No hay alma que no llore por tu ausencia,
hasta fundirse en lágrimas de sangre;
no hay ser vidente que al mirar tus gracias
preso de sus hechizos no se encante.
Y al ver que tú por nadie te interesas,
todos cautivos a tus plantas caen.
No hay alma que no llore por tu ausencia,
hasta fundirse en lágrimas de sangre;
no hay ser vidente que al mirar tus gracias
preso de sus hechizos no se encante.
Y al ver que tú por nadie te interesas,
todos cautivos a tus plantas caen.