Mi casa necesita una mujer
que llene de canciones sus paredes
y complete mi cama por la noche.
Un cuerpo que discurra en torno mío.
Una voz que responda si digo algo.
Yo no tengo el dinero de los otros;
no sé tampoco hablar como los otros,
ni tengo la apostura de los otros.
Por eso necesito una mujer
que oculte mi tristeza entre sus brazos.