Vila-vila de Giovanna Pollarolo

A veces se asola, dijo la mujer.
¿Asola? pregunto.
Desaparece, se corrige sonriendo.
Acá decimos asola
cuando las lanchas regresan vacías del mar.
¡Ah! Se asola. Se asola.
Y pienso en él.
Y pienso en mí.