La pronunciación cansina
e intencionadamente teatral
de la interjección ¡oh!
seguida del nombre adorado de la amada
basta para expresar
la melancolía latente de mi amor
y, anestesiando mi cólera
mi desesperación y mi exhibicionismo
los reemplaza por una crueldad sorda
como en los ejercicios vampíricos
y catalépticos del amor
de las plantas carnívoras
A pesar de esto, con rabia
me golpeo con un cuchillo
en el corazón
El garabato trazado con la mano izquierda
mientras la derecha sostiene el cuchillo
guarda la melancolía latente del amor
La guarda y la chupa
(Anotación inmediata)
¡Oh, querida!