Insomnio

Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres (según las últimas estadísticas).
A veces en la noche yo me revuelvo y me incorporo en este nicho en el que hace 45 años que me pudro,
y paso largas horas oyendo gemir al huracán, o ladrar los perros, o fluir blandamente la luz de la luna.

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La poesía es un arma cargada de futuro

Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmado,
como un pulso que golpea las tinieblas,

cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.

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A un olmo seco

Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido.

¡El olmo centenario en la colina
que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.

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Oriente

FLORES

A Ramón del Valle Inclán

Antonio, en los acentos de Cleopatra encantado,
la copa de oro olvida que está de néctar llena.
Y, creyente en los sueños que evoca la sirena,
toda en los ojos tiene su alma de soldado.

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Retrato

Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierras de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.

Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido
?ya conocéis mi torpe aliño indumentario?,
más recibí la flecha que me asignó Cupido,
y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario.

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Acuarela

Hay viajes que se suman al antiguo color de las pupilas.
Después de ver la isla de Calipso ¿es que acaso Odiseo
volvió a mirar igual? ¿No se fijó un color
como un extraño cúmulo de algas
en sus pupilas viejas?

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Anunciación del verano

Una avioneta blanca sobrevuela la costa
con su estela de lona casi en blanco.
«Anúnciese en el aire». Desde el apartamento
los parasoles verdes, naranjas, morados

hacen que el mar se vista a estas alturas
una túnica pop. Se hunde aquel barco
centímetro a centímetro, sus tribales quehaceres
de antigua pesquería.

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Azuloscuro

No sé si te parece paradoja
pero quizá no mienta si declaro
la inmensa inteligencia del deseo:
las lentas odiseas por tu cuerpo
en el sabio navío de la búsqueda
en todos los senderos tan exacto,
propicio a saturar, con islas encendidas,
las nostalgias antiguas.

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Carpe noctem

Carpe noctem, amor. Coge el brusco deseo
ciego como adivino,
los racimos del pubis y las constelaciones,
el romper y romper
de besos con dibujos de olas y espirales.
Miles de arterias fluyen
mecidas como algas. Carpe mare.
Seducción de la luz,
de los sexos abiertos como tersas actinias,
de la espuma en las ingles y las olas
y el vello en las orillas, salpicado de sed.

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De la publicidad

Reportaje de moda en Marrakech.
Tres loin de l’innocence este perfume.
Una fotografía retocada
con acuarelas suaves. Si desea
reparamos su piel. Esta revista cuenta
familiares parábolas al fin:
de cómo maquillar los sueños agresivos
o cómo estilizar la derrota y el tedio.

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Definición del abrazo

-No temerás los odres destapados de Eolo.
Los vientos se entrecruzan tras los mares,
viajan en las borrascas, pulsan olas turgentes,
despeinan deportistas y palmeras.
Los abrazos son vientos concentrados y sabios
-mi noto tú mi céfiro mi bóreas.
No temerás las calles arrasadas,
los bosques descuajados, los altos oleajes.

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Del descifrar

Fluir en la corriente sagrada de los versos
de una noche a otra noche
y ser atropellada, ser mordida
por la negra belleza que estalla en las palabras.

Y qué saturación sentir el aire
de otros mundos, la hoja que temblaba
en la lluvia con sol, los astros asomados
a la leve escritura,
un aroma olvidado de la infancia
o un placer sumergido
en las aguas más hondas de la vida:

carne que se entreviese
-erórico fulgor rosado y denso-
bajo el encaje oscuro del poema.

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El último titán

Un titán ya cansado, mas hermoso:
esa naturaleza titánica y adusta
que sólo sobrevive en el lenguaje.
Pero nunca en su vida cotidiana:
unas frases copulan, otras se subordinan
y a veces se marchita un sustantivo
como un rostro recién amado y frágil.

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Del oráculo falso

Había oído hablar de las sorprendentes irisaciones de
la aurora sobre el mar Jónico cuando se la contempla
desde la cima del Etna.
Marguerite Yourcenar

No esperé así la vida:
el asombro, la ráfaga instantánea de la dicha,
la humillación,
el tedio.

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Eau de parfum

De la infancia, el olor
del musgo en las acequias, del barro, de las moras
y la extrema violencia de aprenderse.

Del mar, la última nota
de la última ola desplegada
antes de regresar y convencernos
de que no habrá sirenas.

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Interior

A menudo converso con mis sueños.
Los invito a salirse de la noche
y se sientan, con trajes neblinosos,
junto a mi mesa sucia de papeles.
y les pregunto sobre su sintaxis
porque se ofenden si hablo de semántica.
Hoy he recuperado de sus manos
un fragmento de ti tan exquisito .

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Kolymbosai o las nadadoras

Termas desmoronadas
cerca del mar. La huella anaranjada
y mineral de aguas milenarias
al fondo del estanque, sobre losas y líquenes.
Cualidad de blandura semejante
en el tiempo, la hiedra espesa, el mar,
la historia erguida, el cuerpo. Balnearios
con aguas incansablemente mágicas
y pasadas de moda.

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La arquitectura del deseo

El deseo: nefasta construcción, sin indicios de habitabilidad, que se levanta dentro del cuerpo sin cimientos previos. (¿Quién podía intuir tantos solares aptos y replegados?)
El deseo: laberinto con una instalación de alarmas que traicionan.
El deseo: laberinto enmarañándose desde un roce de lenguas hasta un mar que inunda islas.

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La calle Altamirano

Fue después de San Juan:
el Sueño de una noche madrileña
tan estival que el aire parecía quebrarse
por el placer de ser la Fruta Seductora.

Al fondo de la calle, el saxo, impertinente,
removía los grumos del fracaso,
la desazón, el nudo en el futuro
y el ayer tan inútil como un miembro amputado.

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La isla de Mácar

Hay una isla dentro de la noche.
Barre la brisa el óxido de un puerto abandonado.
Hablo en sueños a solas. Con calidad de cuerpos
submarinos, la noche
trae de su fondo restos de palabras.
Vuelven las sensaciones, mandíbulas de peces de otro mar,
y los deseos nadan caprichosos
como delfines libres e invitados.

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La deconstrucción o el amor

Amar es destruir: es construir
el hueco del no-amor,
amueblar con milagros la pira trabajosa
echando al fuego lenguas, carne de ojos vencidos,
piel jubilosa, dulce, nucas saladas, hombros temblorosos,
incinerar silencios y comprobar la altísima
calidad combustible del lenguaje.

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Problemas de doblaje

En la toma perfecta,
cuando el guión es bueno
y los actores fingen dignamente ser héroes,
el tiempo marca estrías, va apagando
uno a uno los focos y la banda
sonora se interrumpe.
Sensación de pantalla desgarrada
la insuficiencia siempre de vivir.

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La leyenda del cuerpo

Reconstruir un cuerpo
fragante en la memoria:
ingresa en el recuerdo semidiós
y en el olvido, viento.

El tacto: narraciones
de una teogonía suficiente:
ninfas en la saliva, los mensajes
de iris en la sangre, el asediar
de amazonas, cuantas alegorías
quisiéramos del fuego, la conciencia
suprema de la piel.

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Las dudas de Eros

Montale: los limones fulgentes, entrevistos
en un patio de invierno:
le trombe d’oro della solarità.
No quiero más palabras para eros.
Dejadlo mudo: no crezca su lengua.
No ciego: vea, cante y aprenda con los ojos.
No le des más palabras.

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Noche de copla

Noche de amor perfecto, amargo, oscuro.
Presente comprendiéndose a sí mismo
hinchado al fin de vida. El mundo,
tal vez innecesario. El vello desprendido
sobre la piel muy húmeda. Anacrónicamente,
la colcha años cuarenta
con cinco japonesas azuladas.

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