Aunque parezca cierto
Quienes mandan aquí no son las vacas.
Poemas de Gustavo Pereira
Apollinaire
ya
tenía
la cabeza rota.
La muerte debe ser vencida
La miseria echada
Que haya pájaros en cada pecho.
Desgraciado de aquel que ante los muslos desnudos
de la amante en el lecho
es capaz de mandarse un discurso.
A Luis Camilo Guevara
Uno tiene derecho a acongojarse
a sentirse vencido
pero en el mundo no quieren a los tristes
Uno está en el deber de levantarse
agarrar su cayado
echar a andar
Optar por esconderse entre sí mismo
Irse a la misma mierda
Desamarrar sus diablos
O simplemente hacerse el monigote
el salsero mayor
el chicle más orondo de la fiesta.
Sucede que las sondas electromagnéticas temen a las aguas del océano.
Y son entendibles sus razones. Por más alta que sea su frecuencia, éste las amortigua, las desvanece, las aniquila, como hace con los rayos de luz y con los náufragos irrecuperables. Ni siquiera el láser, tan pertinaz, puede traspasar la barrera de reflexiones, refracciones y absorciones de los fondos marinos, en donde anidan, tenaces y desvelados, los concertistas de las profundidades y las sombras eternas.
Prohibido hacer comentarios sobre el difunto.
Puesto que no puedo reír como antes
Permítaseme esta forma
de mostrar los dientes
como se debe.
Q.E.P.D.
( ¿Quién lo duda? )
Hay un tiempo de echarse a pensar y un tiempo de arder
y días de caer rendidos bajo techo
Un tiempo de amar
hasta el fondo
y días de herrumbre inmersos en nuestras cosas
Hay un tiempo de tender la mano y un tiempo de golpear
y un recuerdo que naufraga en nosotros y un rostro que acaso hemos visto o no.
La gallina sentada en lo alto mira pasar gente
Si fuese fusil dispararía.
Una libra de queso un metro de leche
Sobre el mostrador las migas del pan se levantan rezongando
y el dependiente tiene unos ojos largos
Etiquetas bebidas baratas las frutas aumentaron la leche también
El panadero pone menos harina en el pan
Qué pasa todo eso es un robo qué pasa nadie se enfada
Salgo del café silbando como los otros.