Alas

I

El señor Sartre medita sobre asuntos
de actualidad

Encogido, en la enorme ala rota de su sombra,
recrea el mundo en el interior de su cráneo, como el espectro de una flor.

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Canción

Dama, cuando la punta lunar te bendecía
te hiciste fuego suave grácil como una nube;
difíciles estrellas te nadaron el rostro;
erecta estabas y era tu sombra mi lugar:
te volviste y volvióse tu sombra entonces hielo,
Oh, mi dama.

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Cómo empezó a jugar el agua

Agua quería vivir
fue al sol y volvió llorando
Agua quería vivir
fue a los árboles la quemaron volvió llorando
La pudrieron volvió llorando
Agua quería vivir
fue a las flores la pisaron volvió llorando
Quería vivir
fue al vientre encontró sangre
volvió llorando
fue al vientre encontró cuchillo
volvió llorando
fue al vientre encontró gusano y podredumbre
volvió llorando quería morir

Fue al tiempo fue por la puerta de piedra
volvió llorando
fue por todo el espacio buscando nada
volvió llorando quería morir

Hasta que no le quedó lloro

Yacía en el fondo de todas las cosas

completamente agotada completamente claro todo

Versión de Jesús Pardo

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Cuervo Ego

Cuervo esperó a que Ulises se volviera
gusano, y Cuervo lo comió.

Luchando con las dos víboras de Hércules
asfixió sin querer a Deyanira.

El oro que rindieron las cenizas de Hércules
es ahora electrodo en los sesos de Cuervo.

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El salmo de los jejenes

El jején es de linaje más antiguo que el hombre
Proverbio

Cuando los jejenes danzan en la tarde
luchando en el aire, garabateando,
y deshilachando su léxico loco,
agitando su muda cábala
bajo la sombra de las hojas

Hojas sólo hojas
contra las espesas saetas del sol
contra las saetas del tardío sol
a sus ojos frágiles y su ánimo oscuro

Danzando
Danzando
en el aire escriben, lo que escriben borran
anudan las letras, las hacen maraña
y todo son yoyo de todos los otros

Inmensos imanes en redor de un centro

Ni escriben ni luchan pero cantan cantan
que no son materia sus ciclos vitales
que no tienen miedo del sol y que el único
sol que tienen vive demasiado cerca
rompe su canción de todos los soles
que son ellos mismos soles de sí mismos
su propio residuo
suelto por la nada
sus alas la llama van des dibujando
cantando
cantando

que ellos son los clavos
en los miembros ágiles del jején divino
que el sufrir sonoro del viento ellos oyen
por entre la hierba
y de la colina nocturna el dolor
y las poblaciones junto al cementerio
vanse ensombreciendo más y más oscuras

El viento se inclina con gritos raspantes
y los aeropuertos y los tierrapuertos
danzando en el viento
la danza del viento, la danza mortal,
en marjales húndense y entre la maleza
y en ciudades como boñigas en polvo

No así los jejenes, cuya agilidad
ha sobrepasado ya estos umbrales
y les pone a salvo de la hambrienta hierba
danzando
danzando
a la sombra amiga de los sicómoros

una danza que nunca cambia
que da sus cuerpos a la hoguera

sus rostros de momia no serán usados

sus pequeños rostros barbudos tejiendo
y sobrenadando en la nada, agítanse
en el aire agítanse, agítanse
y sus pies colgantes como pies de víctimas

¡Oh pequeños santos
muertos de fatiga por sus propios cuerpos
matando a fatiga a sus propios cuerpos
sois vosotros ángeles del único cielo!

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Estaciones

I
De pronto su pobre cuerpo
se quedó sin la defensa
de su mente adormilada.

Antes de que el funeral se diluyera,
el féretro, como una lancha, se rompió a fuerza de sacudidas
entre las grandes estrellas que nadaban por su ruta.

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Montañas

Soy una mosca si éstas no son piedras,
si no son piedras éstas soy un dedo.

Dedo, hombro, ojo.
El aire las rodea como atento.

Allí estaban ayer y el mundo anteayer,
contentas todas de su herencia,

no hacía falta trabajo, sólo poseer el día,
sólo poseer poder y su presencia,

sonriendo a distancia, luminosas las faces
de la paz del paterno testamento,

flores en el cabello, decorando sus miembros
el dolor del amor y el dolor del temor y el dolor de la muerte.

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Pibroch

El mar aúlla con su voz vacía
tratando por igual vivos y muertos,
cansado de la bóveda celeste
después de innumerables noches faltas
de sueño, de objetivo, de autoengaño.

Como piedra. La piedra es prisionera
como ninguna cosa muerta o viva.

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Rosa del alba

Está fundiéndose una vieja luna helada.

Agonía bajo agonía, el silencio del polvo,
y un cuervo que conversa con los cielos de piedra.

Desolado es el grito recortado del cuervo
como boca de vieja
cuando los párpados terminan
y las colinas persisten.

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Secretaria

Si alguien la toca llora, da un chillido,
se esconde, oculta la terrible herida:
como un gorrión se pasa el día entero,
entre hombres, mirando de reojo,

al menor ruido sale disparada.
Por la noche sortea los piropos
como un ratón.

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Setiembre

Vemos la oscuridad cernerse lenta:
no la miden relojes.
Cuando besos y abrazos se repiten
desaparece el tiempo.

Es verano. Las hojas cuelgan quietas:
a mi espalda una estrella,
bajo un brazo sedeño un mar me dice
que ya no existe el tiempo.

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Un gesto

He aquí este gesto escondido.
Buscaba un hogar. Tanteó rostros
distraídos, por ejemplo, el rostro
de una mujer que se sacaba un niño de entre las piernas
pero en aquel rostro duró poco tiempo el rostro
de un hombre preocupadísimo
con el acero volador en el instante
de un choque de automóviles se fue de su rostro
dejándolo solo eso duró menos tiempo incluso, el rostro
de un soldado disparando ráfagas de ametralladora no mucho tiempo y
el rostro de un jinete en el segundo
en que chocaba contra la tierra, los rostros
de dos amantes en los segundos
en que tanto se penetraban que olvidáronse
completamente uno de otro yeso estuvo bien
pero tampoco duraba.

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