La tristeza es roja
El invierno verde
Blanco de luto
Noches amarillas
Negro de la alegría
Tierra rosada
El amor es café
Colores…
algún día
descubriré sus secretos.
Poemas salvadoreños
Los que transformaron su nacionalidad y lenguaje para sobrevivir
(puertorriqueños en Nueva York, cubanos en Miami
o mexicanos en California)
los que mueren de soledad en sus apartamentos,
o dentro de un carro,
los explotados por las embajadas y consulados
organizaciones, empresarios, coyotes, abogados, policías,
políticos y familiares,
los que apenas saben leer y escribir pero que
mantienen la economía del país
(más de dos mil millones de dólares frescos anuales en los últimos 17 años,
sin tomar en cuenta todos los negocios
alrededor de los hermanos lejanos).
Busca la brisa
entre el desierto negro
algún vestigio verde
en el cual posar su afán.
Levanta curiosa
nubes breves
pequeñas y brillantes
soplando la superficie.
Eleva pedazos del cadáver
sobre torbellinos juguetones
polvo sobre polvo revuelve
tratando de insuflarle la vida
Traviesa se desliza presurosa
hacia el atardecer
dejando tras de ella
una estela de muerte
que le dice adiós desesperada..
Luz fantasmal
se posa sobre el jardín
sobre el techo de las casas
en la altura de los árboles
quietud de luna llena
inunda mi cuarto
retroceden las sombras presurosas
mi rostro en la ventana
atestigua la magia nocturna
el hechizo de las estrellas
portal del misterio
abierto a mis sueños
avanza la noche
hacia la muerte luminosa
que asoma, tímida,
con sus rayos de muerte…
Inhala, exhala
Inhala, exhala
Inhala, exhala
… hasta secar
en el fondo,
la pega.
Niños en la plaza.
Lejos viajó mi sueño
sobre espaldas de mariposa
atravesó la casa
saltó al jardín
besó las flores
para dejar su amor
libre, ya de su peso
veloz, buscó el horizonte
cabalgó sobre la brisa
con el sol de la mañana
sus irisados reflejos
se perdieron en la bruma.
Allá lejos de tu patria
decidieron la muerte de tu raza
no vieron tus lágrimas
de impotencia centenaria
ni tu bolsillo vacío
de aspiraciones perdidas
ni la desesperanza frente a la muerte
de los niños hambrientos
ni oyeron tus ruegos
de paz y justicia
ni el protestar de tu estómago
frente a la opulencia prohibida
ni el campo arrasado
de cosechas inútiles
ni la sed abrasadora
frente a las fuentes secas
Allá lejos, con aire acondicionado,
seres extraños, de camisa blanca y corbata,
en oficinas cerradas, iluminadas,
planearon el despojo
de tu patria, tu cultura,
de tu tierra, de tus hijos,
Allá lejos
se oye el trepidar de huesos
bajar de las montañas,
salir de las ciudades,
de las selvas, de los campos,
con el rayo en la mano…
He soñado esa palabra…
que se escapa de mis dedos
huye de mis labios,
no llega a mis oídos.
Entre los sonidos confusos,
he logrado distinguirla
entre las voces del pueblo,
he percibido su presencia
mas, esquiva mis dedos, labios y oídos.
Sol de medianoche
Crisol de corazones
Sonriente cuarto menguante
Creciente de pasiones
Llena de placeres
Nueva de fuego
Vocera del amor
Espero con ansias que regreses…
Como ala plegada de mariposa
tu falda ondea
llevándote en leve vuelo
presurosa,
por el camino silencioso.
En cada esquina
esperaré la casualidad
de verte entre la gente
y extenderé la urgida mano
para mendigarte
centavos de tu recuerdo
o lo que alcance
la generosidad de tu memoria…
He alzado mis desnudos brazos
hacia el cielo
rogando agua,
sin respuesta.
He hundido en las entrañas de la tierra
mis nudosos dedos
en busca de la fuente,
inútil.
He alzado mi delgado cuello
oteando el horizonte
en busca del oasis
y sólo veo arena.
Recorre la tronante voz del dios,
el ancho y largo cielo.
Amontona las nubes grises,
revuelve los vientos de los cuatro puntos cardinales,
los lanza con furia sobre los usurpadores de su reino.
Tiembla el frágil ser humano ante el retumbo prolongado,
ante el rayo que castiga al intruso de la Tierra,
el que debe pagar las ofensas a la Madre que lo acogió en su seno.
Rompe el cristal del silencio
cantar de grillos y ranas,
la luna y su séquito de estrellas
emergen del horizonte
la noche tiende su alfombra,
luz fantasmal
se posa sobre la tierra,
danzan las sombras
al compás de la algarabía
pasa la luna y su séquito de estrellas
La sombra de la nube
Nos cubrió
Delicada, suave, tibia,
Se pegó a nuestros pasos
Se entretuvo con nuestras sombras
Oyó nuestros susurros
Oyó nuestros secretos
Juguetona,
Se alejaba y regresaba
La sombra de la nube…
Retozas sobre las hojas
estremeces las ramas
te deslizas por el árbol
juguetón, veloz, inquieto,
de arriba hacia abajo
de abajo hacia arriba
viento del Norte
saltas de árbol en árbol
envuelves al bosque
te escabulles presuroso
tras de ti, estela de hojas,
brazos agitados,
te despiden
hasta el próximo verano..
Quiero mutilar las yemas de mis dedos
las que tienen grabado tus nombres
para no escribirlos más
para no pronunciarlos más
para no leerlos más
para no escribirte más
Sube curvilínea la carretera
arriba el imponente cerro
abajo despierta la ciudad
Frente a mi puerta
dejo atrás mis pasos…
Aves que expanden sus alas
Revolotean sobre mi cabeza
Vuelan sobre mi rostro
Se posan sobre mis hombros
recorren mis brazos y piernas
Juegan sobre mi espalda
Anidan en mi pecho…
Vuelan, tímidas, presurosas,
Alzándome,
Tus manos.
Ya se oye el fuerte aleteo
de las palomas blancas
sobre las calles y avenidas
en los parques y plazas…
Esta noche
Buscaré los detonantes
De tus explosiones interiores
Sobre tu piel minada
De atentados sorpresivos
Uno a uno los buscaré
Uno a uno los estallaré
Hasta llegar al éxtasis
De la destrucción total…
Gritos y lamentos llegan al cielo
ya no hay dioses
ni palabras sagradas
cuyo conjuro detenga la pestilencia.
Vientos feroces azotan la desvalida Tierra
huracanes furiosos ahora arrasan el suelo fértil
lluvias pertinaces limpian la superficie de la Tierra
ríos desbocados inundan las aldeas
terribles sacudidas estremecen ciudades
fríos y calores extraños estremecen a los humanos.
Hoy
el silencio se posó sobre mis libros
llegó a mi casa
selló mis labios
calló mi boca
ató mis dedos
El silencio
acecha mis palabras
cuando quieren escapar
de la atadura obligada,
de la censura previa,
de los testigos ocultos
El silencio
se lanza sobre mis palabras
las devora feroz
las infecta de terror
las asesina sin piedad.
Danzan los árboles,
abrazados al viento, que lleva el ritmo,
agitan sus hojas, con ondulantes movimientos,
agitan sus ramas desesperadas
susurros, silbidos, crujir de ramas, caída de hojas,
éxtasis de la danza que ya baja a la ciudad.
Quietud de bestias, que tiemblan temerosas.
Tira el viento de tu falda,
cabalga sobre las ondulaciones de tu cabello,
recorre presuroso las partes de tu piel desnudas,
travieso, veloz, inquieto,
una y otra vez regresa para jugar contigo,
una y otra vez tira el viento de tu falda…
Cajas destempladas
asesinas
mi esqueleto frío
plegado, sisado en cajas o cartones
en túneles o tornos
en cañones de escopeta
en estampido de cardúmenes
en jauría roedora
en papilla fértil
en deyección
sentina
y corredores últimos
la loba, el alma
la carnicera abstracta
el manillar de plata
Hemos llegado hasta aquí
¿quién?
Lo poco que sé se oculta con un disfraz que
le regalaron a mi madre hace infinitos años
y que provenía de Siam Me presenté a la
fiesta con él y pronto descubrí lo raído y miserable
que era Se pensó que en ello residía
el estilo (siempre que no se distingue el estilo
se lo supone inmenso puesto que no se ve)
Pero yo sabía que era prestado
aunque un recuerdo muy vago de quién era
ella me impedía reconocerlo como ajeno
El Castillo
se vendía de pie se enajenaban objetos preciosos
que la gente no alcanzaba a pagar ni tampoco
deseaba Por esto es seguro que aún hoy
permanece como entonces erguido y soberbio
con la remota intención de entrar en subasta
pero sólo para verificar el deseo de quienes pasan
Que el lenguaje fuera una cadena
porque el tiempo lo es
nos hizo dudar del tiempo
hecho de instantes
sustantivos que la memoria adverbia
como un torno en busca de la tierra
en un punto cualquiera del planeta
o el bailarían la danza
girando sobre si
Dijimos el tiempo por los instantes
el lenguaje por las palabras
para aliviarnos del lento trance
de cada instante
de cada palabra
¿Hasta qué punto su rostro guarda las impresiones
de la vigilia,
el paisaje visto a través de la ventanilla
descifrado por momentos;
hasta qué punto su rostro tiene interrupciones?
Sentada frente a mí
era un Buey Apis que era
una vieja actriz de Hollywood
pues anunciaba la vejez en sus rasgos
no definitivamente añeja
pero ya próxima.
Cómo disolver una casa la estructura
de canela simple sólida en la memoria
los travesaños de letras de molde
y las ventanas que enmarcan un único paisaje
lívido de la infancia
Cómo estallar la ceniza y absorberla
por un agujero negro o mejor luminoso clarísimo
que brille hasta el fin y se apague
cómo no entrar ni salir que no haya un porche
ni una escalera ni una sala ni una madre
al fondo de un sillón y un hermano por siempre en el baño
descubriendo su adolescencia
Cómo una vez la casa quieta borrar
la ausencia del padre
instalada con rabia de polvo en el vacío