Maelstrom (Fragmento)

El día no quiere despertar
en ti mis sueños se prolongan
lo real imaginario
vivo despierto en tu diluvio
trébol de tiempo de una sola hoja
de ti a mi sueño no hay distancia
te había soñado pero eras real
como un vilín germinando
como un surtidor de cimitarras
como una catedral
ardiento den la alta noche en la mar alta
yo no quiero dormir solo
en la incestuosa noche fraternal
cuando no estás me acompañas
y porque eres verdad puedo tocarte
en tu cielo giratorio
en tus palacios errantes
como jauría de arpas carniceras
como el vino el ángel la ventana
como una cornucopia de centellas
cuando mis tigres saltan en tu cama
el mar tiene la forma de mi amor
llueve dentro de mí tu rosa bárbara
tu carne es mía bajo la guillotina
besamos el sol cuando nos besamos
gracias doy a la vida
tu amor tiene la forma del mar.

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Soledad (V)

Yo canto porque no puedo eludir la muerte,
porque le tengo miedo, porque el dolor me mata.
La quiero ya como se quiere el amor mismo.
Su terror necesito, su hueso mondo y su misterio.

Lleno del fervor de la manzana y su corrosiva fragancia,
lujurioso como un hombre que sólo una idea tiene,
angustiadamente carnal con la misma muerte devorante,
yo me consumo aullando la traición de los dioses.

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Tres poemas

Deja los lirios, cielos, vanidades
de la utilería de vaguedades.
Gloria de la materia necesaria,
¡oh, absoluto unánime en un cuerpo:
infinita pleamar en un segundo,
vientre elemental, muslo concreto!

2

La realidad no tiene realidad
la realidad es el deseo
hace el deseo la realidad
real la realidad torna el deseo
el deseo es la realidad
vuelve la realidad sueño el deseo
realidad o deseo del sueño
sueño es la realidad del deseo
y deseo la realidad del sueño
deseo sueño realidad espejo
de Narciso trifásico en su infierno.

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Volvía a casa

Volvía a casa entre disparos y engañadas multitudes
ciegas en su tormenta, amado pueblo mío.
Qué trágico, qué duro, qué cruel nuestro destino
de arar sobre el mar y que la luz te enlute.

Desasosiego físico, que podía palpar
como un dolor de muelas en el alma,
me saturaba el cuerpo: zozobra que era náusea,
entre certeza y duda de tu verdad mañana.

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