OSCURIDAD del monte ese sol de tormenta.
Se asoma la alondra al brocal encantado.
Opácido ojo la anguila de plata.
Poemas españoles
Perezón matinal, no te me desangeles.
Lambón garzón zapea, investiga tus radas.
Frunce labios muy grosos; sus fondos reservados
Mofeta tripartita se acicala facciosa.
¡Oh señor de la fe, hipócrita genético!
Historia que desfila en góticas mayúsculas
No quiere que te huyas sin becar asesinos.
La puerta se abre como una hembra:
Atraviesa las murallas de par en par.
Otoño resbala con ojeras de sangre
Sobre superficies de pared enemiga.
El roble de las maderas es cárcel de clavos:
Por entre las vetas hienden y sollozan.
GALLO degollado
A la vera del albor.
Como la uña de la carne
El poema sin héroe.
En las paredes
Habían ido turnándose y ahora
-Oh democracia, oh viento
Que vienes de lejos-
Salían de las sombras de la noche
Y se quedaban mirándonos
Desde las paredes de la propaganda
Como si fuéramos suyos
Y escribían debajo
Que eran más inteligentes que nosotros
Más patriotas.
A través de la tela metálica se desploman las paredes
Con dureza de picos y espanto de maderas.
A través del ojo que roza la tela metálica
Pasa una bala de calibre siete sesenta y dos.
Tendidos eléctricos cuelgan como tripas,
Como penacho de guitarras, como cuerdas de caballo,
Como sauces de exfoliado otoño,
Como hilo de agua desde los vientres rotos.
PAÍS ácimo
De maestros de escuela
Con la nariz de frío colgando de la lámpara
Sí maravillosa.
Poeta del silbido,
Ética es estética:
Atención al tren.
No es el mar. Nadie se equivoca.
Tala oscuridad: llanto lleno de ojos.
Me reclino en sus sábanas
Intachables. Soy el traidor.
Sendos, oh, senos,
El poeta de zumo de naranja
Desde el huevo diamante de su verbo delgado.
Y aún le dura melifluo
Donde el labio aliviado
A su chorro a degüello
El placer ojeroso de mirarse plagiado
De poetas menores, micántabros, miastures.
En el feroz acuerdo
A que llegaron. Donde dobla el día.
En las patas de oso
Que levantaron ellas hasta amarrarlos por detrás del cuello.
O en el cristal de las sábanas.
Hubo más tarde, como siempre, llamadas
De reloj, de teléfonos abiertos
Inútilmente ya, cuando ya sólo eran
Cenizas, o brasas, un hiriente latido
De carmín en los labios.
Y si tampoco
Esto fuera posible;
Y si
Como cuentan que sucede
Entre las clases nobles
Nos viéramos obligados a repetir
Esas fórmulas asquerosas de despedida
Y si tampoco
Te ha servido de nada
Escuchar en mis venas los preludios del viento
Que sepas al menos
Que por una vez
Conociste a un hombre
Que no entendía de póker
Ni de vida de sociedad.
Como esos solitarios
En los bancos de algún parque
Que se hunden y notan
Avanzar la punzada
Por el costado izquierdo.
Y cuando en medio
El estallido surge, cuando a lo lejos
Pasan las pancartas
Sucede
Como en esas películas
En que a los diez minutos, tiernamente,
Nos quedamos dormidos.
LUNÁTICO septiembre:
Cinco albas de sangre
Deslavazó la hiena.
De miel como de luz
Deslizándose entre la niebla.
Álamos
Hacen hogueras
Y corren corren
Con las bufandas de cascabel.
Caballo albo
Disuelve crin de oca en su silla de enea:
Es el gitano auriga
Que ríe desnudo por la oleada láctea.
Copo de nieve
A ras del río ácido, en el codo
Que Celan se ausentara.
Vocal oval
De su verso primero.
¡Oh tele divinal, envés contraprogramas!
Su cráneo medioevo, su culera de túnel,
Ya viene el fugitivo del París de Doñalda.
Caravaggio lo trinca, perillán olifán.
¿Y tú, pópule meus, quién nutre de tu rumia,
tu quotidia panzada de reality show?
Si al fin ella dijera: ven.
Baja el aliento de las vigas
Y emerge luz del alba como cuarzo.
Si al fin ella dijera
El silencio monosílabo de la libertad
Se abrirían los cerezos
Esparcidos a través de la tela de niebla.
…LAUDES sean donadas
A quien concelebra de tal donosura:
Laúdes.
DEL RASO de la escarcha
Blanda pavesa deslizándose
En la anfibia memoria de la tarde y el día
Así la estrella de tu diversidad,
Alba del labio,
Iris de reflejo de fuego.
Ceniza de cigarro aristotélico
Aquieta la corteza de naranja
Balanceando el óvalo de la sobremesa.
Es difícil saber
Si el azar es a dúo:
Torres más altas.
CÓMO HA SUFRIDO la que se examina de música
Que el violín niño corría tras de los caballos.
Un arpa para ella de palmera grande
Y melodías de sus cajas de oro.
Dos noches la que se examina de música
Trenzando sombras de semicorcheas.
Estrena la llanura.
Ojos frescos de sombra
Larga lira del agua.
EL DÍA de ira
No quiere llegar.
Cadáver papáver
Abrir y cerrar.
Pompa generala
Terrece partir.
Cochero Caronte,
Bórrala de aquí.
FUEGO de fuga
Por la corola de cirros
Se bifurca
Boreal de la salva,
Aves ya grises, ya mecidas.
AIRE terco en el hierro
Ventanal de presagio:
Plenilunia pupila.
Felicidad se llama la figura:
Un clavel escarlata y un Cohíba.
Y el verso blanco que en el humo iba.
Aleluya la mano posmoderna
Que exangües maniquíes añil espacio rota.
Nostalgia de Van Gogh se deshora la tarde.
No hay más verso que arde.
Tú, poeta leopardo,
A dos carrillos papas del embrollo.
Espejismo zegrí tu perifollo
En la zona viciada del leotardo.
Poeta navicol, lázido neo,
Veinte años princés del Pirulí:
Loca va tu Victoria,
(h)olas tus alas de papel de plata
hasta jamás. Y besos a los sinos.