Lo mismo que el deseo de una boca
hace suya la pulpa de los higos
las palabras me han ido poseyendo:
despiertan mi cintura a un monosílabo,
logaritmo tenaz que reclama
el voraz contrapaso de la aorta
a una fiereza horizontal de médula.
Yo habito en el espacio donde viven,
respiro el crecimiento de sus órbitas
donde se puede conjugar de lleno
la otra circunferencia
a un radical instante con el pecho.
Vocablo en singular para plurales
en veinte y dos sonidos de falanges
que no contienen sílabas
deletreando volúmenes de ausencia
porque existen de sí, suma y presente;
triple intuición que como beso ocupa
mutaciones al filo de la lengua;
lugar donde le amor recobra nombre
o nos mira sin prisa:
ventrículo y espuela
de una sangre mayor e incontenible.