Te han nacido los ojos con preguntas,
y sin cesar me asedias preguntando.
Y yo sin contestar… Hija, ¿hasta cuándo
mudos tú y yo: dos ignorancias juntas?
¿Hasta cuándo en silencio irán las yuntas
de tu asombro y mi amor; de mí, temblando,
y de ti, poco a poco, asegurando
música sin palabras…?