Tranquilo el tonto en su moral penumbra
vive feliz, porque su fe palpita;
jamás la fiebre de saber le agita,
ni la falta de luz le apesadumbra.
El sabio con la gloria se deslumbra,
y entre la duda y el dolor medita;
porque el talento es lámpara maldita
que los horrores de la vida alumbra.
La tierra es para el tonto paraíso
en que viene a medrar gordo y contento;
y por la tierra el genio va indeciso,
triste, humillado, pesaroso, hambriento,
que Dios formó a los tontos, porque quiso
abatir el orgullo del talento.