Hay en los campos de mi hermosa antilla
en el suelo feliz donde he nacido
como un error de la natura, un bello
arbusto que se llama el manzanillo.
Tiene el verde color de la esmeralda
y su tupida, su redonda copa
esparce a su alredor en la llanura
fresca, apacible, deliciosa sombra.
Poemas de Amistad de Jose Gautier Benitez
Nace, vive y adelanta
por la senda de la vida,
y al recibir una herida
la citara toma y canta;
Y la turba se divierte
con el que, fija en el cielo
La mirada, por el suelo
do lleva el paso no advierte.
El cielo está en calma, la tarde serena,
y el sol declinando;
y al valle tranquilo dirigen su vuelo
las aves de paso.
Se ignoran sus nombres, que vienen de lejos,
de climas extraños,
y todos las miran, mas nadie conoce
las aves de paso,
las blancas palomas, que siempre tranquilas
el valle habitaron,
reciben alegres, con tiernos arrullos,
las aves de paso.
Cuando no quede ya ni un solo grano
de mi existencia en el reló de arena,
al conducir mi gélido cadáver,
¡oh!, recordad mi súplica postrera:
«No lo encerréis en los angostos nichos
que cubren la pared formando hilera,
que en la lóbrega angosta galería
jamás el sol de mi país penetra.
En gótica estrecha torre
que el agua del Tajo baña,
y que un peñasco domina,
como lúgubre fantasma
que en triste noche de insomnio
evoca tímida el alma,
sin pajes y sin doncellas,
sin juglares y sin zambras,
separada de Toledo,
gime la bella Zoraida,
porque dejó que en su rostro
fijase ardiente mirada
el jefe de los donceles,
el capitán de la guardia,
el del la blanca garzota,
y la corva cimitarra.
Un astrónomo viendo las estrellas
preguntó la razón
de por qué le faltaban las más bellas
a una constelación.
En vano ¡e1 infeliz! se fatigaba
queriéndolas hallar,
y del cielo a la bóveda miraba
¡qué habría de encontrar!