Para quererte más ser eterno quería.
El ritmo de mi sangre se hizo melodía
y en todos los momentos te llevé mi cantar
como los paralelos floridos sobre el mar.