Al que de la consciencia es del Tercero
Filipo digno oráculo prudente,
De una y otra saeta impertinente
Si mártir no le vi, le vi terrero.
Tanto, pues, le ceñía ballestero,
Cuanta le estaba coronando gente,
Dejándole el concurso el despidiente
Hecho pedazos, pero siempre entero.