¡Oh, Dios! tú eres piadoso:
Misericordia y clemencia
son tu virtud y tu esencia
para este mundo afanoso.
¿Por qué a nuestro padre Adán
del Edén echaste, cruel,
si las que juzgaste en él
culpas, en tu mente están?
Si por fiel perdón me dieras,
no es tal tu piedad sublime:
El perdón sólo redime
al que es pecador de veras.