Estoy cansada.
Cansada de caminar
de buscar y buscar
la sonrisa de mis hijos
sus grandes ojos tiernos y dulces.
Quiero escuchar su voz diciendo
‘mamy, te queremos’.
Quiero sentir sus besos
sus caricias en mi cabello.
¡Qué soledad y tristeza adentro!
Sólo Dios conmigo.
El y la esperanza quieta
profunda, adentro de mis ojos.
Dame fuerzas, Señor y Padre.
Necesito mucho de tí.
No me abandones…
¡El camino es largo
y aún no termina!