1. Cuando hayamos partido sin dejar ningún rastro
el sol no cambiará sus leyes ni sus ciclos;
ya vivió sin nosotros innumerables siglos
y no para deleitarnos luce su ardiente astro.
2. Mulá: no reces por mí. Dios da su don
sin que se lo pidan, y el velo de perdón
y su misericordia, inmensos como el mar,
cubrirán, sin mirarlos, los pecados de Omar.
3. La tierra es un mosaico de dioses y creencias,
de clérigos, profetas, sacros libros y textos:
impiedad, fe, pecado, son sólo los pretextos
que los hombres invocan al luchar como fieras.
4. Bebamos, amor, bebamos: todo al olvido invita.
Yo que medito siempre, solamente en dos días
no he querido pensar ni jamás he pensado:
el que está por venir y aquel que ya ha pasado.
5. Si vino y bellezas hay, pide vino y bellezas,
siéntate junto al agua que el verde prado riega,
deja diablos y hurís al musulmán que crea,
mañana puedes morir si es que mañana llega.
6. Si en el cielo hay hurís y vino, como dice el mulá,
nuestro premio en lo alto será beber y amar.
Yo comienzo a gozar y vaciar copas en vida,
disponiendo mi alma al placer de allí arriba.
7. Al mundo me trajeron sin mi consentimiento
y los ojos abrí con sorpresa infinita,
partiré después de reposarme un tiempo
sin saber la razón de mi entrada y salida.
8. Escucha, musulmán, los días aptos
para beber sin herir tu conciencia:
martes, jueves, viernes, domingos, sábados,
miércoles y lunes, ¡los demás, abstinencia!
9. Yo bebo entre las flores, la conciencia tranquila,
y tú trabajas siempre, gran muftí de la villa;
tintas de rojo oscuro tenemos nuestras manos:
yo de sangre de cepa; tú, de la de tus hermanos.
10. Entrégate al placer, oh mortal, sin recelos:
nadería es el mundo y nadería la vida
y nadería esa bóveda hecha de nueve cielos.
Amar y beber es cierto, ¡y lo demás mentira!
11. En medersas e iglesias, buscando la verdad,
hablé con jeques, santos, filósofos y sabios,
escuché las sentencias surgidas de sus labios
y salí por la puerta que utilicé al entrar
12. ¿Podemos vivir sin pecar, oh infelices mortales?
¿qué corazón está limpio de maldad o malicia?
Mas si Dios me castiga a causa de mis males
tan malo como yo será el Dios que castiga.
13. ¿Temes lo que puede traerte el mañana?
No te adhieras a nada,
no interrogues a los libros ni a tu prójimo.
Ten confianza; de otro modo, el infortunio
no dejará de justificar tus aprehensiones.
No te preocupes por el ayer:
ha pasado…
No te angusties por el mañana:
aún no llega…
Vive, pues, sin nostalgia ni esperanza:
tu única posesión es el instante.»