Redondillas al hábito de Fray Pedro de Padilla de Miguel de Cervantes y Saavedra

Hoy el famoso Padilla
con las muestras de su celo
causa contento en el cielo
y en la tierra maravilla,
porque, llevado del cebo
de amor, temor y consejo,
se despoja el hombre viejo
para vestirse de nuevo.

Cual prudente sierpe ha sido,
pues, con nuevo corazón,
en la piedra de Simón
se deja el viejo vestido,
y esta mudanza que hace
lleva tan cierto compás
que en ella asiste lo más
de cuanto a Dios satisface.

Con las obras y la fe
hoy para el cielo se embarca
en mejor jarciada barca
que la que libró a Noé;
y, para hacer tal pasaje,
ha muchos años que ha hecho,
con sano y cristiano pecho,
cristiano matalotaje,
y no teme el mal tempero
ni anegarse en el profundo
porque en el mar d’este mundo
es plático marinero,
y ansí, mirando el aguja
divina, cual se requiere,
si el demonio a orza diere,
él dará al instante a puja.

Y llevando este concierto
con las ondas d’este mar,
a la fin vendrá a parar
a seguro y dulce puerto,
donde, sin áncoras ya,
estará la nave en calma
con la eternidad del alma,
que nunca se acabará.
En una verdad me fundo,
y mi ingenio aquí no yerra,
qu’en siendo sal de la tierra,
habéis de ser luz del mundo:
luz de gracia rodeada
que alumbre nuestro horizonte,
y sobre el Carmelo monte
fuerte ciudad levantada.

Para alcanzar el trofeo
d’estas santas profecías,
tendréis el carro de Elías
con el manto de Eliseo,
y, ardiendo en amor divino,
donde nuestro bien se fragua,
apartando el manto al agua,
por el fuego haréis camino;
porqu’el voto de humildad
promete segura alteza
y castidad y pobreza,
bienes de divinidad,
y ansí los cielos serenos
verán, cuando acabarás,
un cortesano allá más
y en la tierra un sabio menos.