Al alimón

Pedro Salinas – Pablo Mora

Mientras haya
en el mundo alguna puerta,
una gota en el alambre
o una lágrima en la estrella.

Mientras haya
alguna ventana abierta,
ojos que vuelven del sueño,
otra mañana que empieza.

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Ars Poética

limpiar el poder cuando corrompa

vigilar mientras todos duermen

unir lo posible con lo imposible

mantener abierta la palabra

sacar la flor de las cenizas

llevar el infinito a cuestas

salirle al paso a la mirada

alentar todas las formas

alumbrar la maravilla

encender relámpagos

asombrar al tiempo

descubrir el secreto

sentir las sombras

fundar los sueños

salvar al hombre

amar al viento

decir verdad

seguir puntualmente al sol

sentarse en el lugar del hambre

acordarse del viaje hacia la sombra

dar tiempo al camino a que regrese

despertar a latigazos el silencio

mantenerse como un latido

llevar a peso las palabras

reinar sobre la muerte

revivir cada día

salvarse juntos

festejar la vida

cambiar la vida

transformar la vida

asolear la eternidad

hacer más vivo el vivir

llegar vivos a la muerte

hacer buena la palabra

hacerla arado paz combate

furente empuñada inextinguible

dar con la antigua huella de la paz

con los nuevos caminos de la aurora

salvaguardar al hombre que florece

la trocha que nos lleve al alumbraje

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Asombro al descubierto

Je est un autre.

Rimbaud

Je suis l´autre.

Nerval

FUEGO QUE PASAS Fuego amigo Fuego

En el bosque que sólo tú conoces

llama que corre salta y se desliza

Testigo de la noche primigenia

sé vuelo de latidos y esperanzas

el encaje del mar juvenecido

la lujuria del alba descubierta

la pena capital de la belleza

La centuria crispada de milagros

el puma americano a la intemperie

el grito salpicando en la garganta

nunca jamás la lumbre acuartelada

Oh Padre Padre Nuestro Sideral

A los pies de la muerte y la derrota

funda la sinrazón mientras fulgures

mantén en alto la locura en cierne

desnudo solitario insomne en vela

velando a pensamientos desatados

TAYTALLAY TAYTA ríe a carcajadas

Gran Almirante Padre Cenital

Échate bien al hombro tu carcaj

Oh Padre Padre Nuestro Sé puntual

Pide tu asombro en busca de un instante

Pide tu voz en alta llamarada

Pide tus sienes en pasión de espera

Pide tu aliento en tempestad de gloria

Pide a los hombres su inmortal batalla

el milagro que falta para el rayo

en guerra de la muerte Pide todo

el corazón del mar para la paz

Pide tu luz en aras de la tarde

para implorar la vocación al viento

para entonarle el aldabón al sueño

Pide en verdad las manos de la aurora

para anunciar la paz a los humanos

más airados que nunca por la guerra

SAL LUCERO DEL ALBA sal y mira

Fulge tranquilo en cada bosque en celo

Fabrícale sonrisas a la lágrima

Al azul una escuela vespertina

Lanza al viento un tropel de papagayos

Alza en tus manos la fugaz dulzura

Enciende tú la paz sobre la celda

La gota roja en la espesura apaga

En luceros transforma la centella

Escucha de cuclillas a la rosa

Sacúdele la pena a la atarraya

Confiésale a la piedra tus secretos

Celebra el cumpleaños a los árboles

Alarga el día al callejón sombrío

Enarbola tu canto en cada aldea

Al herbaje desteje sus clinejas

Al agua los rastrojos y botellas

no te olvides de darles de beber

LA SEMILLA DEL HOMBRE germinando

La oscuridad del hambre en emboscada

Los suspiros indígenas gargantas

pececillos aullando en la creciente

crujientes vendavales milenarios

los pliegues de los siglos cabizbajos

Por obra y gracia del insomnio el hombre

el hombre rayo que arde en la tormenta

alarido crispado en huracán

por fin él ocupándose del hombre

el hombre simplemente el hombre a solas

en paz consigo con su pena al hombro

Al descubierto hermano universal

guarango chontaduro cañahuate

chaguaramo apamate guayacán

samán araguaney o flamboyán

universal ceniza en singladura

en pulpa en hueso en lluvia en soledad

Los pájaros los árboles el hombre

el hombre a punta de hombre y tempestad

semilla germinal a la intemperie

andando andando andando andando andando

SER TRIGO pan espiga sueño niño

Hundirse hurgarse ser sentirse serse

Asombrarse del silencio de la rama

y más del silencio de la hoja

que apenas si nos oye

Creernos indispensables todavía

para el terrazgo que nos queda

Maravillarnos del discurso del agua

Acabar con la guerra que nos cruza

la noche que nos cruza
el hambre que nos cruza

Asomarnos al canto de los árboles

Escuchar el aplauso de los pájaros

cuando revienta en diapasón el día

a pesar del estruendo de las hambres

o al fondo más lejano de los vasos

Cósmico Movimiento Imagen Móvil

Orden de Sucesiones Devenir

Trashumancia Invención Solemnidad

Cuerpo de luz asombro al descubierto

Dinos del viento y su camino largo

Dinos del Sol y su trajín sagrado

Dinos del hombre y su tristumbre amarga

Dinos del niño y su cocuyo insomne

De la noche gastada diluvial

De la antigua memoria de las aguas

Dinos del mar y de las islas claras

Claridad hechizada sorprendida

Fuego que pasas soledad en fuego

El Lucero del Alba nos alumbra

A los pies del asombro y la derrota

Desnudo solitario insomne en vela

Velando a pensamientos desatados

Un cielo abierto un solitario insomne

Una raza que canta en la tormenta

Hay peces que navegan en el aire

En las extrañas islas de la noche

A la orilla más pura de la calma

FUEGO QUE PASAS Fuego amigo Fuego

En el bosque que sólo tú conoces

llama que corre salta y se desliza

Testigo de la noche primigenia

sé vuelo de latidos y esperanzas

el encaje del mar juvenecido

la lujuria del alba descubierta

la pena capital de la belleza

La centuria crispada de milagros

el puma americano a la intemperie

el grito salpicando en la garganta

nunca jamás la lumbre acuartelada

Oh Padre Padre Nuestro Sideral

A los pies de la muerte y la derrota

funda la sinrazón mientras fulgures

mantén en alto la locura en cierne

desnudo solitario insomne en vela

velando a pensamientos desatados

TAYTALLAY TAYTA ríe a carcajadas

Gran Almirante Padre Cenital

Échate bien al hombro tu carcaj

Oh Padre Padre Nuestro Sé puntual

Pide tu asombro en busca de un instante

Pide tu voz en alta llamarada

Pide tus sienes en pasión de espera

Pide tu aliento en tempestad de gloria

Pide a los hombres su inmortal batalla

el milagro que falta para el rayo

en guerra de la muerte Pide todo

el corazón del mar para la paz

Pide tu luz en aras de la tarde

para implorar la vocación al viento

para entonarle el aldabón al sueño

Pide en verdad las manos de la aurora

para anunciar la paz a los humanos

más airados que nunca por la guerra

SAL LUCERO DEL ALBA sal y mira

Fulge tranquilo en cada bosque en celo

Fabrícale sonrisas a la lágrima

Al azul una escuela vespertina

Lanza al viento un tropel de papagayos

Alza en tus manos la fugaz dulzura

Enciende tú la paz sobre la celda

La gota roja en la espesura apaga

En luceros transforma la centella

Escucha de cuclillas a la rosa

Sacúdele la pena a la atarraya

Confiésale a la piedra tus secretos

Celebra el cumpleaños a los árboles

Alarga el día al callejón sombrío

Enarbola tu canto en cada aldea

Al herbaje desteje sus clinejas

Al agua los rastrojos y botellas

no te olvides de darles de beber

LA SEMILLA DEL HOMBRE germinando

La oscuridad del hambre en emboscada

Los suspiros indígenas gargantas

pececillos aullando en la creciente

crujientes vendavales milenarios

los pliegues de los siglos cabizbajos

Por obra y gracia del insomnio el hombre

el hombre rayo que arde en la tormenta

alarido crispado en huracán

por fin él ocupándose del hombre

el hombre simplemente el hombre a solas

en paz consigo con su pena al hombro

Al descubierto hermano universal

guarango chontaduro cañahuate

chaguaramo apamate guayacán

samán araguaney o flamboyán

universal ceniza en singladura

en pulpa en hueso en lluvia en soledad

Los pájaros los árboles el hombre

el hombre a punta de hombre y tempestad

semilla germinal a la intemperie

andando andando andando andando andando

SER TRIGO pan espiga sueño niño

Hundirse hurgarse ser sentirse serse

Asombrarse del silencio de la rama

y más del silencio de la hoja

que apenas si nos oye

Creernos indispensables todavía

para el terrazgo que nos queda

Maravillarnos del discurso del agua

Acabar con la guerra que nos cruza

la noche que nos cruza
el hambre que nos cruza

Asomarnos al canto de los árboles

Escuchar el aplauso de los pájaros

cuando revienta en diapasón el día

a pesar del estruendo de las hambres

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El luto

El luto humano anuncia grandes cementerios bajo la Luna. O bajo los soles de arena y viento, donde los seres de este mundo asistimos a un nuevo Apocalipsis.

Sombrío señorío sobre la vida y la ilusoria paz, el exterminio de todo lo que suspira y palpita, en soledad, en multitud, por mar, aire y polvo, en cita atroz.

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Empezamos

Empezamos midiendo con la mano
el patio, el cielo de la antigua escuela;
ahora solamente sopesamos
el llanto de la muerte en pie de guerra.

Cuando niños jugamos al castillo,
los sueños se mecían en las sienes,
diciembre —lumbre en colosal niñura—,
algo mejor para el mañana ignoto.

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Errabundos

Errabundos, soñamos con la Paz. Mientras la creación entera gime y siente dolores de parto. Mientras el Espíritu aboga por nosotros con gemidos inefables. Confiamos en la esperanza desconocida. A pesar del invasor, de la destrucción, del fuego, del asolamiento; del desarraigo, del exilio, de la cárcel, de las cadenas y los azotes; surgidos del filo de la aflicción, desbarataremos los campamentos del enemigo, libraremos nuestra vieja casa, dejando a la ‘ramera’ desolada, desnuda, devorada por el fuego.

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Hicimos la mochila

y nos volvimos vagabundos
Apoyamos las palabras sobre la sangre
Cargamos los dados en la apuesta
Arrestamos al viento al sol las mariposas

Supimos del alma del silencio
de la piedra que alguna vez fue estrella
del sagrado terror de la locura

Fuimos un retrato del alma de la tierra
Dejamos pasar la noche por encima de nosotros
mientras las islas no se cansaban de bañarse

Nos hicimos a la lluvia
Matamos la tristumbre
Rompimos alfileres paraguas y repisas
Inventamos ratos penas alegrías y tardanzas
Echamos un vistazo al mundo

Nos provocó quedarnos solos en la tierra
Faltó ponerle trampas a la muerte

De Asombro al descubierto (1996)

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Iban y venían

Se levantaban juntos

Pasaban el día juntos

Leían juntos

Uno acero y plata

El otro tez olivácea

barba negra nazarena

ojos oscuros y hundidos

árabe ancestro de andaluza estirpe

Hasta que un mediodía uno de ellos estuvo muerto

y por la cuadra en silencio revoloteó

una bella mariposa de tres colores

Dicen que ahora se les ve

muy de tarde en tarde y de noche en noche

en una isla espiritual caída del cielo

protegiendo el corazón de sus auroras

templándole la cuerda a la esperanza

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Insomne lumbre

Que cada palabra lleve lo que dice.

Rafael Cadenas

Expresar asombros y nochuras. Enterrar la muerte. Inventar la vida. Abrirle los postigos a la noche. Cerrar los ojos a la luna. Dar con el árbol del primer camino. Con la vereda que nos vio salir.

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La mano

Salve, mano, alfarera de mis versos,
por quien recobran mis sonetos vida
en el cuarto anular de la partida
y en el sexto pulgar de sus reversos.

Salve, meñique, y sus acentos tersos
y tú esdrújulo índice en salida,
donde cabalga siempre en embestida
la furia de mis ritmos circunversos.

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Larguísima

la noche que nos cruza

Acaso brille un lucero a la intemperie

Acaso algún horizonte vista claridades

Tal vez afuera lejos de la tierra

Somos otros en despiadada espera sostenidos

El canto está apagado su ojo insomne

inmenso insomne párpado nocturno

Defendamos con urgencia los fueros de la vida

amenazada

Se necesitan palabras que golpeen

fuego que haga visible el ramo del primer sol

esa mujer desconocida que es la nochepoesía

la más larga y gozosa de las noches

Como un árbol al pie de la tormenta

en vela con la lira de su insomnio

ven a sentarte en el lugar del grito

ven a mirar el tiempo que comienza

ven conmigo a esperar la clarinada

la memoria y certeza de estar vivos

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Librémonos

Del poeta que escriba en menguante. Del sol que caliente la
miseria. De la antigua procesión de hojas marchitas. Del virginal
destierro sin regreso. Del zorro tiempo que cosió el silencio. De las
vergüenzas, los odios, los bisiestos años. De los millones, billones o
trillones de justos.

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Nada te detenga

ermitaño augusto

vigoroso camarada

esquiva naufragios y centellas

vuele libre tu alma centinela

Armémonos de nuevo contra la injusticia

Demos por sagrado el desorden de nuestro espíritu

por ineludible el insomnio y la noche que nos cruzan

Indispensable llegar a lo desconocido

Porque en el tiempo no fuiste un pájaro

sino un rayo en la noche de la especie

una persecución sin tregua de la vida

una raza que canta en la tormenta

relumbra vela brilla resplandece

para que el canto siempre permanezca

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Nunca más huérfana

la vigilia que cuando un alma que en soledad vivía

quedó también en soledad herida

Nunca la soledad sonora fue más noche sosegada

que cuando aquella Esposa sintió que todos

mil gracias le fueron refiriendo de su Amado

Nunca el amor jugó mejor al escondido que cuando

aquéllos entre montes y riberas entre prados y verduras

anduvieron

Pastores huertos rosas flores prados

¿Acaso por vosotros ha pasado aquél que os decía

Decidle que adolezco peno y muero aquél

que andando enamorado se hizo perdidizo y fue ganado?

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Palermo

De regreso del campo, del Amparo
—fresco follaje que tocaba el cielo—
antes, mucho antes de llegar a casa,
pasábamos, silentes, por Palermo.

Para mí, Palermo era pura luna
—mansa finca dormida en la floresta—.
Desde Los Alpes nunca fui a Palermo
mientras Palermo me llevó a la luna.

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Regreso

Hoy entreabrí la puerta de la infancia
con la nostalgia vuelta hacia la cuna
y no encontré ni un rastro de la luna
que ayer nomás iluminó mi estancia.

Hoy me inundó la mar de la distancia
al evocar mi vegetal laguna
y en la vieja resaca una por una
fue anclando sus pisadas mi inconstancia.

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Samain diría

el aire es quieto y de una contenida tristeza

Vallejo dice hoy la Muerte está soldando cada lindero

a cada hebra de cabello perdido desde la cubeta de un frontal

donde hay algas toronjiles que cantan divinos almácigos

en guardia

Nunca sino ahora supe que existía una puerta

otra puerta y el canto cordial de las distancias

¿ Hasta dónde me alcanzará esta lluvia?

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