Animalia

nos movemos en el aire del soliloquio
en la jaula de bejucos con fiera a bordo
y tití grita que grita
para que no le hagan mala cara y lo dejen irse
hasta la copa del árbol a gritarle obscenidades
a las cotorras en legión y guacamayas
haciendo una fiesta de colores
para que los ojos no se olviden del cielo
y del arte del vuelo
en las grandes esferas de transparencia y viento de oro
con briznas que son golondrinas que son cartas de amor
que son canciones de un niño
extraviado en la inmensidad de un relámpago
mientras los venados
contemplan a la perdiz alejarse
hacia la fronda de muchísimos arbustos
caminos abiertos por animales que andan en manada
como el sahino
piénsese en el olvidado ponche
en la soledad del armadillo tan evasivo del sol
parece que nos espiara desde su túnel en la montaña
por donde se mueven los hijos del tigre
y sus hermanitas menores
ya listas para saltar
sobre un animalito correlón pero no tanto como ellas
tan precisas en sus dentelladas

no nos queda mas remedio que sentarnos sobre una piedra
a esperar al perico ligero o perezoso
para saber todo acerca de la paciencia
y la abolición del tiempo
que es algo parecido a la eternidad contemplada
por la iguana inmóvil de éxtasis místico
viendo el origen de las tormentas y la explosión de la luz

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Ante un grabado de Escher

La mantis religiosa cabalga un muerto.
Ese es su rito a las estrellas esta noche.

Nos cobija un cielo de remota luz
Un antiguo oficiante yace muerto.
Cuántas historias atraviesan sus ojos
Cuántos conjuros rebotan en los ángulos
de un palacio sideral

La pulsación de las estrellas
le trae noticias de canciones
holocaustos en ofrenda al viaje de la luz

La mantis religiosa parece poseída
por las palabras que el muerto no dijo

El resplandor lunar hace la densidad

¿Quién quedó detrás de las ventanas
observando el recinto donde todo calla?

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Con muslos de damas toledanas

Con muslos de damas toledanas
están abullonadas mis almohadas

Mi sombrero de oro
lo luce el Arcángel del Dragón

Mientras llueve anís
la música y sus tribus
avanzan a ínsulas de ónice

Parecemos cortejos del Véspero
un robledal que flota
en la exhalación de las
caléndulas

Cielos hacen una espiral
sólo perceptible
desde un útero
parecido al vacío
siempre girando
en el dédalo de su preñez

La difuminación
de las Auroras
es el teatro de las muchachas
saltarinas en las esteras del Relámpago

Todo se verá dorado
cuando la membrana negra ocupe su trono de luz

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El espejo negro

Atraído por la visión de un árbol, camino por la sabana, hasta extraviarme
en su paisaje. Su tallo, abarcable por ocho hombres en círculo. Tan alto
que aves migratorias se desvían de su ruta, allá lejos, imantados por su
presencia. Palacio para pájaros.

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En el parque

los músicos del aire son las flores
que flotantes semejan señoritas
vestidas con un manto de pájaros
en el parque donde la gente el domingo
deambula soñando castillos de crispetas
y caminan como si viajaran
en alfombras de mariposas
para que los poetas se inspiren
mientras un caballo
sacude con el rabo
las moscas del aburrimiento

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En voz alta

I

¡Escuchen: un desierto nos llamará a juicio!
¡No olviden las amígdalas en los cestos de basura!
¡Aleluya: la tierra reclamará lo suyo!
¡No se lleven los violonchelos de jade!
¡A trepar el monte del papagayo mudo!
¡Escuchen: las mandarinas se niegan a ser guardadas
en la bolsa de valores!

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Este carnaval

Este carnaval
ganó la batalla
esparció espigas
del oro del trigo intangible
que reluce entre lo que no se ve

¿Qué no se ve?
El fotógrafo

Digamos que no se ve
el sonido del verde
excepto si percibes su olor

El óleo verde huele a trementina
y el verde ¿a qué huele?

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Invocación

I

De plomo
el cielo es el pecho de una momia
molida a manotazos
De plomo
el cielo colmado de puños que apagan el sol
en ojos de niños
II

Niño que destrozas la flor
con gestos que te abominan

en el vértigo de la luz
tu pasión se desvanece

Niño de manos cortadas

desde la azotea
donde ancianas y un muerto
juegan a los dados

los brazos de tu muñeco
son arrojados

Niño que oteas
nidos de golondrinas

esplendentes

tus ojos
vuelan

III

Niño
tú yaces junto a la laguna
tu torso en la penumbra
tus pies son mojarras amarillas

tú te quedas absorto
como aquel que escucha por última vez
el aullído de un perro

la tarde
vertiginosa
te invade

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La flauta persigue a un animal de ruido

la noche destila su licor en alambiques de música
las piedras del corazón se metamorfosean en aves de remoto canto
voces en laberintos sonoros circundan los deseos

janis joplin le ordena a los volcanes que rompan el cerco
sus nervios hacen la red donde caen todos los tramposos
en el mapa de huesos de indios

con lo que quede de américa latina quieren hacer unas decenas de mortadelas
como lo último que quede en los supermercados del infierno

los nervios se sublevan para dar paso al delirio de una guitarra eléctrica
ejecutándose entre despojos
de hombres masacrados en los campos de arroz
por sicarios de west point

una música acabará con todo este delirio de los monos de hombres
estampados sus huesos en la radiografía de un ave carroñera

un gran ruido los despertará a todos cuando menos lo esperen
en el magisterio de sus ocupaciones cotidianas
y ya no podrán tomar la leche ordeñada a la cabra tetas de oro

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La muerte

La muerte es un espectro
que no tiene ojos
ni oídos

Es una cosa sin rostro
experta en relaciones
públicas

No se baña
pero canta en las lagunas
y usa tu nombre

Se sabe de memoria
todos los números
de teléfono
y le ordena a las momias
que nos den un besito

La muerte
antes de existir
no sabía que iría al cine
y a ti se parece
cuando te miras
en un espejo de sangre
cuando te quedas
sin brazos
y se te cae la cara

La muerte
es una autosugestión
crónica
es un problema psicológico

La muerte
es una alucinación colectiva
que se convirtió
en un suceso tan real
como un mordisco

La muerte
debería cambiar de oficio
debería volver
a su burdel de sombras
y que por favor
no me moleste

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La niña

hipnotizada por la danza de sombras
entre el follaje del bosque petrificado
la niña flota en el vaivén del viento de la tarde
que un pájaro azulejo se lleva en el pico
rumbo al disco ensangrentado del solequilibrista
sobre el hilo del horizonte que es la cuerda del arco iris
diadema de la niña que retorna con la música
salida del jardín de siemprevivas
para perderse en el pabellón del oído de la dama
que parece un trigal
por obra y gracia de una brisa permanente de tibieza

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Llegan las mujeres

Llegan las mujeres
a servir copas de lágrimas

para que mi bestia de luz
libe
para que el humor
haga estallar de risa
el océano negro de sus angustias

Sufren por los hombres
-sus hijos
es decir
sus novios
que rompen cítaras
en su amor-
y flotan con la mujer
que de mi sustraen
buscando la muñeca de su infancia

Carcajean cuando les digo
que no soy una muñeca
sino un burrito en el pesebre
de la niña velazqueña

También les digo que serán mis hijas
cuando masacren una rana y un cuervo
con placer inaudito

Si eso hicieran se convertirían
en niñas azules

Veo el oro fluir de sus lágrimas
Veo un prisma violeta
entre brumas azul de Prusia
Veo un punto blanco
donde el oscuro se diluye
Veo caballos en establos de éter
Son rayos

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Los adivinos en la asamblea del aire

los adivinos en la asamblea del aire
se van con las canciones
que rebotan en hombros de mármol o en platos de bronce
donde reposa la estatua de una uva o el piélago de vino
la rada de sangre de una virgen
que dejara sus menstruos
en el cuenco de un sabio
muerto desde días inmemoriales
en posición de escultura
a punto de ser confinada a un hueco
por el que se cae no se sabe a dónde
y por el que se accede quien sabe a qué

después de la algarabía en los palacios
rebuznan los asnos del tedio
bosteza una lápida
los muertos arrastran sus canastas de odio
sin importarles el tintineo o el garbo de la dama
que camina bailando con la gracia de su copete
rodeado en espiral
por una cinta azul

así representaríamos a Melancolía
en una plazoleta de pueblo

regresa de una jornada de toros
por no decir cornada
con vestuario en múltiples tonos del rojo
hasta desfallecer
jaspeado de sangre de adolescente
sacrificado en los carnavales

***
melancólico se percibe el hálito de las muchachas
envueltas en túnicas de nube errabunda en el azur

apoyadas en sus codos sobre la mesa de marfil
hacen círculo en torno a una esfera de inscripciones
talladas con el cincel del relámpago que las trajo
al reino de sopor y muerte
donde cantar es reír al rayo
una irradiación violeta las protege de los lascivos
para que no se manchen sus atuendos ni sus pieles se ajen
para que siga el hilo de sus risas sonando en las alcobas
donde todo permanece intacto

aluviones de tedio
traspasan las miradas de los cejijuntos
y de las damiselas en legión
por avenidas de paredones ocres y viento ferruginoso
con aldabones en puertas que se abren
hacia unos patios de ultratumba
vistos en el cine del intersueño

***
nos miramos para romper el pedernal que esconde las caricias
en un océano negro
donde rayos de piedra
iluminan a los más incógnitos peces
hechos de barro amasado en soles

la pasión de los árboles
impulsa la savia del día que germina en risas

en surtidores de vino se esconden
los signados por un licor más ágil que la llama

caparazones de escarcha envuelven el sonido
que cambiaría el rumbo de las aves

en campos de ceniza
manos ortopédicas
semienterradas dicen adiós

***

vamos llegando a los bosques ígneos
a los lagares de fuego ante los que
pájaros con picos de piedra
ejecutan un piano de huesos

vamos bordeando la hora giraestallante con umbelas de música

las espirales del viento se llevan nuestros amores hacia islas de alborada
y en las catedrales de las nubes tornasol invade los recintos
afluentes del gris y del rosa
se mezclan al caer en cascadas de una finísima arena sideral
describiendo en su caída
magnificas arquitecturas al tránsito del ojo

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raPAZ

Paz hecha a semejanza del rayo
En la noche circundada de gritos
Junto al estuario de los niños asesinados

Guerra sin tregua la paz del ahorcado
La paz de los perros sin huesos
La paz a la medida del colapso
La paz en remolinos del río de las decapitaciones

Dame la tormenta dame el vértigo
Dame la guadaña dame el tambor
Dame la danza dame la voz
Dame los nervios dame la lengua del sol

Paz de tendones rotos coronada de luto
El aura de tus ejércitos es una llama negra
Paz rostro de mosquita muerta
En tus lodazales se retuercen los torsos del suplicio
Paz que alguna vez fuiste hermosa como una adolescente
En tu sosiego se atascan cadáveres como moscas en la miel

Tráeme, oh Paz, tu collar de dientes de perra alegre
Tráeme, oh Paz, putita mía, la espada de un arcángel
Tráeme, oh Paz, mamasantona de pueblo, el cáliz de los futuros osarios

Un girasol y una vaca ametrallados

Paz paz paz

Te muerde el cuello una fiera rapaz

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Un hilo de música

un hilo de música nos extravía en grutas. animales de sangre caliente
resoplan en nuestros oídos.
nos movemos a tientas, casi asfixiados de pánico; casi paralizados por la
inseguridad del próximo paso, por el presentimiento de un abismo y
estalactitas de filoso alabastro atravesando el cuerpo.

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