Belleza del astrónomo

El Sol que nos alumbra
no es un sol presente:
ocho minutos tarda
en llegar a la Tierra.
Cuando dejas la casa
la hermosura prospera:
tu perfume en la cama
lentamente madura
como un sol generoso
que en presente redime
la pequeña hecatombe
de la alcoba desierta,
la memoria viviente
de dos planetas solos
que entre veinte millones
se encontraron.

 » Leer Mas…

Los bares del sur

De gitana los ojos;
las ojeras, victoria de la noche.
De renovado mármol la epidermis.
Mascarones de proa, los dos pechos
navegan por el mar de los sargazos
entre ardidos, piratas y sedientos.
Los zapatos celestes, grande y honda la herida
del taconear ligero y de la falda
que, igual al escote de la blusa,
busca el ojo cerrado del ombligo.

 » Leer Mas…

Razones del samurai

Para mi madre y mis hermanos

Nada que no tuviera
el antiguo sabor de la derrota:
el inútil trabajo del incendio
o la mitad del bosque;
la cólera tejida de la espuma
—corona, un solo instante,
del encaje del mar sobre la roca—,
espejo aliado fue de sus acciones.

 » Leer Mas…