A veces

A veces cuando era
temprano todavía para verte
o cuando la ventana
se abría a la distancia y al sonido
de tanto hierro puesto y tanta arena
que cruje a tierra extraña en los caminos
remoto a la esperanza
me volvía a aquel sitio en que dejamos
las soledades juntas y las voces.

 » Leer Mas…

Al tamaño del cisne

Dormir nonchalamment al’ombre de ses seins
Comme un hameau paisible au pied d’une montagne.

Todo está preparado:
la sábana tan blanca y el silencio
ahora inviolable.
(Yo me hago
a un lado para no estorbarte.)
Ven,
arráncate a los ojos
que ya te desdibujan,
rompe tu invierno gris, oh sonriente
dulce estrella habitada.

 » Leer Mas…

Baño de doméstica

Entonces arrojaba
piedrecillas al agua jabonosa,
veía disolverse
la violada rúbrica de espuma,
bogar las islas y juntarse, envueltas
en un olor cordial o como un tibio
recuerdo de su risa.

¿Cuántas veces pudo ocurrir
lo que parece ahora tan extraño?

 » Leer Mas…

Baño en cueros

Haberlo vivamente deseado y verlas
pisar el agua que la luna enturbia
y estarlas a mirar; los cuerpos blancos
romper la sombra del metal luciente
-desnudo universal, desnudo hasta la muerte-
y quedarse indeciso, en pie, en lo oscuro,
como un viejo marino sospechando un tiempo
súbitamente aventuroso, y, luego,
olvidando los restos de la cena triste
con guitarra y golletes salivosos,
entrar a carga de animal entero
llamado por el agua o por los cuerpos.

 » Leer Mas…

Exterior del gato

Ser el gato,
hacer un esfuerzo y ser el gato
transitorio del alba y en la cumbre
del mundo transitado, y presumible.

Ser por fuera del gato todo el gato posible
después del atigrado resplandor de la noche
última y la pasmada contracción felina.

 » Leer Mas…

Fósiles

Sumérjase el alma un instante
en el árido mar del deseo
y surja falaz de su espuma
tu efigie de bronce

*

Agite la brisa a su soplo
tus negros y sueltos cabellos
y envuelta en su halago
la bruma de tu cuerpo.

 » Leer Mas…

Gato ecuestre

¿Cuál de los dos, mi tigre, a quién celebran
las aristas de polvo, las lanzas habitadas
que destellan ventanas insurgentes
en la noche solemne de la proclamación?

¿A quién miran los ojos en la hierba peinada?
¿Para quién la sonrisa aduladora
en las sombras secretas del square
o la memoria hambrienta de los niños?

 » Leer Mas…

La dame à la licorne

Oriente ensortijado,
rojo vellón flamante, con qué pausa
de sol en hebras nace entre dos ramas
aún nocturnas de azules indecisos

y crespa luz guardada
-venus naciendo nueva de la sarga-
a las puntas saladas y a los labios
incrustados de arena cristalina
promete otra figura
sobre la piel erguida y sobre el mismo
tostado de las dunas
-las sedas suntuosas de la piedra molida-
y el lienzo inquieto de la mar,
espejo
que te revela como tú te admiras.

 » Leer Mas…

Las aguas reiteradas

I

En las aguas profundas,
en las ondas del sueño amurallado,
a menudo apareces, y en el curso
verde y olvidadizo de los ríos.
Conozco tu presencia
en las cortezas húmedas del aire
y sé que en un lugar,
excavada en la lluvia
tu iluminada soledad persiste.

 » Leer Mas…

Le asocio a mis preocupaciones

Y base de notar; que estas cosas son aora muy a la postre,
despues de todas las visiones, y revelaciones que escrivire,
y del tiempo que solía tener oración, a donde el Señor me
dava muy grandes gustos y regalos.

Preferiría ahora imaginar
que te soñaba como un robot
metálico o como un antiguo caminante
hecho de humanidades o de audacia.

 » Leer Mas…

Luna de agosto

Insistió en no acercarse demasiado,
temerosa de la intimidad caliente del esfuerzo,
pero los que pasaban
cerca con los varales y las pértigas
nos sonreían,
y sentía con orgullo su presencia
y que fuese mi prima (aún recuerdo
sus ojos en la linde
del círculo de luz, brillando
como unos ojos de animal nocturno).

 » Leer Mas…

Noche

Clamo a tu vientre lívido de viento,
al corazón estrecho de tus gallos,
a sus látigos rojos, a los rayos
que acribillan tu hueco firmamento.

Busco la arista del desdoblamiento,
hurtarme fruto a mis normales tallos,
libertarme en tus ácidos caballos
y un ungir tus torres de mi advenimiento.

 » Leer Mas…

Primer amor

No lo supimos la primera vez;
lo extraño,
que lo hacía distinto de los sueños,
no estaba en ella, ni
en ser menos real,
más pálida y ausente,
humana donde el mórbido cuerpo imaginado.
Tampoco en la premura
de gestos que, al contrario,
habíamos fiado a maravilla
ni en las voces que nunca imaginamos
-«De un pueblecillo cerca de Jaén»,
decía, todavía en rosada
ropa interior,
como en un envoltorio de farmacia.

 » Leer Mas…

Prosa para un fin de capítulo

Nuestras caras ahora,
según me vuelvo hacia ti desde el pie de la cama
y despuntan tus ojos
sobre la cumbre de tus rodillas abrazadas,
repiten una historia en que no entramos
sino con mucha aplicación.
No basta

que tú sonrías
casi en un gris del cine, componiendo
anticipadamente tu recuerdo y ruedes
mejor que otros lo harían tu secuencia
tierna y salvaje, y tan banal, que escupen
sin tu permiso los espejos,

mientras
las obediencias de mi mano palpan
la barra de metal como quien quiere
guardar su tacto cómplice,
ex profeso
de escamoso oropel,
cuando de veras
soy consciente del ritmo de las gotas,
miro las grecas del papel pintado,
sigo la curva noble de la sábana
que se diría atornillada;
y cuando
eres de nuevo tú,
con qué distancia
te contemplo ya través
de qué lente invertida
-transparentes
de vidriada memoria-
me detengo

en las rodillas que te escudan, juntas,
casi tiros de piedra amaestrada,
o animales heráldicos, lechuzas
de capitel,
con un ojo sin sueño y de amenaza.

 » Leer Mas…

Reino escondido

No puedo recordar
por qué escogí aquel reino de ladrillo.
¿Por qué el rincón tan húmedo, la esquina
verde del corredor?
Sólo el terror pasaba, a veces
la insolente figura devorada
casi enseguida por la luz.
Estuve solo siempre, al menos
que yo recuerde.

 » Leer Mas…

Ternura de tigre

La lengua sobre todo, afectuosa,
áspera y cortesana en el saludo.

Las zarpas de abrazar, con qué cuidado,
o de impetrar afecto, o daño, a quien lo doma.

La caricia con uñas, el pecho boca arriba
para mostrar el corazón cautivo.

 » Leer Mas…

Torre en medio

Nunca noche ninguna
ni trámite se fueron tan despacio.
Volvía a los lugares
recientes, repetía
las aguas, tarde siempre
para enfilar los pasos escogidos,
y volvía a partir;
la noche inmensa
comenzaba conmigo a mis espaldas.

Pero fue en un instante
real, aquella orilla
blanca, diurna ciudad,
aquella
populosa cultura
vid,
que viene
por cima de los montes al encuentro.

 » Leer Mas…

Cármides

1

¿En sueños? Lenta lluvia de hojas
secas, que aún no concluye. Por el aire,
lo que sin dar sombra se difunde,
lo que sin luz aparente deslumbra.
Huye de si mismo el pájaro. Queda
un vacío que nada ni nadie ocupa.

 » Leer Mas…

Desde siempre, doble: torbellino

A Federico Klemm, en memoria

Desde siempre, doble: torbellino,
movimiento espiral, helicoide,
dinámica del espacio; peregrino,
partida y regreso al origen,
al centro.
¿Por qué entonces,
esta tarde o noche,
un palo quemado,
alas negras y una red,
hija de lo oscuro y hermana del sueño,
negro que se vuelve verde,
manos que emergen de la tierra?

 » Leer Mas…

Hummingird

Forma que adopta un pensamiento,
madera de sueño, vida ingrávida;
al alcance de la mano, siempre lejos,
entre las ramas del árbol plantado
y, en el aire blanco y denso, una mancha.
Señal de que el mundo aún es próspero,
húmedo, mágico, que en la grave música
se cuela un tono menor, infancia
en cuanto se repliega y mengua:
nunca inmóvil, ágil, tras el perfume,
metáfora que cambia y permanece.

 » Leer Mas…

Respira

Respira. Apenas eso. En la veloz
evaporación del milagro, de ceniza a ceniza.
Del bromo, algo que roba poco a poco el aire.
No hay testigos; en lo que queda de mundo,
los perros se disputan pedazos de cartón,
algún hueso torcido, los restos de un disfraz de marino.

 » Leer Mas…

A la esperanza

Yo se que eres una ave fugitiva,
Un pez dorado que en las ondas juega,
Una nube del alba que desplega
Su miraje de rosa y me cautiva.

Se que res flor que la niñez cultiva
Y el hombre con sus lágrimas la riega,
Sombra del porvenir que nunca llega,
Bella a los ojos, y a la mano esquiva.

 » Leer Mas…

Diamantes y perlas

He aquí, lector, la diminuta llave
Que guarda de mis joyas el tesoro;
Privanme la modestia y el decoro
De que yo te las muestre y las alabe.

Quizás tu lente, escrutador, acabe
Por no hallar en mi cofre perlas ni oro
Si tal descubres, por tu honor imploro
Que no lo digas a quien no lo sabe.

 » Leer Mas…

Responde

Dios dijo al ave de los bosques canta,
al tierno caliz de la flor, perfuma
a la estrella, los mares abrillanta,
al sol invade en la azulada bruma

al ambiente suspira, al mar encanta
con tus bellezas de argentada espuma
y a ti mujer para el odio nacida,
te ha dicho acaso dios
¿ ama y olvida ?

 » Leer Mas…

El cadáver de Krishna yace sobre la hierba

El cadáver de Krishna yace sobre la hierba
es una mancha azul en medio de tanto verde
tiene los ojos abiertos apuntando al cielo
ojos abiertos que no miran nada
un pájaro parado en su vientre
se entretiene picoteándole el sexo
aunque no parece apetecerle mucho
dos o tres nubes marchan hacia el sur
como único cortejo fúnebre
el cadáver exhala un aroma
que denuncia su alegría de estar muerto
el pájaro vuela, las nubes ya no están.

 » Leer Mas…

El otoño deja atrás tantas cosas

el otoño deja atrás tantas cosas
los árboles lo eligen para despojarse
y volverse línea, red, circulación pura
para llegar al invierno transformados
en ríos de fibra que desembocan en la tierra
y así unirse con su oscura mitad subterránea
el otoño desestima el color verde
y transforma a los árboles en antenas
que cargan de energía a la batería del mundo
en los meses de silencio.

 » Leer Mas…

Hubo un verano con muchas despedidas

Hubo un verano con muchas despedidas
fue el verano más largo en años
los días se enroscaban sobre sí mismos y volvían a empezar
las flores caían sobre el pavimento y se ahogaban en su propio jugo
fue un verano triste a pesar de tanto sol
la humedad hacía más profundo el silencio de las siestas
y cuando por fin llegaba la noche
el hondo canto de los búhos duraba hasta morir.

 » Leer Mas…

Las filosas guitarras del DF

Las filosas guitarras del DF
no alcanzan a cortar el hilo
que trae tu recuerdo en olas
pero yo prefiero pensar en una historia
con doble final
(los caminos se bifurcan en cualquier jardín
sea propio o ajeno)
elegir entre las tibias humedades nocturnas
o el rocío insano de la mañana
imaginar la melodía que refleje estos fragmentos
es un magnífico ejercicio para los sentidos
y la luz es tan delicada al llegar
con su ritmo de mareas
que hasta el eco de las guitarras
se desvanece en el aire.

 » Leer Mas…

Las tensiones primordiales

Las tensiones primordiales
forman a menudo una cruz
es decir, se resuelven en un punto
y punto con punto con punto
construyen el núcleo de la red
donde los vacíos intermedios sostienen
el curso y el devenir del mundo
como se sostiene desde siempre
el telón endeble que simula el cielo.

 » Leer Mas…

Pintando las paredes del suburbio

Pintando las paredes del suburbio
con declaraciones de amor
pensar en la belleza no siempre ayuda.
En los sillones de la disco
el deseo se trasviste en vértigo
verde flúo limón, cuánta sed…
pero es invierno y esta chica no sé quién es
los graffitis de amor se descascaran
borrados por la lluvia, en cuanto a nosotros
nos entretenemos bebiendo placebos
semicírculos azules en el aire,
se hicieron las 7 y la blonda se fue en bondi
después de todo, casi todos
habitan un lugar
sito en Vulgaria.

 » Leer Mas…

Retrato de familia, el niño gordito

Retrato de familia, el niño gordito
en el centro del cuadro,
el perro parado en dos patas muestra
una excitación inesperada
la abuela sonríe a la nada mirando al pajarito
el padre susurra en el oído a su esposa: no seas zonza
es sólo el destello del flash
pero ella insiste en brillar esparcida en lágrimas
el perro se acerca a la abuela
el niño pide un helado de crema
el flash apagado no dejó secuelas.

 » Leer Mas…

Catorce versos en el cumpleaños de una mujer

(Poemilla ínfimo y azorado, tenue, orgulloso y levemente soberbio, que debe leerse en cueros y con mucha parsimonia)

Cuando mi corazón empezó a nadar en el caudaloso río de la alegría de las más
limpias herraduras de agua
Y descubrí que en el alma de la mujer subyacen cinco estaciones de grácil
silueta
Oí silbar al ruiseñor del camposanto de la aldea y ahuyenté de mi piel los malos
pensamientos
Aparté de mí los torvos presagios de la debilidad la enfermedad el hambre la
guerra la miseria y los vacíos de la conciencia.

 » Leer Mas…

Toisha V

1

Ahora que ya tus ojos son como sal, y fértil
Tu inmensa boca es un volcán difunto.

Ahora que ya los lobos y las piedras,
Tus vestidos pegados cual olvidadas vendas

Y este atroz mineral que extraje de tu pecho,
Son reliquias tan ciertas como antiguos abrazos.

 » Leer Mas…