Aún

¿Quién llora
que no pueda llorar
desde los cuencos secos?
José Ángel Valente

Ha dicho el oscuro:
Todo es fuego
Pero no al mismo tiempo
Aquí es al mismo tiempo
todo fuego
Aquí el sonido es fuego,
la mácula es fuego
los árboles son de fuego, de fuego los hogares
y el cielo una gran sombra de fuego

Aquí todo es al mismo tiempo
todo sucede y acaba mientras el resto sucede
sucede que todo acaba
porque todo es de fuego
todo acaba y todo sucede
el fuego sucede y acaba
pero la llama persiste
porque todo es
al mismo tiempo
Todo es aquí y ahora
el cielo y la niebla son aquí
son ahora los niños de fuego
y la memoria de fuego es ahora
Yo soy ahora, soy aquí una llama
un nombre ígneo

Debimos llamarnos de otro modo
más oscuros, más sigilosos
pero es tarde
y la tarde es también de fuego.

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Consagración de la primavera

Alabada sea tu alba carne, mi telúrica. Bendito el tuyo vientre que me consume. El centro sin centro de tu cuerpo, una esfera que lentamente nos llueve. Unidos por lo frágil me conmueve la suave trama de tu piel.
En la lenta corrupción de las horas, la soledad y su húmedo poso de caricias nos callan.

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El auxilio de los idiotas

Nada, ni la pequeña letra de cláusula
en falso contrato
ni la angustia en la mirada
que me sueltas en un dejo de lejanía
ni la atolondrada cabeza con que montan
los andantes el caballo por pascuas
ni el lento arremolinar de tu postiza cadera
minando mi costado por frotar despacio
ni el recitar agónico de los proverbios
o el Eclesiastés que de memoria
aprendimos a tu madre

Nada, ni la fingida carcajada
ni los malos hábitos que trasatlánticos
nos señalan
podrán frenar el duro encuentro
de encontrarnos
desnudos de golpe
asustados como quien no entiende
la mala broma, la gracejada
esperando en la infinita esperanza
que no llegue a tiempo la hora
de amarnos despacio
en un franco ademán desprevenido.

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Erradumbre

El comienzo fue la espera
el silencio
el rumor de trenes arribando a la noche y sus gritos

El grito fue la lanza
el silencio
que se parte atravesando las calles

La calle fue la hembra
el silencio
siempre alerta de las golondrinas

La golondrina fue traición y desencanto
el andar cansado de caín y su quijada
la humedad de un río llamado eva

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Heredamos la herrumbre

Heredamos la herrumbre. Heredamos la voz metálica de los muertos. Tenemos de los idos los mismos rasgos y la misma piel. Somos el nombre que nunca dijeron en voz alta. Heredamos los signos del fracaso. Hoy la tierra reclama los hombres que nunca vieron al relámpago estrellarse en el horizonte.

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La doctrina del fuego

Habrá Dios enfurecido y marcando las cartas
lanzado su fúrica mano sobre la mesa
sin importarle demasiado los comensales
y otros reunidos para el pokarito
que han dicho ese Alberto qué calamidad
mira que perder con tercia en un lugar de mala muerte
y mirando a Dios en su berrinche
— terrible pataleta de scholar ante los proverbios—
murmuran ahora es que Arellano está en problemas
más vale correr y no mencionar su nombre
solo apellido que eso confunde
negarle tres veces antes del alba enrojecida

Hay que ser afecto al vodka antes que a la vida
para gritarle así, como si tal cosa
Soy acaso yo guardián de mi hermano
y reír acremente, Pedro desde aquí veo tu casa
eres piedra y sobre ti construiré mi iglesia
una cama, una cómoda cocina, un arbolado espejo

Ahora ya no importa demasiado
ese necio pagará bien la cuenta antes
de retirarse en un mutis oportunamente alegre

Es menester que salgamos en silencio todos del casino
e ignoren este penoso accidente
que al Señor Dios le retiren la bebida
que se olvide ese bruto embrutecido de rimar
cosas que a nadie valen
Y por favor, alguien avise prontamente a su madre
que es sin duda hora de su muerte.

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La manía del viento

De nada sirve volar
rodeado de puro aire
Es mejor remontar las alas entre la negra tierra
Entre el risco metálico
En lo profundo del silencio
Volar ahí
a brazada molida con lo pétreo

Habría que luchar con el polvo desde su origen de polvo
con su condición de roca en desgaste
mancillar directamente al elemento en la química de su primer resuello
ahí volar
mancharse las alas de mullidos
terrones

Habrá que remontar el metal en su pulido osario
para que la roca hable
para que el fuego se escuche bramar sus motivos

De nada sirve respirar siempre aire
habría que respirar fuego
llorar fuego
escribir fuego con los dedos
encendidos
soñar agua
y tener miedo siempre del vacío

Habría que llorar tierra y fuego
metal y viento
O sostener la respiración un largo rato
mientras las alas terminan de crecer bajo los costados
y el aire se ensucia con los rastros de la sangre
que c
a
e

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Manual de herejía

Muere el 28 de agosto de 430
estando la ciudad sitiada
desde junio por los vándalos
de Genserico
Aurelius Agustinus de Hipona

Señor de los excesos y lengua de arena
Tantas lágrimas guardaba Agustín para dios
Tantas voces dejó escuchar quien confiesa a fin de cuentas
que ha sufrido, que la carne
le ha sido grata y el espíritu no lamenta su derrota

Ese dios de Agustín venció años después a
Genserico
a Maniqueo
a los cátaros y su pureza

Agustín se doctoró en iglesias
pero aún tiene noches en que recuerda a las negras
faldas que pecando
lo volvieron santo

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Memoria del gato

Que tú ardas, mi gozosa
como en el amor dulce de los 21
que tú ardas, deífica, en la llama salubre de los dioses
que la ceniza te cubra espuria de borde a borde
como los labios tuyos me daban continente
que sientas tú arder la piel contra tu piel
la llama contra tu vientre de pulido mármol
que te llame por tu nombre el viento
y consumida entre el clamor del silencio
rompa la costra de ceniza
el doloroso rencor que te anima
y vayas rampante
entre el humo y el polvo
que dejan los cuerpos cuando
el vuelo horizontal de ambos
ha dejado de cumplirse

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Óleos para mi madre

Nada hay más obsceno que un enano
pintando siempre putas
Nada más terrible, una mujer sin miedo al abismo
o la insignificancia escurrida entre las piernas
tarde a tarde de un modo casi humano
Un listón ennegrecido cargando el muro
de una casa abandonada
La irrisoria manera de entregarte
en la alcoba de tu madre
Nosotros, primarios buscando refugio
a la batalla dentro de una fiesta a fin de año

Nada más siniestro, lamentable de veras
o tal vez el frío
en las manos del loco enardecido
que nos desnudaba para dormir
entre canciones de cuna
gritando por lo bajo
no pasa nada
no pasa nada
un disparo
qué desgracia

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Rapto de Europa

Habiendo comprado los bienes
que más excitaron su deseo
las mujeres de Argos
miraron con dulzura a los fenicios
quienes maquinaron y ejecutaron su rapto

Ío formó parte del botín en un puerto helénico

Los cretenses desembarcaron en Tiro con el fin
entre otros, de llevar consigo a Europa
a buen término en tierra griega

Tiempo después robaron a Medea de la mano de su padre
el rey de Colcos

Esto fue el inicio, y no otro
de las hostilidades entre los asiáticos
y el mundo occidental

A fe de los persas robar mujeres
es cosa que repugna a leyes de la justicia
pero tampoco hay mérito
tomar con tanto empeño la venganza por ellas

No hacer caso de las arrebatadas
es propio de gente cuerda y política
porque bien claro está que si ellas
no lo quisiesen de veras, nunca
hubieran sido robadas
Bien claro está.

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Una roca por mitades

Tiembla
cielo
han llegado
son los bárbaros que asoman
al horizonte de la acrópolis.

Han venido de tan lejos, distinta tierra
a la que nombramos madre
con sus batallas deslizándose en la niebla
con sus caballos de formas extrañas, sus magos que todo
lo crean, con sus cacharros y sus vicios
con el cruel hábito de los vientres unidos
en mutua soledad
hembra y macho olvidando
en otra boca.

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Venir del barro

Venir del barro y hacer del polvo un consejero. Que duerma tu cabeza alejada de los ventanales. Nunca dejar mayores huellas que la de tu sombra rozando el horizonte. Hacer de cuenta que la ruta nos es conocida y fingirle a todos el hábito de la memoria.

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Y una grande mariposa amarilla

Cuando muera seré japonés
de digna figura bajo el manto
o un albatros
de rotas alas
Seré un romo silencio de bordes finos
una lluvia de ceniza en Sydney
un alcatraz gobernando el mundo
cuando yo muera

Cuando ella muera, mi bestia negra
en la espuma negra de sus 36
será un engrane de titanio
un lamento murmurado a gritos
o un tirio a mitad del báltico

será una ortiga que llora el relámpago

Cuando muera Dios, si es que hubo dios
será un edificio en llamas
un ángel de alas pequeñísimas
cayendo
una fronda de raíces enanas
Cuando muera Dios, sabiendo que ha vivido
tendrá las pupilas rotas
de los necios
el frío de las focas en los belfos
la saliva espesa de los hombres
que nada temen
Será Dios, una libra de carne en la Habana
un dedo extendido en la calle
o un contorno de estrellas negras
que grite por lo bajo lo callado de su ausencia

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