¿Adónde voy
después de la renuncia?
Sin tus ojos
sin los hijos
sin el árbol de mi patio
sin mi perro
sin un nombre
ni un camino
¿Quién seré?
Aprendí todo de memoria
hasta el camino a ti.
¿Adónde voy
después de la renuncia?
Sin tus ojos
sin los hijos
sin el árbol de mi patio
sin mi perro
sin un nombre
ni un camino
¿Quién seré?
Aprendí todo de memoria
hasta el camino a ti.
Sapos de piedra
en la tarde
que empuja el viento
mientras el agua canta
hasta reventar
el sentir.
Mis ojos se fijan vacíos
llenos de volcanes que atardecen
chapotenado entre las aguas
y tu presencia resucitante
se vuelve azul
de repente.
En la Primera Comunión de Sebastián
El cuerpo y la sangre de Cristo
Amén.
Buscando la vida eterna
empiezan por saborear
el cuerpo de Cristo
y terminan
comiéndose los unos
a los otros
sin la menor piedad.
No estoy.
Estoy CERRADA POR INVENTARIO
hasta nueva orden.
Vean las cortinas oscuras
que he colocado
para que nadie se atreva
siquiera a tocar.
Más cerca de la muerte
que entonces
necesito saber cuánto de mí hay
cuánta desnudez me queda.
Comienza mujer
por escribir en los muros
con las uñas.
Para salir de prisión
sólo recordar
la palabra
la mano
la cerradura.
Día tras día mide
el tamaño de tu cárcel
recorre
el suelo por sus esquinas
la mirada
más allá del miedo.
Éstos son los cuerpos
de amantes que recuerdan.
Cuerpos tatuados en lechos verdes
y resucitados en la humedad
para recibir la partícula invisible
del amanecer
y agotarte y agotarme
hasta la última gota del diluvio.
Líneas dibujando líneas.
Hoy
aquella joven se casó.
Mañana
seguramente se cortará
el cabello
se pondrá pantuflas
y será tan vieja
como su mamá.
lo llevo en mi frente
y en mi sexo.
Es olor de piel humedecida
con lengua de gato negro.
El olor de tu mirada
espía perdigueramente
mi deseo.
Es olor de pan caliente
hecho en horno de leña
que se enreda en mi cabello
recorre mis senos
y me hace temblar
el presagio del vuelo.
Me voy de tu tierra
de tus raíces
de la patria de tu amor
porque quiero vivir
con las alas extendidas
y la sonrisa puesta.
Me voy de tu vida
buscando la mía.
Dicen que el exilio
es infierno y nostalgia.
es mujer de cabellera rala
y garganta seca.
Vieja de piel agrietada
lagrimea mientras camina
a tientas.
La tierra se queda ya
sin savia en las venas.
Está sentada
cansada
meciéndose
en el balcón.
No se oyen
pero escuchan.
Están sentadas
en la parte de atrás.
Cuando por fin alzan la mano,
descubren el rostro
de una palabra
con ojos de liebre asustada
que huye
de las cocinas
de los cuartos
y las salas
para asomarse
-aunque sea por un instante-
a un lugar sin paredes
pero con alma.
Mis primeros zapatos
eran desnudos
de niebla y estrellas
cosidos con agua de río.
NACÍ DESCALZA.
Descalza y húmeda
por si me olvidaba
de la huella.
Demasiado pronto
encerraron mis pies
y empecé a olvidar
el olor de la tierra.
Se vistió la mujer
con viejo vestido
de flores rosadas
de seda y hastío.
Se vistió de silencio
prudencia y olvido
se vistió la mujer
con el mismo vestido
de las viejas mujeres
del mismo destino
de las mismas historias
de los mismos caminos.
Somos dos soledades
que se beben
el amor impostergable.
Dos osadías
que se atrevieron a amar.
Dos biografías
escritas en papel y carne.
Llegué a ti desde mi ávido pasado
y llegaste a mí desde tu historia sedienta de
amor.
Para endulzar tu saliva
tu sangre
y la humedad de tu cuerpo
usaré veneno.
Te veré morir
lentamente
en este lecho
entre manos de agua
y leche.
La palabra que te ama
recorrerá tu cuerpo.
Trituraré la caña
y cuando hable
será jugo para ti.
Se hará nada
en los laberintos
de tu pensamiento
y endulzará el ayuno
de tus recuerdos.
Se derramará
pegajosa
entre tus dedos
te provocará
te llamará
te comerá por dentro.