Si por causalidad
encuentras
esta nota borrosa,
que alguien
te lea lo que dice.
Hoy
sólo soy un hombre
vencido por la noche,
hoy
sólo soy un hombre
o algo así,
caminando borracho por la carretera.
Poemas de Manu Cáncer
Sólo por tu pasión
yo daría mi vida,
yo daría mis ojos devaluados
yo daría mi luz y las cosas que veo,
yo daría mi boca por la tuya,
yo daría los trozos que han quedado en mí,
yo daría mi fuerza introducida,
yo daría mi caja de sentidos,
la sombra de mis pánicos
o mis parques desiertos,
pero por tu pasión
yo viajaría buscando las claves más precisas del futuro,
por tu pasión me vendería a plazos a mí mismo,
derrocharía los relojes que habitan el dinero,
despreciaría el alfabeto pagano de los tristes.
Tú me miraste
cuando yo era
un mendigo,
tú me miraste así,
cuando estaba sin nadie.
Cuando pensé morir
tú
me miraste,
y eso fue
para mí
volver a casa:
aquella noche
tú me invitaste a entrar
y entonces me miraste.
La caracola azul
de la mañana
y el despertar violento de la rosa
volverán a latir
debajo de tu piel.
Las puertas de cristal del sentimiento
se abrirán con un blues:
con el blues
de la estrella del sur.
Las flores de barranco
nacen sin más, cada mañana,
como esa flor,
tan terca y silenciosa,
sé que nace
mi amor
por ti
cada mañana.
Quise buscar la oración almorávide
para llorar exactamente a la hora del desierto.
Quiero decirte ahora
que sigo amándote y que el avión se fue.
Tengo una carta
para ti:
te he querido y he muerto.
La oración de los viernes y el llanto de los viernes
se parecen a verte
y recordarte.
Yo vengo de un almendro y he venido
a despeinar
a esa muchacha.
A viajar
por los mapas de lluvia
y driblar a la muerte.
Llegaba
de un olivo y he venido
para desocupar la nada,
para vender palabras
con olor a tomillo;
yo vengo a resbalar
entre tus pechos con olor dulce a Oriente.
Es profeta
hasta el junco
hasta el agua y la noche:
sé
que me estoy muriendo.
Oh, amor, aguja de reloj
congelada en mi fuego,
sólo
soy
un sonido de luna,
y te llamo y te escucho
en el eco
del llanto.
Baila conmigo en esta noche,
salta,
grita,
y abraza,
sé latido
de vida y amor lento, muy lento,
vívelo
casi todo
en esta noche.
Que me dejen llorar
con lágrimas igual a lapiceros,
con lágrimas iguales a los pájaros,
sólo quiero
que me dejen llorar
a mi manera.
Que me dejen llorar
como lloran los radios en la madrugada,
como los exiliados,
que me dejen
llorar a mi manera.
Amor, amor, amor,
moja mis quemaduras
con una sola frase de esperanza sencilla,
una sola caricia
azul
de madrugada,
con una sola noche más.
Amor, amor, amor,
hazme vivir,
hazme resurrección callada,
amor, dame luz a beber, dame luz, dame luz,
dame coraje apasionado, háblame,
moja mis quemaduras
con una sola sílaba de esperanza,
una sola caricia
azul de madrugada.
Cuando te vas, todo es de viento,
sólo viento.
Las rosas no son rosas,
no hay sonidos de luna,
ya no quedan milagros.
Cuando te vas,
quiero no perdonar,
quiero cerrar mi puerta de ternura,
quiero coger mi patria y marcharme
con ella,
quiero arrancarme el agua de la vida.
Quiero volver del viento,
escrutar las palabras
y hablarte,
hablarte con mis manos llenas de cicatrices y regueros.
Quiero morir con los olivos,
silbar dentro de un grillo,
quiero morir
con los olivos.
Con el otoño intenso
me marcharé también,
seguramente caminando
por la desolación de grandes avenidas llenas de hojas,
con manos de naranjos encogidos.
La noche
se hizo para mirarte
mientras duermes
y admirar tu quietud, con ternura,
decirte cosas al oído,
saber que estás en paz.
Saber que amarte
es saber todo.
Si últimamente he sido soñador
fue por sentirte,
por hablarte,
por despertar
junto
a tu boca.
Con eso me bastaba.
Por si cambio de nombre en esta noche,
créeme,
esto es todo
lo que puedo escribir
para ti.
Vino de la mañana, dile que la he querido,
que la he querido con corazón de niño, de fe, de vagabundo,
dile que la he querido y mándale mis labios.
Ábrete paso
por entre sus cabellos,
resbala por su espalda,
hazlo como un susurro, vino de la mañana.