Abandono

He medido en tus ojos, mudamente
todo el mal de mi horrible
desamparo de amor. No me has querido
nunca, y no me querrás. Ya no me vale
buscarte en otros ojos de mujer.
Yo te he perdido para siempre cuando
he sentido vibrar sobre tus labios
el asco de tu espíritu al besarme
No me has querido tú, que me comprendes
no me has querido tú, que eres tan buena,
no me vale buscarte en las demás…
Seguiremos tú y yo, pues que lo quieres,
por esa senda que te mostré un día
blanca de luna y de serenidad.

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Amor

Vendrá una hora blanda, y yo le diré: –vamos–;
Y ella, sus manos dulcemente me tenderá…
Nadie nos verá ir por el blanco sendero…
Y nos alejaremos, para no volver más…

Y en la paz de sus ojos se copiará el camino
Todo lleno de luna y de serenidad,
la noche elevará vibraciones lejanas…
y nuestros labios, juntos, nunca se saciarán.

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El cansancio eterno

Finalizó en silencio mi poema de amor,
y no hubo ni ruegos, ni desconsolación,
¿Por qué?… Me está sonando a hueco el corazón.

Sólo quedó en mi espíritu, enfermo de dolor,
El eco agonizante, suspenso, de una voz
Que se fue modulando esa suave oración
Que reza por el alma de aquello que pasó…

Voy sintiendo como, de nuevo, mi cadáver
Torna a ser el paciente conductor de mi carne.

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La hora ciega

Sé que no es mi destino el que me lleva
a desoír las voces interiores
que a muchos nada dicen. Sé que hay algo
en mí, que tiene aquella efervescencia
de los fuegos internos. Inquietudes
de locura que estalla. Palpitantes
angustias de corrientes subterráneas,
y a veces, fugitivas claridades
que alcanzan hasta el labio…

Pero la vida está sobre el espíritu,
y el amor, que adormece los cerebros
con sus horas internas, y esa íntima
musicalización que nos arrastra
irremisiblemente, hacia las bellas
trivialidades de horas blancas….

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Letanías enfermas

Alma romántica, alma inquieta ,
Deja tus sueños sin hilar;
Deja tus sueños… su silueta
Ya no da sueños que soñar.

Alma, despierta, y sé discreta
Y sé secreta en tu llorar…

Amor, que como en fatuo fuego
Me iluminaste el corazón
Y me llevaste como a un ciego
Por tus senderos de ilusión…
Único ideal… ¿por qué tan luego
Te fuiste de mi corazón…?

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Los responsos sentimentales

No lo busques, que ha muerto ahogado entre tus manos,
sin alcanzar hasta tus labios.

¿Se enredó acaso a tu alma el perfume del muerto,
blando perfume a sangre y a recuerdo…?

Siempre es grato el sabor de las cosas lejanas,
únicamente es bello es ayer y el mañana…

Sólo quedan cenizas de aquel fuego, y al fin
volarán por mi espíritu, tiñéndolo de gris…

Suele decirse “Amor” sólo una vez; porque el
corazón da las mismas flores sólo una vez….

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Visión

Tristeza vaga, inquieta, suave…
penas que nunca hemos tenido…
añoranzas… ¿de qué?… Dios sabe…
tristeza vaga, inquieta, suave…
penas que nunca se han sentido…

Nostalgia, desorientación,
conciencia de no saber nada…
resignación de ciego, helada;
ciega, brutal resignación…
¿se habrá podrido el corazón
en la mitad de la jornada…?

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Y vagar

Naces, entre dolores
para dar a la muerte un nuevo cuerpo
que llevas a la nada,
seguir entre quimeras,
para alcanzar hasta los desengaños;
amar sin ser amado
para saber de las desolaciones
y conocer entonces
que la grandeza del alma es una horrible
ironía de Dios…

Y tener un cerebro que nos haga
saber serenamente
que nuestro propio mal a nadie importa;
y, al fin de la jornada,
abandonar el cuerpo a los gusanos
y seguir caminando.

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