Retrato del poeta como un duende joven (I) de Heberto Padilla

Buscador de muy agudos ojos
hundes tus nasas en la noche. Vasta es la noche,
pero el viento y la lámpara,
las luces de la orilla,
las olas que te levantan con un golpe de vidrio
te abrevian, te resumen
sobre la piedra en que estás suspenso,
donde escuchas, discurres,
das fe de amor, en lo suspenso.

Oculto,
suspenso como estás frente a esas aguas,
caminas invisible entre las cosas.
A medianoche
te deslizas con el hombre que va a matar.
A medianoche
andas con el hombre que va a a morir.
Frente a la casa del ahorcado
pones la flor del miserable.
Bajo los equilibrios de la noche
tu vigilia hace temblar las estrellas más fijas.
Y el himno que se desprende de los hombres
como una historia,
entra desconocido en otra historia.
Se aglomeran en ti
formas que no te dieron a elegir
que no fueron nacidas de tu sangre.