No es ver la luz lo original:
el que la luz nos vea
resulta imprescindible para amarnos
mejor. La soledad es transitiva:
los cauces de la angustia
confluyen en la fuente donde Dios
bebe al anochecer de nuestras manos
juntas. No hay distancia:
si podemos hacer viajar a un árbol
¿por qué los pensamientos quedarían
encallados, remotos
de su destino en otros pensamientos?
No es vivir lo esencial:
el dejarse vivir por lo que vibra
en nuestro breve tiempo
fortifica la plaza para siempre.