La palabra que viste es siempre muda,
La palabra que viste es siempre triste.
No une, no libera, no persiste…
¡La palabra que viste no te ayuda!
Si pretende asistirte, no te asiste.
Si brazo, si defensa, no te escuda.
La palabra que viste es siempre muda,
La palabra que viste es siempre triste.
No une, no libera, no persiste…
¡La palabra que viste no te ayuda!
Si pretende asistirte, no te asiste.
Si brazo, si defensa, no te escuda.
He aquí la palabra que no viste
Y que no viste tú, por tan desnuda.
En claro anillo de silencio anuda
Lo que eres hoy y lo que antaño fuiste.
Si necesitas muda, ella te muda
Y de traje de sombra te desviste.
¡Oh, tú!, el abandonado entre puñales,
entre densos fantasmas, en perdidos
mares de sombra, selva de gemidos
y ausentes golondrinas y rosales.
¡Oh, tú!, el ciego, el confiado entre fanales
hoscos de noche y muertos sumergidos…
confiado entre lebreles contenidos
y solo ante los dioses inmortales.