La tarde equivocada
se vistió de frío.
Detrás de los cristales
turbios, todos los niños
ven convertirse en pájaros
un árbol amarillo.
La tarde está tendida
a lo largo del río.
Y un rubor de manzana
tiembla en los tejadillos.
La tarde equivocada
se vistió de frío.
Detrás de los cristales
turbios, todos los niños
ven convertirse en pájaros
un árbol amarillo.
La tarde está tendida
a lo largo del río.
Y un rubor de manzana
tiembla en los tejadillos.
Sábado fue, y capricho el beso dado,
capricho de varón, audaz y fino,
mas fue dulce el capricho masculino
a este mi corazón, lobezno alado.
No es que crea, no creo, si inclinado
sobre mis manos te sentí divino,
y me embriagué.
La Virgen,
sonríe muy bella.
¡Ya brotó el Rosal,
que bajó a la tierra
para perfumar!
La Virgen María
canta nanas ya.
Y canta a una estrella
que supo bajar
a Belén volando
como un pastor más.
Hay un Niño que dicen
que llora música.
¡Vamos a verle todos
con aleluya!
Hay un Niño nacido.
¡Qué resplandores!
¡Vamos a verle todos
no sea que llore!
¡Hay un Niño con alas
en el pesebre…!
Jesús, María, y José
estaban junto al pesebre.
El niño tenía frío.
María tenía fiebre.
Al Niño Jesús Bendito,
le entretiene un angelito.
Se arremolina la gente,
Vienen los Reyes de Oriente.
Se acercan los mensajeros.
El Niño hace pucheros.
No para Jugar a Matar (de mentira)
Las pistolas (ni de agua)
El revolver (ni de broma)
La escopeta (ni tocarla)
Los juguetes para todo
Y las armas para nada.
Para dibujar un niño hay que hacerlo con cariño.
Pintarle mucho flequillo,
que esté comiendo un barquillo;
muchas pecas en la cara que se note que es un pillo;
Continuemos el dibujo: redonda cara de queso.
Como es un niño de moda, bebe jarabe con soda.
La gallinita,
en el gallinero,
dice a su amiga
-Cuánto te quiero.
Gallinita rubia
llorará luego,
ahora canta:
-Aqui te espero…
«Aqui te espero,
poniendo un huevo»,
me dio la tos
y puse dos.
Don Pato y don Pito
dan un paseíto.
-¡Qué suerte, don Pito,
me encontré este güito!
Y los dos le quiere
y los dos se hieren.
Y todos se extrañan
de ver que regañan.
Y mientras se zumban,
bailando la rumba…
Viene el dueño, otro patito,
y éste se lleva su güito.
Doña Pito Piturra tiene unos guantes;
Doña Pito Piturra, muy elegantes.
Doña Pito Piturra tiene un sombrero;
Doña Pito Piturra, con un plumero.
Dona Pito Piturra tiene un zapato;
Doña Pito Piturra, le vino ancho.
Dona Pito Piturra tiene unos guantes;
Doña Pito Piturra, le están muy grandes.
Soñé que tú me llevabas
por una blanca vereda,
en medio del campo verde,
hacia el azul de las sierras,
hacia los montes azules,
una mañana serena.
Sentí tu mano en la mía,
tu mano de compañera,
tu voz de niña en mi oído
como una campana nueva,
como una campana virgen
de un alba de primavera.
La plaza tiene una torre,
la torre tiene un balcón,
el balcón tiene una dama,
la dama una blanca flor.
ha pasado un caballero
-¡quién sabe por qué pasó!-
y se ha llevado la plaza,
con su torre y su balcón,
con su balcón y su dama
su dama y su blanca flor.
Vosotras, las familiares, inevitables golosas,
vosotras, moscas vulgares, me evocáis todas las cosas.
¡Oh, viejas moscas voraces como abejas en abril,
viejas moscas pertinaces sobre mi calva infantil!
¡Moscas del primer hastío, en el salón familiar,
las claras tardes de estío en que yo empecé a soñar!
Con la mitad de un periódico
hice un barco de papel,
en la fiente de mi casa
le hice navegar muy bien.
Mi hermana con su abanico
sopla, y sopla sobre él.
¡Buen viaje, muy buen viaje,
barquichuelo de papel!
-Este es el niño chiquito
y bonito; al lado de él
se encuentra el señor de anillos;
luego, el mayor de los tres.
Este es el que todo prueba
y, sobre todo, la miel.
-¿Y éste, más gordo que todos?
Manuelita vivía en Pehuajó
pero un día se marchó.
Nadie supo bien por qué
a París ella se fue
un poquito caminando
y otro poquitito a pie.
Manuelita, Manuelita,
Manuelita dónde vas
con tu traje de malaquita
y tu paso tan audaz.
Había una vez una vaca
en la Quebrada de Humahuaca.
Como era muy vieja,
muy vieja, estaba sorda de una oreja.
Y a pesar de que ya era abuela
un día quiso ir a la escuela.
Se puso unos zapatos rojos,
guantes de tul y un par de anteojos.
La poeta se casó con el poeto
Y en vez de tener un niño
Tuvieron un soneto.
La vaca está triste,
muge lastimera,
ni duerme, ni bebe
ni pasta en la hierba.
La vaca está triste,
porque a su chotito
se lo han llevado
los carniceros
al mercado.
Está tan delgada,
la vaca de Elena,
que en vez de dar leche,
da pena.
Caracoles negros.
Los niños sentados
escuchan un cuento.
El río traía
coronas de viento
y una gran serpiente
desde un tronco viejo
miraba las nubes
redondas del cielo.
Niño mío chico
¿donde estás?
Te siento
en el corazón
y no es verdad.
Yo conocí siendo niño,
la alegría de dar vueltas
sobre un corcel colorado,
en una noche de fiesta.
En el aire polvoriento
chispeaban las candelas,
y la noche azul ardía
toda sembrada de estrellas.
¡Alegrías infantiles
que cuestan una moneda
de cobre, lindos pegasos,
caballitos de madera!
Agua, ¿dónde vas?
Riendo voy por el río
a las orillas del mar.
Mar, ¿adónde vas?
Río arriba voy buscando
fuente donde descansar.
Chopo, y tú ¿qué harás?
No quiero decirte nada.
Yo…, ¡temblar!
El chamariz en el chopo.
-¿Y qué más?
El chopo en el cielo azul.
– ¿Y qué más?
El cielo azul en el agua.
– ¿Y qué más?
El agua en la hojita nueva.
– ¿Y qué más?
Por la mañana
El dentista de la selva
Trabajó intensamente
Con un feroche cliente.
Era el rey de la jungla,
Era un león imponente,
Con colmillos careados
Y que le faltaba un diente.
Por la tarde
Y dijo el doctor dentista
A su enfermera reciente:
-pon el cartel en la choza,
no recibo más pacientes,
ha venido un cocodrilo
que tiene más de cien dientes.
Juntáronse los ratones
para librarse del gato;
y después de largo rato
de disputas y opiniones,
dijeron que acertarían
en ponerle un cascabel,
que andando el gato con él,
librarse mejor podrían.
Salió un ratón barbicano,
colilargo, hociquirromo
y encrespando el grueso lomo,
dijo al senado romano,
después de hablar culto un rato:
¿Quién de todos ha de ser
el que se atreva a poner
ese cascabel al gato?
Con la tarde
se cansaron los dos o tres colores del patio.
Esta noche, la luna, el claro círculo,
no domina su espacio.
Patio, cielo encauzado.
El patio es el declive
por el cual se derrama el cielo en la casa.
Se vistió la nieve
de vagos carmines.
¿Me quieres?, me dijo.
¡Te quiero!, le dije.
Me besó en la boca
con un beso inmenso.
Abril vino al mundo
Y yo quedé muerto.