Está fundiéndose una vieja luna helada.
Agonía bajo agonía, el silencio del polvo,
y un cuervo que conversa con los cielos de piedra.
Desolado es el grito recortado del cuervo
como boca de vieja
cuando los párpados terminan
y las colinas persisten.
Un grito
sin palabras
como el quejarse del recién nacido
en la balanza metálica.
Como el sordo fogonazo y su estertor
entre coníferos, a la media luz lluviosa.
O como la estrella de sangre repentinamente caída,
pesadamente caída sobre la hoja suculenta.
Versión de Jesús Pardo