1
En los espejos
diez esferas y diez decires
especulan a libro abierto:
la luz del ojo brota de la pupila
de la siempre sorprendida.
2
Pintar el mundo al revés
es recordar:
la risa del rey estalla
sobre la corona y la volatiliza.
El camino lleva a Gerona.
3
Las letras se combinan
con agua, tierra, madera,
piedras, cañas y hierro:
mientras Belleza juega
llegaré al observatorio.
4
En el universo de las notas
la armonía se define
en el peor dibujo del triángulo:
soy Antonello da Messina,
el de las trampas visuales.
5
Baúl abierto de las sustancias.
Viaje en círculos de lo que creo es.
Las pirámides, los rombos y los hexágonos
se divierten con la flor:
trazo lo oscuro y el poema se imagina luz.
6
Emana la sombra de la forma
y de la forma las desapariciones.
Mientras más se mira menos se ve:
la síntesis de todo y su opuesto
es llama propia en el interior del baúl.
7
El tejido de esencias
se hace ave, rombo y espiral.
Los sueños maduran entre los hilos
de la clave de sol hecha semilla:
el libro mudo es reflexión de azar.
8
El tiempo reposa en su apariencia
y las que soy yo viven en las paredes:
el juego de manos se resume
en un teclado que ríe peligros.
Quiero que la silla abra su nido.
9
Sin querer parecerse a nadie,
sin ser nadie,
se llega al silencio
que se parece a todo y es todo:
bordo el manto terrestre.
10
Cuando de apariciones se trata
los ojos y el alma forman el reino.
Cuando se habla de desapariciones
la consonancia se disuelve en el espejo:
dime si es hora de trazarte.
11
La niñez es una caravana sin eje:
en el medio del cero
la semilla de mostaza camina a paso lento.
Mi proceso de iniciación fue
un peregrinaje a la memoria.
12
Para emprender la búsqueda
no vale lanzarse tras el espejo:
abandona tu nave en la humedad del puerto
que el viento es favorable
y la ribera quietud y visión interior.
13
Los profetas ya no están
y los sabios son ausencia:
los sueños son ahora profetas y sabios
bienaventurados en tus santuarios
de 32 pilares matemáticos.
14
Angelo Milfastos en tu barquito pintado
ibas a dejar caer tu cuchillo en el agua:
el mundo se despoja de los ojos
y el microcosmos nos levanta por el aire.
Sin títulos me muevo por el pabellón de los cangrejos.
15
Regresamos a la fuente de los sueños y vemos las voces:
leámosnos hasta la saciedad
(desterremos el color azul y seamos astutos)
despiértenos la música, cantemos el «Lekha Dodi»
en la armonía del telar de las hadas celtas.
16
Si la jornada está hecha de metáforas.
viajemos con el vagabundo, carta del tarot o cuadro:
no hay criatura más preciosa que un gato
para el alma volar tras su memoria.
Dentro de la visita al pasado margino preceptos.
17
El boceto de nuestras caras son dos espejos de mano
con nuestras manos enlazadas en el banquito del mar:
el primer beso anida en el majestuoso gigante pasado.
Amamos las cosas imbuidas de misterio.
El tesoro tiene el prestigio de lo inaccesible.
18
En el encuentro nos vimos y no sabemos quién es quién:
somos dos y una entidad que tras la pared se escurre del cofre.
Tus ojos son mis ojos que escuchan,
tras la lámpara, el poema «Zum Storchen» de Paul Celan
y recuerdan que un día también fuimos Paracelso.
19
El fragmento de arriba está timbrado
por el Splendor Solis :
campanitas, banderas, capillas, ruedas dentadas.
Si seguimos la Vía Seca o la Vía Húmeda
seremos adeptos de la nada.
20
Las planchas del espejo
contienen nuestros signos zodiacales.
Veámonos las caras de león, de cabra,
de cangrejo, de pavo real y de pez:
la magia musical es mi propósito.
21
Volemos con el papalote que nos da Remedios:
ya salimos a la calle en el tandem de huesos de pollo.
En cuanto al simbolismo del texto,
digamos que tiene un valor aproximado
de chorro de leche que cae al mar.
22
Salgo del sicoanalista con mi traje verde
después de recoger las Doce Llaves de Basilio Valentín:
el doctor Jung me ha aconsejado que con la última llave
abra el laboratorio en cuyo centro está mi padre
junto al león que vomita la serpiente.
23
La iconografía del pelo nos permite pasearnos
con la certeza de que el viaje es más seguro.
Llegaremos a tiempo para que la presencia inesperada
nos acaricie la espalda con su lengua:
ignoremos el encuadre y entremos.
24
La mímesis que Hölderlin me confió
está otra vez de verde:
me siento y me vuelvo
el eje de los secretos quiméricos
bajo la mirada de Amach.
25
Nunca antes habíamos salido a cazar estrellas.
Alguien te habló del Uno-Todo y de la constelación no vista:
la piedra blanca muerde a la piedra roja
y vemos con el anteojo cómo el dragón enano
abreva en la fuente.
26
De Zürich a Venecia volamos
en un tren sombrilla:
nuestro prestigio está en el azar y el peligro.
La metáfora del camino nos ofrece
el tejido secreto de los orfebres, y no me olvides.
27
La ruptura del círculo vicioso lleva a la infancia:
mi aro me hace hablar de juegos y de fuegos
en el ojo absoluto de lo súbito.
En el cuadro se yergue un susurro -nazco de nuevo
con la luna enlazada a la copa que mira.
28
Los tratados árabes y sus recetas sobre la coloración del vidrio
son caminos visionarios que alcanzan la salida:
Jan van Eyck descubrió una fórmula de pintura al óleo
y tú llevas el mortero del alquimista al cuello.
Llamarte es la vivacidad de mi pelo enlazado al astro.
29
Dejémos las espirales y recorramos el palacio
que más allá del mundo está sin historia:
Fray Luis de Granada tiene un libro de maravillas
con hilos en la creación de mi destino
en aquellos otros muros.
30
En el viaje circular toda superioridad
se pone en tela de juicio:
da validez a tu lectura y ascendamos al Monte Análogo.
Si rompemos el círculo vicioso inventaremos
la totalidad y el vacío de nuestro itinerario.
31
Llegó la huida y nos confundieron con los emigrantes
en el trasmundo de mi exilio sin reino:
yo, como la malabarista, he hecho prodigios
ante una multitud insensible a mi acto de vuelo y
a mis inscripciones del «centro en el triángulo del centro».
32
De idénticos hilos es mi afán de belleza
desde que se desbordó el festejo del Sechseläuten:
encontrar tu luz en la nota de San Pedro
fue cambiar mi horario gremial, desfilar con los niños
y dejar que mi traje histórico terminara solo el cortejo.
33
De la visita a la catedral he salido
como un esqueleto y su clepsidra y su flecha:
toda mortificación ha sido necesaria para el éxito.
La tríada elemental se imagina pierna entre árboles
mientras soy media luna de plata unida al león verde.
34
Gozo de trajes alusivos y de nueve meses simbólicos
entre el espacio poético y los dibujos interiores.
La escritura es una visita inesperada, hilillo fino:
«Veo prodigios que me maravillan» y confundo la historia
de la catabasis hacia el reino de Hades con la del enano.
35
Tejemos con las agujas de nuestras plumas
y brindamos «Au bonheur des dames» con alambiques estelares:
las manipulaciones del pincel satisfacen mis impulsos
de un país de los locos sobre un caballo de cartón.
El Libro de San Cipriano bebe del espejo que escucha.
36
Mi casa tiene una cocina y un laboratorio
y una despedida de varias puertas
y un viaje ansioso de De Chirico
y el paraíso de los gatos:
Belleza busca en la memoria de mi mundo alterno.
37
La tejedora de Verona me ha escrito
una carta en metal bienaventurado de Praga:
los gabinetes de curiosidades de Rodolfo II
aún contienen cabezas compuestas y versos sueltos.
-Ámame poco, pero continúa, dice el tesoro.
38
-¡Cuéntame una mentira que he de contarte
otra más grande!, dice el hada gallega
con su alegría de siempre, y me canta
aquella cantiga que nadie nunca pudo aprender:
el huso y la rueca nos hilan a lo que estaba escrito.
39
Y si mis escalones a cada rato se transmutan
es porque un cierta Tabla de Esmeralda
se ha apoderado de las válvulas de mi corazón:
entre Tuatha de Dannan y aguafuertes de islas:
cada texto es dueño de su propia red, y «todo es uno».