A lo lejos,
los espantapájaros distantes
se hunden en su gloria.
Escuchar la máquina contestadora,
descubrir que nadie llamó
a tiempo.
Haciendo turnos
en las filas
y los itinerarios,
las criaturas se excusan y no saben por qué.
Promueven sus sonrisas frías,
mientras silban canciones
de décadas irreconocibles.