Nada en el mundo te alcanza todavía:
son tus labios de sombra,
y tu voz un fantasma.
Has surgido a la luz para mis ojos,
y te aumenta mi sangre,
y te encumbran mis venas.
Ya sin saberlo te acercas a tu forma,
y encenderás la llama
en la incesante noche que te espera.
Y sin saberlo escribirás tu nombre,
tu no nacido nombre, entre mis labios.