es sutil el origen de estas islas,
que trae la noche y vienen con el sueño.
Algo que, digamos, hubiera quedado irresuelto en el pasado
aunque es inútil buscar, retrospectivamente,
cicatrices o indicios de angustia
en las calas cubiertas de resaca,
en el pueblo negro de iguanas
sobre la costa catatónica:
la búsqueda podría,
como un detective distraído, fabricar pistas falsas
o adulterar las verdaderas. El mismo velo espeso
que cubre lo que ha de ser cubre el pasado:
los dioses se ríen de la ansiedad excesiva
que los hombres tienen por conocer el futuro;
y peor aun que soportar su burla
es ver pasar a la ninfa Asterie, la única
a la que es dado volar hacia su infancia.
Allá va, atraviesa Sullivan Bay
y esas manchas oscuras son galápagos
apareados hace horas, los acuna
el tumultuoso mar.