Tal vez naciste para ser motivo de Carlos Sahagún

Huyendo de mí siempre,
a mí me sigo.
Juan Boscán

Tal vez naciste para ser motivo
de estos versos y no sustancia mía,
fuego de mis palabras, no madera
de aquellos bosques donde tantas veces,
hijos del alba, nos perdimos.

No eres de carne, eras de viento en furia.
Viniste y me tiraste el alma abajo;
No eras de carne, pero no te puedo
olvidar.

Si algo que es tuyo se ha perdido lejos
como un relámpago en la noche, dime,
dime tú, estrella que en el pecho llevo
‘qué podemos hacer, a qué lugares
voy a traer, mi corazón. La historia
es sencilla y es triste. Recordarla
sería también sencillo y triste, pero
ya para qué, si tú no estás conmigo.

Salgo a la calle. Un nuevo día crece,
pero me daña sin piedad. El sol
pone en las cosas su calor antiguo.
Pero no me conoce nadie. Nadie
-la flor de aquel jardín, el agua mansa
de aquel estanque, aquellos montes grises,
tanta ceniza repartida-, nadie
sabe mi nombre, este es el fin. Aquí
se termina la historia.