A LA MUDANZA DE LA FORTUNA

Yo vi del rojo sol la luz serena
turbarse, y que en un punto desaparece
su alegre faz, y en torno se oscurece
el cielo, con tiniebla de horror llena.

El Austro proceloso airado suena,
crece su furia, y la tormenta crece,
y en los hombros de Atlante se estremece
el alto Olimpo, y con espanto truena;

Mas luego vi romperse el negro velo
deshecho en agua, y a su luz primera
restituirse alegre el claro día,

Y de nuevo esplendor ornado el cielo
miré, y dije: ¿Quién sabe si le espera
igual mudanza a la fortuna mía?

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A NARCISO

Crece el insano ardor, crece el engaño
del que en las aguas vio su imagen bella;
y él, sola causa en su mortal querella,
busca el remedio y acrecienta el daño.

Vuelve a verse en la fuente ¡caso extraño!:
del’agua sale el fuego; mas en ella
templarlo piensa, y la enemiga estrella
sus ojos cierra al fácil desengaño.

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A ULISES

El griego vencedor que tantos años
vio contra sí constante la fortuna;
el que pudo, sagaz, de la importuna
Circe vencer los mágicos engaños;

El que en nuevas regiones y en extraños
mares temer no supo vez alguna;
el que bajando a la infernal laguna
libre volvió de los eternos daños,

Los ojos cubre y cierra los oídos
de las Sirenas a la vista y canto
y se manda ligar a un mástil duro.

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A UNA ESTATUA DE NIOBE

Viví, y en dura piedra convertida,
labrada por la mano artificiosa
de Praxíteles, Niobe hermosa,
vuelvo segunda vez a tener vida.

A todo me dejó restituida,
mas no al sentido, l’arte poderosa;
que no le tuve yo, cuando furiosa
los altos dioses desprecié atrevida.

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LA AVARICIA

Castiga el cielo a Tántalo inhumano,
que en impia mesa su rigor provoca,
medir queriendo en competencia Ioca
saber divino con engaño humano.

Agua en las aguas busca, y con la mano
el árbol fugitivo casi toca;
huye el copioso Erídano a su boca
y en vez de fruta aprieta el aire vano.

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Elegías de varones ilustres de Indias

Año de cuatrocientos y noventa
con mil y un año mas era pasado,
cuando los argonáutas desta cuenta
iban a conquistar vellon dorado;
mas no donde Medea la sangrienta
al padre, viejo rey, dejo burlado;
pues es otra riqueza tan crecida,
que de sí sola puede ser vencida.

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ARGUMENTA CONTRA LA FORTUNA

II

tus casos falaçes, Fortuna, cantamos,
estados de gentes que giras e trocas;
tus grandes discordias, tus firmezas pocas,
y los qu’en tu rueda quexosos fallamos.
Fasta que al tempo de agora vengamos
de fechos pasados cobdicia mi pluma
y de los presentes fazer breve suma,
y dé fin Apolo, pues nos començamos.

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CANTAR DE MACÍAS

CVI

«Amores me dieron corona de amores
por que mi nombre por más bocas ande.
Entonces non era mi mal menos grande
quando me davan plazer sus dolores.
Vencen el seso los dulces errores,
mas no duran siempre segund luego plazen;
pues me fizieron de mal que vos fazen,
sabed al amor desamar, amadores.

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CÓMO FALLÓ MACÍAS

CV

Tanto anduvimos el cerco mirando,
que nos fallamos con nuestro Macías,
e vimos que estava llorando los días
con que su vida tomó fin amando.
Lleguéme más çerca, turbado ya quando
vi ser un tal ombre de nuestra nación,
e vi que dezía tal triste canción,
en elegíaco verso cantando.

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COMPARACIÓN

CVIII

»E bien como quando algund malfechor,
al tempo que fazen de otro justicia,
temor de la pena le pone cobdicia
de allí adelante bivir ya mejor,
mas desque passado por él el temor,
vuelve a sus vicios como de primero,
así me bolvieron a do desespero
desseos que quieren que muera amador.»

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CONCLUYE CONTRA LA FORTUNA

IX

¿Pues, cómo, Fortuna, regir todas cosas
con ley absoluta sin orden te plaze?
¡Tú non farías lo qu’el cielo faze,
e fazen los tiempos, las plantas e rosas?
O muestra tus hobras ser siempre dañosas,
o prósperas, buenas, durables, eternas;
non nos fatigues con vezes alternas,
alegres agora e agora enojosas.

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ENNARRA

IV

Como no creo que fuessen menores
que los d’Afrricano los fechos del Çid,
nin que feroçes menos en la lid
entrasen los nuestros que los agenores,
las grandes façañas de nuestros señores,
la mucha constançia de quien los más ama,
yaze en teniebras, dormida su fama,
dañada d’olvido por falta de auctores.

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EXEMPLIFICA

VIII

La orden del cielo exemplo te sea:
guarda la mucha costancia del Norte;
mira el Trión, que ha por deporte
ser inconstante, que siempre rodea;
e las siete Pleyas que Atlas otea,
que juntas parescen en muy chica suma,
siempre s’esconden venida la bruma;
cada qual guarde qualquier ley que sea.

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INVOCACIÓN

III

Tú, Calïope, me sey favorable,
dándome alas de don virtuoso,
y por que discurra por donde non oso,
conbida mi lengua con algo que fable.
Levante la Fama su boz inefable,
por que los fechos que son al presente
vayan de gente sabidos en gente;
olvido non prive lo que es memorable.

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OTRA VEZ INVOCA

VI

E ya, pues, desrama de tus nuevas fuentes
en mí tu subçidio, inmortal Apolo;
aspira en mi boca por que pueda sólo
virtudes e viçios narrar de potentes.
A estos mis dichos mostradvos presentes,
o fijas de Tespis, con vuestro thesoro,
y con armonía de aquel dulçe choro
suplid cobijando mis inconvenientes.

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PONE EN EXEMPLO

V

La gran Babilonia, que uvo cercado
la madre de Nino de tierra cozida,
si ya por el suelo nos es destruida,
¡Quánto más presto lo mal fabricado!
E si los muros que Febo a travado
argólica fuerça pudo subverter,
¿qué fábrica pueden mis manos fazer
que no faga curso segund lo passado?

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PROPIEDADES DE LA FORTUNA

X

Mas bien acatada tu varia mudança,
por ley te goviernas, maguer discrepante,
ca tu firmeza es non ser constante,
tu temperamento es distemperança,
tu más cierta orden es desordenança,
es la tu regla seer muy enorme,
tu conformidat es non ser confforme,
tú desesperas a toda sperança.

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SUPRASCRIPÇIÓN

I

Al muy prepotente don Juan el segundo,
aquél con quien Júpiter tuvo tal zelo,
que tanta de parte le fizo del mundo
quanta a sí mesmo se hizo del çielo;
al grand rey d’España, al Çésar novelo,
al que con Fortuna es bien fortunado,
aquél en quien caben virtud e reinado;
a él, la rodilla fincada por suelo,

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EN ALABANZA DE LA ROSA

El que eligió en el jardín
el jazmín, no fue discreto,
que no tiene olor perfeto
si se marchita el jazmín.
Mas la rosa hasta su fin,
porque aun su morir se alabe,
tiene olor más dulce y suave,
fragancia más olorosa:
luego mejor es la rosa
y el jazmín menos süave.

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ROMANCE EN ENDECHAS

La moza gallega
que está en la posada,
subiendo maletas
y dando cebada,

penosa se sienta
encima de un arca,
por ver ir un huésped
que tiene en el alma,

mocito espigado,
de trenza de plata,
que canta bonito
y tañe guitarra.

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A los presagios del día del Juicio

Cenizas que aguardáis aquella trompa
para unir las especies desatadas
con que al Juicio Final serán llevadas
las almas puras con gloriosa pompa,
cuando la voz de Dios, abriendo, rompa
los mármoles y losas más pesadas,
porque salgáis unidas y apuradas
en forma a quien el tiempo no corrompoa;
no puede estar ya lejos, pues es cierta
aquella confusión cuya agonía
los dormidos espíritus despierta;
antes en este caso juzgaría
que ver cosa inmortal, sin tiempo, muerta,
es ya de los prodigios de aquel día.

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Determinarse y luego arrepentirse

Determinarse y luego arrepentirse,
empezarse a atrever y acobardarse,
arder el pecho y la palabra helarse,
desengañarse y luego persuadirse;

comenzar una cosa y advertirse,
querer decir su pena y no aclararse,
en medio del aliento desmayarse,
y entre temor y miedo consumires;

en las resoluciones, detenerse,
hallada la ocasión, no aprovecharse,
y, perdida, de cólera encenderse,

y sin saber por qué, desvanecerse:
efectos son de Amor, no hay que espantarse,
que todo del Amor puede creerse.

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No te tardes que me muero

No te tardes que me muero,
carcelero,
no te tardes que me muero.

Apresura tu venida
porque no pierda la vida,
que la fe no está perdida,
carcelero,
no te tardes que me muero.

Bien sabes que la tardança
trae gran desconfiança;
ven y cumple mi esperança,
carcelero,
no te tardes que me muero.

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ROMANCE

Yo me estava reposando,
durmiendo como solía.
Recordé, triste, llorando
con gran pena que sentía.
Levantéme muy sin tiento
de la cama en que dormía,
cercado de pensamiento,
que valer no me podía.
Mi passión era tan fuerte
que de mí yo no sabía.

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Endechas

Atiende, ingrata Dafne,
mis quejas, si escucharlas
te merecen mis penas,
siquiera por ser tú quien me las causas.
Bien sé que son al viento
decirlas a una ingrata;
pero yo las publico
para que sepas solo a quien agravias.

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A veces

A veces nada ocurre y todo pasa,
y la vida es
débil música
mojada por la lluvia
-quizá tan sólo desconsuelo-;
ella misma me tiende
no sé si una mano o una trampa;
un papel en el que escribo
un poema para huir
de las manos oscuras del miedo.

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