nacer es aquí una fiesta innombrable
José Lezama Lima
Ya la patria no es nada:
Ni un recuerdo, ni un anillo, ni los padres
aquellos
que alguna vez se amó
y que por compasión la tierra
acabó por tragárselos.
Ni la playa desde la cual venía a contemplarnos
el ideal,
pues otras playas del mundo se nos han interpuesto
y sus aguas enturbia malsanamente la memoria, esta
torpe insistencia
de la nostalgia en que no debemos confiar.
Ni aquellos callejones y azoteas desérticas donde hacerse al amor,
ahora que tantas calles del mundo nos han transitado.
Ni la cobriza turgencia de una piel cuya ausencia
disímiles pigmentaciones nos llevó a conciliar.
Ni la sorpresa que ahora dudamos si lo fue.
Ni aquel viento conforme y escaso, milagro
únicamente concedido al llegar junto al mar.
Ni siquiera la infancia, prematura vejez asumiendo
una falsa inocencia y ocultando su espanto.
Ni tampoco esas cuatro letras que podría
pronunciar aquí como un conjuro o un bálsamo
serán más nunca mi patria,
aunque consten en toda acta oficial y nacer
fuera allí
alguna vez, para alguien,
una fiesta innombrable.