Las campanadas tienen duende
y las fuentes son nómadas.
Los árboles extienden su cultura
con la amistad del hombre
y se hacen confidentes, marineros.
Hablo de la ciudad muy bien mirada
por ti: inventada hasta el colmo.
Aquí se da cobijo a los que se aman
y se desacralizan los relojes.
No hay violencia ni incuria:
un caballo dará paso a un cangrejo
aunque no anide mar el horizonte.
Hablo de la ciudad con mirador
hacia todas las otras.