Nadie se ilusiona ya con olvidarte (A A.Pizarnik) de Pablo Baca

Sola

delante de los que cantan sin morir,

los que destruyen el tiempo

con sólo cerrar los ojos,

que aman sanamente

y han podido vivir sin tocar

la demoledora inercia de las palabras

con que se repite tu muerte

desde una mañana cualquiera.

Sola, sí. Un fantasma

que ya ni tiene nombre

porque su canto fue

la entrada y el camino

pero más allá no había nadie,

sólo una melodía lejana.

Sola porque ahora ella es nosotros mismos

del otro lado de la muerte.

La voluptuosa del silencio.

La desaparecida de su propio cuerpo.

Aquella que permanece al lado,

toda la noche

sin poder hablar,

cada vez que una niña muere en sueños.