A Edmundo Barbero, mi padre
Cuánto diera por saber lo que tarda el agua
en convertirse en agua viva.
Plena de musgo, de algas, de trasparencia oscura al ojo
no avezado en la meteria.
Y cuánto diera de mí en el sabroso desgaste
hacia lo humano.
A Edmundo Barbero, mi padre
Cuánto diera por saber lo que tarda el agua
en convertirse en agua viva.
Plena de musgo, de algas, de trasparencia oscura al ojo
no avezado en la meteria.
Y cuánto diera de mí en el sabroso desgaste
hacia lo humano.
Mariposa
arrastrada por un viento.
Por este viento vacío
que se durmió hace
años.
Arena movediza
en un pantano
desierto,
donde las aves cantan
despertando sueños.
El amor,
es del color
de mis sandalias.
¿Sabes?
A veces,
es raro sentirse:
¡Voy descalza!
Evito luciérnagas
caminantes,
piedras gritonas
a hombre
¿Sabes?
El amor,
es del color
de mis sandalias…
¡Voy descalza!
Y vino Dios un día
a jugar conmigo.
Juntos fuimos al Hombre.
Recorrimos al hombre.
Gozamos en el hombre.
Mi ser ya no podía con su
infancia abierta,
ni Dios con su cansancio.
Nos miramos.
Nuestros pies
unieron las piedras
y así formamos
un cementerio
sin cruces.
Búscame allí
donde baten los misterios,
donde anida el corazón de los poetas.
Búscame
en los poros de tu cuerpo,
en los pliegues más profundos de tu piel,
allí donde he muerto y renacido tantas veces.
Búscame además
donde menos se te ocurra,
en portales,
cementerios,
espacios inherentes de las sombras,
en cada niño que pierde su cometa.
Fue testigo el viento
y cinco noches cabalgadas
del único rincón de tus entrañas.
Tal vez del sudor de las simientes
vertidas de tu sexo.
Fue testigo de las cifras
definidas por la historia.
Sabe bien el viento
de amores en la orilla,
sabe que… además
hay almas que se pierden,
que hay almas que tumban las promesas,
que recorren los caminos
sin sustancias ni alegatos,
luchas ni promesas.
Y si después de tantas palabras
no sobrevive la palabra.
Cesar Vallejo
Hoy no tengo nada que decir.
Soy un cuerpo y una boca que comulga,
un ente que ha hundido su nombre en el barro.
Hoy podría sacar las sombras de mis noches,
levantar a los piratas comulgados por la historia,
hacer un monumento en nombre de tu cuerpo.
Podría causarle glorias a la muerte,
descifrar enigmas que a nadie responden,
invocar indefinidas causas perdidas por el tiempo.
Hoy soñé los lamentos de mi suerte,
un color de sombra en la llovizna.
Dios, nunca pensó en crueles realidades,
se inventó su mundo a mis espaldas.
No me permitió soñar las primaveras
y me encontré a las cinco de la tarde
soñando un puño de palabras.
En la cruz murió el hombre un día,
Pero se ha de aprender a morir
en la cruz todos los días…
José Martí (El presidio político en Cuba)
Fui a la muerte sin zapatos ni virtudes,
lejos de sombras y huesos,
cáscara de lamentos.
Anda el profeta de paso por la luna,
hace suyo el silencio y pierde la nostalgia.
No ha descubierto el afán de conseguir su premio
¡Calla!
Sumerge su vida y vierte el perdón de la palabra,
sus ojos se ahuecan,
su espíritu sigue los caminos de aquellos que se fueron.
No sé de cumbres ni de rosas,
todo lo que pienso es ya olvidado.
No tengo soberbia en mis adentros,
ni siquiera temores.
Nada enreda los abismos.
Tiño la vida de colores muertos,
de cenizas rojas.
Estoy sola ¡Sí!
Ya no soy poeta
ni esto es una poesía,
es mas bien un manifiesto,
la retirada sin banderas blancas,
cuatro letras tiradas a su mala suerte,
pobres y agónicas,
confundidas,
mal interpretadas,
resignadas a su mal vivir,
preguntándose una y otra vez
por qué diablos cayeron en mis manos.
No fue la lluvia de un día no previsto
ni tu sonrisa en el cuento de un hada…
Este día fue algo más noble que mil cuentos.
Tú caminabas por los pasos de mis horas,
te construiste de un suspiro…
y miraste con sorpresas tus designios.
Puedes pensar de mí lo que te venga en ganas.
Que estoy podrida de cuerpos y de antojos,
que me estaciono a la fuerza en tus designios.
Puedes decir
que soy como un fantasma,
hablar sobre mis cuentos,
someterlos,
reír de mis pasajes más sedientos,
cautivar mis dominios de la carne.
Siete vientos me hablaron de las noches
…No escuché lo que decían.
Estaba sorda de pies y manos,
muda de voces,
escurriéndome entre sábanas usadas.
No escuché… o no quería.
Bien recuerdo que esos vientos
susurraban imposibles,
historias de los astros destruidos,
explosiones mudas,
rupturas del alma…
Y que sé yo cuantas más cosas,
no escuché ni una palabra
(Y no quiero que me tilden de inconsciente)
Ninguna de las voces
habló de grandes luchas,
de vencedores e invencibles.
La mano y el favor de la Cirene,
a quien Apolo amó con amor tierno;
y el agua consagrada de Hipocrene,
y aquella lira con que del Averno
Orfeo libertó su dulce esposa,
suspendiendo las furias del infierno;
la célebre armonía milagrosa
de aquel cuya testudo pudo tanto,
que dio muralla a Tebas la famosa;
el platicar suave, vuelto en llanto
y en sola una voz, que a Júpiter guardaba,
y a Junio entretenía y daba espanto;
quisiera que alcanzaras, Musa mía,
para que en grave y sublimado verso
cantaras en loor de la Poesía.
Seguía su soberbia el arrogante,
amaba la crueldad el sanguinoso,
y el avariento el oro rutilante.
Era Dios la lujuria del vicioso,
adoraba el ladrón en la rapiña,
y al honor daba incienso el ambicioso.
No habría deidad ni ley divina,
si no era el propio gusto y apetito,
por carecer de ciencias y doctrina.
Y vosotras, antárticas regiones,
también podéis teneros por dichosas,
pues alcanzáis voto, como en otras cosas.
¿Dónde vas, Musa? ¿No hemos presupuesto
de rematar aquí nuestro discurso,
que de prolijo y tosco es ya molesto?
¿Por qué dilatas el difícil curso?
“del estado más sereno” *
a un costado de la autopista -miramos la extendida
llanura arada/ el tramado orden mecánico -de esos
surcos químicamente limpios de la apretada asfixia
de yuyales y maleza/ en cuya cima las hojas -de los
primeros brotes/ traspasan con firmeza la capa –del
blanco rocío escarchado
* “del estado más sereno”
Luis de Góngora, Soneto XII.
“Brillante eternidad” *
el impulso -que recorre oscuros canales licuificados/ ardientes
esponjas magmáticas –recibe en la latencia de cada uno de sus
corpúsculos –fluctuantes destellos eléctricos/ voluntad -que el
ojo no podrá percibir, mucho menos cuantificar en el espejado
campo de la memoria –ese impulso, su refracción digo: ondula
giros centrífugos (derrama la virtud de su latido)
* “Brillante eternidad”
Juan Calzadilla, Tácticas de vigía, 1982.
“al sonido de su nombre” *
el nombre arbitrario de este objeto que te desvela
botella, tornillo, o piedra/ que si lanzado de voces
declina la invisible trayectoria de alturas/ entrega
al esfuerzo de tu oído/ el hueco eco de la colisión
la característica de los cuerpos, peso, tamaño, etc.
“de manera que se sólo ver” *
el siseo lejano de las aguas que desciende de las altas
cumbres/ despierta a las codornices -que con agilidad
y repentina gracia -sacuden su plumaje/ aletean -en el
nido/ –esas aves que no han visto nunca/ del deshielo
la desatada furia de los torrentes/ observan –de la luz
el brillo distinto/ reconocen en ella -señales –secretos
designios
* “de manera que de sólo ver”
Santa Teresa de Jesús, Las Moradas, VI, cap.7.
“Strahlenwind deiner spragge” *
el viento que sopla desde el desierto cristalino
tan blando como un terzo cielo –anunciará del
universo, infinitas desconocidas geometrías/el
más pequeño de sus detalles / los dominios de
una agregada luminosidad
* “Strahlenwind deiner Spragge”; “La ráfaga de viento de tu lenguaje”
Paul Celan, Sprachgitter, 1959.
“In the main of light” *
en un escenario dispuesto por la luz/ -las rocas extienden
en sombras alargadas su inmensa redondez/ -en el aire al
zumbido en vuelo de los insectos/ -el escape de un motor
señala con el agobiado paladeo de furiosas erres flotantes
dilatadas en una nube ácida de combustible quemado/ -el
ritmo de la sierra mecánica/ la tala de los árboles
* “In the main of light”, ”En lo principal de la luz”
Seamus Heaney, “The goverment of the tongue”,1988.
“noche de sus bienes” *
envueltas —en el tibio aire del verano/ las
lámparas eléctricas/ -recrean –en el centro
de la noche -el círculo –de su luz/ flotando
en la oscuridad, -atraídos a ellas -se elevan
alzados en la brisa –los insectos
* “noche de sus bienes”
Edmond Jabés, La memoria y la mano, Versión de Rubén Mejía.
“The pebble/ is a perfect creature” *
ese canto rodado -que se desplaza lento en el repetido
ciclo de las aguas / podrá exponer en la palma de una
mano / el mudo resplandor de su apariencia / -al tacto
inseguro de tus dedos –una estructura única
* “The pebble/is a perfect creature”, “Este canto rodado es una perfecta
criatura”
Zbignew Herbert, Selected Poems, 1968.
“Piedra como tú” *
esta enlodada piedra de metal/ del tamaño —de una ciruela
del Alto Valle -que comparte con la roca gris y los arbustos
secos/ las arenas de este territorio -a tus ojos en la distancia
tendido/ no recuerda sus orígenes —sin embargo cuando tu
boca pronuncia la palabra “meteoro”, fulgirá ella de la fosa
profunda de tu voz/ constelaciones numerosas
* “Piedra como tú”
León Felipe
“all is emptiness” *
la curvada línea de fuego/ el rastro de este cometa
que -con trazos de luz explosiva, ilumina el oscuro
plano cóncavo del firmamento/ describe la cadena
encendida de su recorrido/ huella instantánea –que
al consumirse elude toda referencia orbital
* “all is emptiness”; “ todo es vacío”
Thomas Kinsella, New Poems, 1973.
“confondant la nuit et le jour” *
la naturaleza de las ciudades / que despliegan en
la planicie desolada –sus abanicos circulares/ no
será nunca correspondida/ de la vibración íntima
que irradia del fuego –esta ceniza calcinada
* “confondant la nuit et le jour”; “confundiendo la noche y el día”
Jules Supervielle, Prophétie, 1925.
“like a thunderbolt he falls” *
la onda de aire cálido/ que flota el cielo del pequeño
valle/ sostiene al halcón en magnífico planeo de alas
abiertas/ y de él -el ojo atento/ que mide la distancia
que separa la presa elegida de sus garras/ ojo certero
que dirige preciso/ los relámpagos del instinto
* “Like a thunderbolt he falls”; “Él cae como un rayo”
Lord Tennyson, “The Eagle”.
«bienes de la tierra» *
los dedos pulgar e índice –levemente combados en labor de
pinzas/ presionan el contorno irregular –de esa piedrita que
has recogido a la orilla del río/ la colocan bajo la luz de una
lámpara eléctrica/ que alumbra de su figura la suavidad de
los bordes/ el tallado paciente de las aguas
* «Bienes de la tierra»
Francisco de Quevedo y V., El escarmiento
“not things but minds” *
los glaciares en la lejana patagonia impulsan/ el
tamaño –de su acumulado volumen/– recreando
bajo la magnitud de sus formas/ –una música de
aguas
* “Not things but minds”; “No cosas sino mentes”
John Cage, Themes & Variations, 1982.
«Ciego discurso humano» *
pudiera -quién/ de esa serpiente que se desliza
sobre la tierra seca/ reluciente en un espejismo
de sol/ evocar trazos -movimientos en el polvo
el contenido ritmo -de su vaivén/ los rasguidos
de una piel -desatándose en el aire
* «Ciego discurso humano»
Luis de Góngora, Soneto CLVIII.
“Altre tu en clausura” *
si mi ojo advierte de esas altas cúpulas del cielo/ una elipsis
que no culmina sobre sí misma/ entonces -vos podrás iniciar
el proceso de cálculo de los ciclos del sonido -sus resultados
distantes/ ulos—–rulos/ [círculos de la energía en un tiempo
sostenido] rizos de velocidad varia que dividen -los campos
del vacío
a j.a.p.
“Aquí en el silencio,/ oigo” *
una brisa nocturna —atraviesa los campos roturados
agita las hojas del eucalipto -el crecido follaje de los
cañaverales/ roza sonora —las grandes ruedas de un
tractor detenido
* “Aquí en el silencio/oigo”
Eugenio Guasta, Papeles sobre ciudades, 1995.
Te acercaste a mi playa. Era la tarde
y el otoño agrisaba las arenas.
Le pusiste tu nombre a mis orígenes
y al fin mis ojos se volvieron tierra
para aceptar la cruz de tu conquista.
Después volvió la historia a ser historia
y la playa de nuevo está desierta.
Dónde estabas
que la vida se fue sin que te viera,
en qué resquicio sórdido del tiempo,
en qué mentira gris,
en qué apariencia.
Si volviera el verano
y una señal del viento.
Si todo fuera igual
y descubriera en la arena
alguna huella.
Soy Judas, el traidor,
y te di más que todos,
yo te di más que amor.
Para ellos, la merced del heroísmo
y la docilidad de serte fieles,
porque ellos no afrontaron tu mirada
allá en Getsemaní.
-Ojalá me hubieras dicho:
Abres la puerta
como si atrás quedara un accidente.
La calle está en orden. La bondad de las acacias
cae desde lo alto y deja las aceras sembradas.
Mujeres limpian pescado y ríen
enseñándose su presa.
Mira, aún vive.
Atardece. Noticias desmienten
la calma frente a mi casa.
Tristona y hermosa
abre su bocadillo a desgana
y parte en dos los escalones
de la entrada, los desagües tendidos
hacia el barranco, el viejo cuidado.
Se enseña con el cansancio de un largo
trayecto, la frente contra el cristal.
El tenedor en el plato cla cla cla
se cuela de todas las ventanas.
Las cosas se gastan por los cantos
y ruedan escaleras abajo. En el hueco
las niñas hacen casas y esperan.
La hora es sabida y fría, corre
por el pasamanos hasta la puerta,
la cena y el sueño.
Habrá tenido un difícil invierno,
pero al sol hoy reconoce el bienestar
como aceite sobre sí y lo agradece.
Palpa el suelo caliente.
Piensa en darse
al lomo de las cosas, a ciegas,
para ver cómo es estar con ellas
cuando nada crece ni decae.
Ese oscuro pasaje en el que me busco
con obstinación, hasta el agotamiento,
me niega el espejo donde pueda descansar.
Pena de no ver qué me empuja,
qué hilos me atan con fervor a ese primer portal
donde el hombre y su esbelta forma apetecible,
como el aire,
arroja sus máscaras sobre mi deseo.
En este lugar, cada cual llega de su galaxia.
Baila, canta, mira profunda o levemente,
según pueda,
y luego saca su resumé de conquista y colonización.
En este lugar, que rescata de la abulia,
con sus traseúntes de la noche,
cada cual busca el amor o alguna sensación parecida,
según pueda.
He querido escribir, más que nada vivir
intensamente,
estar en el aroma, en la médula de las cosas.
Tantos fantasmas dijeron amarme
y sobre ellos me derramé como la lluvia de anoche.
La que ame fantasmas se convertirá en lluvias,
largas lluvias en la aurora.
Este niño no tiene padre reconocido
ni se parecerá a nadie en particular.
Excluiremos de su alimento al miedo.
Nacerá de la buena familia del solo vientre de su madre.
Ya le contará ella que la preñaron los Andes,
la olorosa esperma del río,
la noche vaga entre los montes, la limonada,
una cálida brisa que le llegó do Brasil.
Antes de comenzar el camino de la vida, sueño con el puma.
Salgo de una aldea progresista, busco la salida.
Y allí, la vía de tren en medio demarca los mundos.
El camino lleva a la selva, que no es oscura, que se abre
como la más apetecible, encantada, invitante flor,
olor de diosa, de árboles y lianas, de sol y lluvia
donde se casan las brujas en soledad.
Esa blanca flor,
que en la mañana al abrirse,
hace de tu día una celebración,
trae el ilusorio encanto de una beldad enloquecida de deseo.
Ávida de la más desesperada estación de fuego,
esa blanca flor conoce todos los secretos del éxtasis
posibles de alcanzar en la tierra,
cuando se ha bebido de la ardiente copa
el espumante hechizo de los cuerpos.
El vacío de las sombras destechó mi cabeza
y la casa quedó dolida, suspendida en el asombro.
La casa, con cuerpo de hombre alto y acento del sur,
quedó tocada de ese rayo raro de locura,
insomne estancia del deseo,
brazo mordido de pasión, como medalla de guerra.