Estás bajo mi lámpara dormido
y en sueños luchas, gimes, te retardas,
estás bajo mi lámpara y te guardas
como si bien despierto fueras ido.
Huyes quizá, tu pecho está vencido,
pero buscas mi mano y te resguardas,
respiras hondo y el aliento tardas
como en rotunda vocación de olvido.
Porque el sueño y la muerte son hermanos
me asusta tu conciencia de esqueleto,
de relámpagos, hielos y veranos,
tu ya no ser tan siendo tan completo,
tan paradoja fragua de gusanos.
Y dormido te quiero y te respeto.