Entonces, sólo entonces (5) de Luis Cardoza y Aragón

Olvido y sombra lenta
y sangre sobre plata.

Frente a la dulce muerte,
dulce siempre como la luna nueva,
ceniza y jaramago.

Fervor de cielos altos,
oh mis huesos,
nocturnos minerales.

En la piedra reposa
la sangre no nacida.
La tristeza
de los hombres futuros.

Muy lejos de sus brazos
tiembla el agua
como niña desnuda.

Apagad vuestra sed en el espejo
como un ascua, como pústula viva
o grito de socorro en el desierto.