Cuando yo tomo la pluma
Y saco a luz mi cuaderno,
Hagan de cuenta que agarro
Mi guitarra por el cuello
Para ver si soy poeta
Fíjate, niña, tan solo
En que lloro cuando canto
Y que canto cuando lloro.
Cuando yo tomo la pluma
Y saco a luz mi cuaderno,
Hagan de cuenta que agarro
Mi guitarra por el cuello
Para ver si soy poeta
Fíjate, niña, tan solo
En que lloro cuando canto
Y que canto cuando lloro.
En un overo rosao,
Flete nuevo y parejito,
Caía al bajo, al trotecito,
Y lindamente sentao,
Un paisano del Bragao,
De apelativo Laguna,
Mozo jinetazo,¡ahijuna!,
Como creo que no hay otro
Capaz de llevar un potro
Asofrenarlo en la luna.
Ahora sí que eres mía… En el sepulcro
Puedo llorarte solo mi Lucila.
Te envenenó el gusano, rico, enfermo,
Pero tu estrella para mi rutila.
En las joyantes noches del estío,
Cuando era tu vivir una alborada
teñida cual las plumas de un flamenco
Por una luz dulcísima y rosada;
Tu amor fué mi perfume, mi esperanza,
La novela de mi alma, mi alegría,
Cuando tú me decías: Mi poeta,
Me inundabas de luz y de poesía.
I
En un overo rosao,
Flete nuevo y parejito,
Caía al bajo, al trotecito,
Y lindamente sentao,
Un paisano del Bragao,
De apelativo Laguna:
Mozo jinetazo ¡ahijuna!,
Como creo que no hay otro,
Capaz de llevar un potro
A sofrenarlo en la luna.
Tomé en casa el otro día
tan soberano peludo,
que hasta hoy, caballeros,
dudo si ando mamao todavía.
Carculen cómo sería
la mamada que agarré,
Que, sin más, me afiguré
Que yo era el mesmo Gobierno,
Y más leyes que un infierno
Con la tranca decreté.
Señor mío Jesucristo,
Dios y hombre verdadero,
a quien, aunque nunca he visto
con fe profunda venero:
heme postrado de hinojos
ante tu altar esplendente,
alzando a Ti de mis ojos
la mirada reverente;
humilde el suelo besando,
dándome golpes de pecho,
con cilicios macerando
mis piernas de trecho en trecho;
cubierto de cardenales
de faz ancha y purpurina,
que me sacan los ramales
de esta dura disciplina;
con el rostro macilento
por causa de ayuno tanto,
y entrecortado el acento
por el más amargo llanto;
suplicándote, Señor,
por la sangre que vertiste
para ser el Redentor
del mundo que redimiste;
y rogándote, Señor,
en fervorosa oración,
que siendo mi Criador
impidas mi destrucción.
El alma del que sufre es noche triste:
Toldada está por el pesar sombrío,
Y las amargas lágrimas que vierte
Son, Lucila, sus gotas de rocío
Halla quien nace bajo estrella amiga,
Florida primavera en su existencia,
Y hasta el cielo, propicio, le sonríe
Del eter tras la clara transparencia.
«Consumatum est!» Jesu-Cristo
¡Ya todo se acabó!.
Dejad que el pecho
Por un instante con mi mano oprima,
Dejad que el llanto de mis ojos corra,
Dejad que mi alma sollozando gima.
Es, señora, mi llanto postrimero,
Llanto del triste corazón herido,
Es mi último sollozo en este mundo,
Es en la tierra mi postrer gemido.
La culpa fue de Girondo, Oliverio Girondo,
que metió en mi cabeza enamorada
la oscura idea metafísica
de que una mujer puede volar.
No es cierto señor, no lo crea,
las mujeres no vuelan
sino dígamelo a mí
aprendiz de poeta, dramatugro,
que llevé a esa fémina magra
a la cumbre de los Pirineos,
a la Torre de Londres,
a los fierros parisinos,
y le pedí que lo hiciera,
por ahora no decía, no.
Juan Gilberto
Soy el premio menor,
la equivocación manifiesta,
el príncipe pálido,
la pizza fría de tu pijama party,
Soy el pelotazo en contra,
el problema mismo,
el garrón engangrenado,
el último orejón del tarro sin dulce
la resaca.
Las muchachas que ya no puedo amar
llevan enjambres de peces alborotados en sus mochilas,
tiñen sus cabellos del color de las hojas del ciruelo,
vuelcan collares de almendras en sus camisas,
desvirgan sus orejas
con setas y caracoles hundidos.
A María Laura Funes
Me lanzo en un abrazo
de baile en vientos.
Señalo a la luna;
no indico su voz ni su verbo.
La arena de la mujer
que me aprisiona,
marca en la clepsidra,
la buena espera,
la hora inmediata
del encuentro sin tiempo.
‘Que tus harapos de oro y sangre vuelen’
Yo quiero ser el que llorando llamo,
al toro herido que enterraron vivo
siempre en la ronda Dios va de tu mano,
siempre estarás de vida en un olivo.
Armado con amor hasta los huesos,
tus gestos torrenciales inclementes
te yerguen minuciosos como besos,
a golpes y cornadas más calientes.
Vendrá el silencio de los pianos,
sucumbirá mi mano a la vigilia
y alguna luna ardiente
cometerá adulterio.
Al borde de tu cama
reposarán mis sienes,
vendrá el recuerdo de tus senos
y dormirá a mi lado
mientras las secas lágrimas sacude
sobre un cuaderno ajado que se ha muerto.
Los fragmentos del último papa asesinado,
Y van… treinta y tres
son expuestos simultáneamente
en 66 paises del nuevo mundo
La quincoagésima feria nacional del hambre
ha tenido su máxima asistencia
Ya se agregó el quinto carril
de la ruta de acero
que conduce a la Antártida
La consulta popular
por el color de la bandera del MERCASUR
dio como resultado
un 82% ganador el negro, 11% el gris plomo,
5 impugnados, 2 ausentes,
no hubo votos en blanco
Quedan 2 calles en Nueva York
donde está permitido fumar, de 2 a 7 y de 19 a 21.
Yo te saludo París,
cuando una rebelión de gárgolas
ebrias levanta el vuelo,
llevándose la catedral a los barrios pérfidos,
donde los jorobados por la vida,
ven cumplirse sus sueños jodidos de locura.
Y una tormenta venérea,
ahuyenta las baladas de los inválidos
que encendieron sus barcazas
en la Isle de la Cité,
para morirse putrefactos o buenos.
Vendrá, ya lo intentó tres veces
Pensará que ha hecho cosas
Pero no las hizo
La muerte como la soledad,
son compañía
en los verdaderos silencios
y tendrá que vestirse de nuevo
acaso con las mismas ropas
Tus ojos se estarán luciendo
pergeñando guiños certeros
Esta muerte que cambia de escena
acto tras acto
que nos acompaña
de ilusiones tardías
de la mañana a la noche
de la noche al viento
insomne en cada víspera
inmutable como un presagio
sorda, como un viejo remordimiento
o un vicio absurdo
Lo gritan, lo están gritando
Tus ojos noblemente inmaduros
Cómplices de mi entelequia
Serán una palabra vana
La alegoría de mi garganta
Un grito acallado en las sombras
El mensaje inesperado
Un silencio
Así los ves cada mañana
Saciados hasta los huesos de estrellas
Me ves desde lo húmedo
Cuando te inclinas sola ante el espejo
¡ Oh querida esperanza
Infierno lento
También nosotros aquél día
En que nacemos de infidencias
Sabremos que eres la vida y la nada!
Falta tiempo para escribir sonetos,
para hacer el amor,
para esperar en una misma esquina.
Falta razón para otro brindis,
para una mano más,
para una lágrima escondida.
Falta espacio para un abrazo tibio,
para el silencio de la música,
o el misterio burlón de la alegría.
Vuelven a traernos sopa
Pan no porque es lunes
y las tostadas las comen los guardias
con manteca fresca que le roban al lechero
Piedra papel o tijera
Me cuelgo con la sábana sucia
Caen los párpados al sueño
aunque siento las uñas despiertas
y lágrimas de ron que transpiran las canas
Piedra papel o tijera
a veces me acuerdo de ella dibujé su cara en la pared
al lado de un poema Girondo
que repite cosas que solo pasan afuera
Te acordás Raquel ?
Pese a los límites que le impusieron,
después de tanta imagen, tanto arcoiris,
algo de luz se escaparía al fin
de las pupilas permanentes, cóncavas,
de los pastores y labriegos.
Ciento diez girasoles
orientaron sus voces
hacia el grito del sol
espapado en lágrimas
y ellos también lloraron al pintor
mucho antes de quedarse ciegos.
Tengo 40 años, bueno… 43,
pretendo no pasar por un hombre serio
He tenido mis fracasos pero no por eso
practicaría yoga,
soy un bebedor social,
lo malo es que casi nunca ando solo
y no es que no sea un solitario
…Ud.
a Tania
El mundo fue y será una porquería.com
en el 76 y en el 3000 también
que entre la tele y el diario te alimentan con avisos
te damos la tasa más chica del mercado para tu café con leche
y el precio más bajo por tu alma
o te devolvemos la diferencia
ahora, las balas entrantes también las pagás vos
los únicos privilegiados son ¡sus!
Ha llegado el tiempo de andar en poemas,
alguien ha dado la señal
de los últimos soles y las primeras lunas.
Voy a caer sobre ti como una bendición tardía.
Ya no soy yo el que va de tu mano,
el que te lleva de ojos.
Escribo estos versos a los tantos días
De un mes de invierno
Del año dos mil y algo
Mientras Sábato pergeña su último relato de amarguras
y Japón desaparece definitivamente
aplastado por un sismógrafo ruso
Y ahí lo tenés al tipo
Despojado de alabanzas y mesuras
Como quien te dice con un gesto
‘tomá y hacelo’
sentado en el café
jugando con las estrellas en la mesa
dibujando en sus formas
la constelación del abasto
bizarra como su universo.
El mar se resiste a mis obstinados
intentos de comprenderlo
Alessandro Baricco
Hoy el mar amaneció en mi cuarto
y ésta no es una metáfora del vino.
Arremetió de bruces
con su galope de arena,
intentó pinceladas encendidas,
en unos barcos moribundos.
Que marche un telebin
para ver la posición de tu mirada
cuando sin prejuicios y sin marcas
dejaste caer el bretel izquierdo
de tu vestido perla con la mano blanca
y desde lo alto de tu hombro de ángel
despuntó un sol inocente jamás vislumbrado
Que pasen el riplei en ultra moushon
cuando tus ojos de mariposa
volaron por las ventanas del paraíso
hasta embestir mis deseos de piraña
y surcaron para siempre mi aorta
obstruida de equinoccios
Que hagan patear de nuevo
los doce penales de acero
que atravesaron besaron ves Aron
como perdí por goleada
por salir a buscar el empate
la noche del eclipse del tiempo
Del Vieytes nos aplauden, viva¡ viva¡
y un ángel y un soldado y una niña
se tocan en la esquina del Colón
En tiempo de descuento de esta vida aletargada
meteré dos cambios impensados
la golondrina de una veleta rota
por la canción de un anarquista enfermo
y una bolsa de arpillera de sueños y poemas
por tres botellas de whisky nacional berreta
Te reís pero solo vos me oís
a la luna la atropellaron en Callao
por pedir la hora la hora referí
Al terminar te cambio tu camiseta musculosa
por mi ballenera verde
Y camino a los vestuarios
así medio ebrios medio narcotizados
le hago respiración a la luna por un cráter
y con su sangre arremolinada
escribo un grafiti en el asfalto
‘quereme así piantao, piantao, piantao’.
Y nuevamente la palabra te invita a morir,
y te preparás ceremonioso, vas a la cama,
te vestís de blanco mortaja,
te corregís el pelo,
te acostás sereno, desnudo de anillos y sin dientes,
estirás las piernas con sus últimos crujidos,
cruzás los brazos, pensás,
tal vez sea éste tu primer abrazo.
negrita ¿te has dado cuenta que sería capaz
de comer vidrio por vos?
Rodolfo Edwards
Suena dos veces el timbre en el cuarto
…silencio
después otras dos en el tercero
te levantás desnuda y desfilás por la alfombra
con tu estela de adagios
-suba por favor… esta abierto?-
te vestís mínimamente
encontrás una sonrisa cómoda, dos moneditas y abrís
-arrolladitos primavera, salsa agridulce,
ah… el chaw fan con camarones
viene con un poeta de regalo
lo quiere?-
-no sé y… qué come?-
-nada señora, solo agua durante todo el día
con eso le basta
escribe llora y la mira sin parar, siempre-
-está bien, déjelo, y si no lo quiero más qué hago?-
-no se… hasta luego-.
‘Flota sin ti la madrugada’
Río español sanguinolento riega,
de agosto un andaluz amanecer
y algún cobarde que se atreve niega,
que volverás hoy al anochecer.
Para poder ser libre lo proclaman
a veces no te alcanza con la muerte,
noche abajo gitanos te reclaman,
Y tu luna en la fragua se divierte.
No. No es nacer.
Ni siquiera dormir.
Es soñar. Inquirir. Preguntar.
No llegar hacia la puerta.
Ni siquiera abrir una ventana.
No. No es nacer.
Es gemir. Llorar. apenas sonreír.
Y seguir y seguir y seguir…
Llorar.
Yo, la hija del extranjero
que lleva una india tras la cara,
alzo mis manos en las cumbres
y pateo firme la tierra larga.
Yo, la mujer blanca
nacida, criada y amamantada
en estas tierras americanas,
con mi pedazo de canela
creciéndome en las enaguas,
con una raíz en la distancia,
doy mi follaje, gaviota,
barco, vela, espacio, tiempo,
rayo del sol, lucero del alba,
petate, jarra;
de mi resina se alimentan
todas las aguas.
América, te percibo con el dedo
de los pobres,
desde tu íntimo deseo de ser mano.
Te percibo madre-padre de los que de ti
fueron arrancados.
Tu tierra ha ido puliendo
la nostalgia, día tras día,
hachazo, guaro, mujer pendiente.
Ésta es mi ciudad. Hay olor
de gente por todos lados.
Un olor atropellante
que galopa sobre las aceras
-y, aunque no haya aceras, galopa lo mismo-.
Olor que crece sin decrecer nunca
y va en su ascenso dejando rastro.
Infancia rectilínea la del hombre.
Jamás llega a reventar en su capullo.
Camina…
y va sin desgastar la suela.
La vida transcurre,
deslizado murciélago
de noches cerradas.
Al final de una gruta
una fuente y un árbol pispilean;
mariposas de musgo
se acercan.
¡Nunca mas el agua repite el mismo curso!
Hojas caen en los remolinos
del tiempo,
mientras el aire, tranquilo demiurgo,
hijo del éter,
vigila sigiloso
el aleteo de todo lo que existe.
Entraste en mí por un beso.
Luego,
ya no fue sólo un
beso.
Fuiste tú.
Con tu vergüenza de hombre
Con un traer recuerdos
a mi futuro:
con un depósito
de ventanas
y unos paisajes diarios.
Ventana hecha de cualquier cosa
y para cualquier hombre.
Tú me das al mundo en archipiélago de nombres,
y me quitas un ojo
y otro ojo me robas.
Me dejas ciega en mi pobreza de pobre.
Ventana de un mundo que se ordenó en desorden.
PARTE PRIMERA
El Desierto
Era la tarde, y la hora
en que el sol la cresta dora
de los Andes. El Desierto
inconmensurable, abierto,
y misterioso a sus pies
se extiende; triste el semblante,
solitario y taciturno
como el mar, cuando un instante
al crepúsculo nocturno,
pone rienda a su altivez.
Países: vulgaridades sonoras,
silentes, pestilentes.
Países: sombras que a cada lado
se acomodan tratando de obligar
a la vida a que los piense
y los desee como únicos valores.
Hojas secas, tostadas a fuerza
de energía sintética.
Países que por pretender programar
desde unos huesos el futuro,
cierran un juego sin encarnar mas
que la nada.
(Mientras Carlos Cañas e Isabel de Sola escribían)
Triste vergüenza del hombre que camina,
que marcha puliendo su agonía,
retocando con alambres sus escaramuzas.
Vergüenza terrible de una estirpe
que momifica sus verdades
por la repugnancia que causa el conocerse
en lo que somos.
La antena de televisión
se confundía con la pantalla
de 36 mm de la casa del vecino.
Al otro lado, un transistor
daba las noticias del minuto:
Tres caracolas fueron encontradas
en las pirámides de Geoz.
Hace apenas dos horas
se acaba de dar por finalizado
el acto de inauguración
de la Tercera guerra Universal.
El esconderse siempre
de lo otro,
y mostrar
el celofán que cubre nuestra cáscara,
es tarea cotidiana
en la mentalidad pueblerina
del siglo veinte.
Vamos!
Estamos invitados a reventar
nuestra primer piñata…
Cuando el contorno se estrecha y nos asfixia,
cuando el amor que soñamos y esperamos
se queda trabado de una rama,
como cualquier piscucha…
Cuando andamos como las gallinas
y como las patas: buscando donde
desovar con la temperatura necesaria,
volvemos a unos brazos que existieron
nunca en nosotros.
Ahora que se habla de paz,
adónde quedó la guerra?
La guerra quedó,
en las profundas raíces de la paz.
Dulce vecino de la verde selva,
huésped eterno del abril florido,
vital aliento de la madre Venus,
céfiro blando.
Si de mis ansias de amor supiste,
tú que las quejas de mi voz llevaste,
oye, no temas, y a mi ninfa dile,
dile que muero.
El siglo esta aquí,
abierto ante los ojos.
Trae consigo la voz alzada,
la voz nacida de la profunda América.
Esa voz que a veces es borbollón de sangre
manando por una grieta,
y a veces, tan sólo a veces,
es grito abierto en el aire y alarido de parturienta.
Varón de seda fugitiva,
espejo de este azul tan transparente,
descalza tu lenguaje,
llévame en tu frente;
en tu trueno-música recoge mi tambora,
mi hormiga de colores
y esta magia-real que a ti te explora.
En tus brazos apriétame
la nostalgia de ti,
hasta hacerla callar.
Síntesis de cuervo
nuestra memoria agita
su bandera inagotable…
Sangre pelada de la tierra,
nuestras personas: función aracnida.
Vamos así dentro del ritmo,
desconociendo los rostros.
Pauta del tiempo que se cobra solo.
Rezumo en el nervio
de serpentinas cloacas.
Camino de ti, en este breve instante de tu hora,
voy siendo apenas esta hoja desprendida,
donde una ilusión su nido encuantra agonizando.
Esta hoja fugaz, pálida vena del destino.
Hiel. Carroña innecesaria. Veinteavo deseo
de ser un soplo vivo.
A G.E. por haber ayudado a recuperarme a mí misma)
«Vamos, esto es realmente un espectaculo
que ha sacado a los muertos de sus tumbas
¡La población de los viejos cementerios
de las colinas, corre a verlo!
¡Fantasmas! Fantasmas innumerables en los flancos
y en la retaguardia».