«Tanto de meu estado…»
De cómo estoy me hallo tan incierto
que en vivo ardor temblando estoy de frío;
sin causa alternamente lloro y río;
abarco el orbe pero nada advierto.
Es todo mi sentir un desconcierto;
un fuego el alma, la mirada un río;
de pronto espero, al punto desconfío;
ora divago, de repente acierto.
Estando en tierra al Cielo me levanto;
milenios son mis horas; ningún .día
he podido vivir sólo una hora.
¿Pregúntasme el por qué de este quebranto?
Responderlo no sé… Tal vez sería
sólo porque os miré, dulce Señora.
Versión de Carlos López Narváez