Cuando dejamos estas ciudades
Que parecen bellas y neutras
Con sus delgadas columnas Con sus rectas conquistadoras
Con sus chimeneas de fe Con sus gigantes petrificados
Con su itinerario lineal Con el olvido que se permiten
Cada región que nos siente partir
Nos promete un cese de fuego.
Poemas de Alfredo Lavergne
Cuando Dios desaparece contigo
O cuando Dios se te aparece
O cuando la tierra nos siente partir
En estos países que se disputan
La materia y no el espíritu.
Cuando dejamos estas regiones del absurdo
Siempre construidas
En la arista de otro siglo de cosas
Con su masa Con el hombre
La existencia La soledad La vejez La muerte.
En las tontas ciudades vírgenes
De cada instinto surge una ley…
El por fin creo en algo
La puerta del psicólogo
La cola más coca
Los festivales estivales
Las melenas analíticas del ferrocarril subterráneo
Los hombres imaginados que van a la guerra
Los ángeles que nacen para perdonar al soldado.
Que viajo Que pasa el tiempo.
Que existe el agua y el hombre
Que firman la paz Que no duermen Que chocan
Que se preparan para la posguerra.
Mientras la orilla se transforma en continente
Y nuestro germen se desvanece.
A la hora en que el sol se va
El cielo es de oro
El mar de plata
Y el puerto más cercano
Es la alcayota podrida de la paciencia colectiva
Y son los elementos pobres de esta cultura
Y se inclinan
Y se arrastran
Y giran
Porque también en esa ciudad el primer verbo es comer.
Los que huyen Los emigrantes Los expatriados
Los refugiados Los desterrados Los transmigrados
Y sus inventos
Hacen su aparición en el Viejo Mundo
En el Nuevo Mundo En el Nuevo Orden Mundial
Y en el año 90.000 después de J.C.
Me inspiro
Las estaciones son el suelo
Los puertos el agua y la tierra
Los aeropuertos ¡oh! Los aeropuertos
Porque cuando voy en el aire
Mis sentidos
Despegan
De un viejo poblado
Y de cultos
A nuevas Escuelas Filosóficas.
Sin el prodigio deseo de mi vena
Sin la cualidad del ópalo
Sin la terapia que divide el don
Sin el pretendido purismo
Sin contar que amo mis manos
Sin denunciar que el hombre nos castiga
O que anoche escribí pateando una tapa.
De un Dios cansado de dictar el acto de crear
De los poetas hermanos del tiempo
De esta corta historia de Repúblicas
De piel De persianas De asfalto
De la siempre ciudad de ayer
Es la flor que llevamos
En los ojos En el corazón En la mano
Y sin esconderla
En la frontera Dos países nos delatan
Si con un libro me dan en la cabeza.
Mi mano
Se observa en el espejo para contar sus diez dedos.
Si un país me abandona por su bienestar.
Me pongo su reflejo en la oreja
Y si los contestatarios que se esconden
Detrás de un pueblo
Me entregan la definición de la alegría colectiva…
Desde mi juego de imágenes
Saco conejos
Que van a asistir a todos los caminos.
Valparaíso espera
Amarrado a la ilusión de la lluvia
Y a la greda que lavará su contaminación.
Si una vez más aprendí
En Sololá En Misiones En Cienfuegos En La Paz
Fue luchando contra mi memoria.
Si no te leo en Montreal es porque duele
Si te leo es porque te sospecho de desafecto
Es porque ya demasiadas veces he improvisado
Es porque resisto a una nueva integración social
Es porque eres los cosquilleos de mi próxima evasión
Y no eres tú
Quien convierte mi exilio en este otro exilio.
Pasar
Por uno de esos caseríos
Marcados con un nombre
De alguien
De un sueño
De un héroe
De un santo
De un error
De una esperanza
De una visión de otro mundo
O con una palabra en la lengua del pueblo vencido.
Pasan hombres que descriptan la historia
De nuestra gente… Que la clasifican
En magia inspirada del indígena
En tradición condecoradora del conquistador
En caudillos de las retiradas
En portugueses encantados por la creación de una raza tropical
En blancos que inventaron la carta blanca
En negros que construyeron el aporte africano
En Patriotiquement Correct que soñaron la mort de su francés
Y en libertadores y tiranos que se estudian como elementos.
Mientras buscamos
Un nombre al arte que dará garantías
A esta guerra.
Mientras se desvanece nuestro continente.
Sueño
En esta tierra y en este barco.
Que como yo
No saben adónde vamos.
Las he visto desnudarse y vestirse
Y como
El Callao Santa Fe Trinidad
Se simplifican y diversifican.
Y me presento de corbata en otras ciudades
Al toque final
A la moda
Del oro Del cuero De la desesperanza
Y poco importa el estilo
Si vas de sabor en mejor sabor.
Antes de presentar una retrospectiva
El poeta
Debe ser capaz de distinguir
La unidad estética La trayectoria
De su lápiz negro De sus lápices de colores
Y las muestras de sombras y rayados
Del pentagrama eléctrico que se extiende
De poblado en poblado.
Nada cambia.
Bajo
Me detengo
En una población en blanco
En uno de esos caseríos marcados con un nombre
En una ciudad que soporta
Invitaciones Desembarcos Aterrizajes
De demasiados países
O en una de las astillas del encanto de la naturaleza.
Un antipoeta
Se detiene en la entrada de un rompecielos
A ver pasar
Niños Niñas Mujeres Hombres
Y otras dosis de energía
E intenta distinguir
Sus árbitros Sus dirigentes Sus semáforos
Y un poeta
Observa y escribe.
Ni soledad Ni muerte Ni culpable
Porque nacemos para distinguirnos
Porque nos resbalan las influencias impersonales
De nuestros anteriores manuscritos
Y las viejas aclaraciones que creímos nuevas:
«La poesía no es a la palabra
Ni rito Ni culto Ni ruina».
Soy feliz
Porque mi cuerpo busca su centro interior
Porque cambian de voz y los reconozco
Porque no soy de vuestras arengas
Porque nací en la inexactitud
Porque estorbo
Entre las máquinas de este fin de siglo
En esta década que lleva al crematorio
Al Homo cum industria Oh presente
Soy nada Soy nadie Polifemo Ulises
Vengan a mí los navíos
Que ya no se acusa por traicionar a la tierra.
Que no me conocen y no comprenden
Le dije a un amigo un día:
Cuando leo No regreso Nada cambia
Si estamos a favor de signos
O en contra del asedio de un villorrio.
Con la realidad de las cosas
O con terribles
Tiranos Colaboradores Cooperantes
Y digo que he protestado A los libros
Con los cuales comparto mi rastro
Y los saludos que envía la madre naturaleza.
Con el -illo perfectum- de la versorrea
Con la historia de la musa que roba el texto
Con el curso 501 de Identidad Moderna
Con el sanguíneo terminal del turisteo social
Con el eterno mal de envoltorio
Con libros hechos para que nos pensemos
Muy pero muy y más inteligente.
Por fin creo en algo
Gritó el mortal
Y se formó un movimiento en su cabeza.
Con él
Todos los inventos del exilio bajaban del cielo
Los técnicos Los estilos Las reglas generales
La artesanía El arte Las características propias
El certificado auténtico y la memoria tergiversadora.
Sobre su caballo venía en una pata
y ejercitaba la vitalidad del hecho creado.
Luego fue el temblor, el crepúsculo y hoy acantilados.
No lo duden,
fueron naturales obstáculos
y la disciplina arbitraria del hombre.
Si les parece que comenzó con el instinto,
no olviden que aprendió a criticar
En las calles
En los particulares trece o equis charcos del criollismo
En los nuevos éxtasis del tránsito de los cerebristas
En la fragilidad del doble palpitar de las esquinas
En la tranquilidad que se anudan las sombras
En el sosiego que acecha en la materia
En la tregua que se funde en la vereda
En el armisticio que acentúa la niebla
En la pluma flotando en la poza
En los postes clavados al cielo
En los grillos que atraviesan
En su pecho de adoquines
En los neones que cambian de rostro
En los silbidos que penetran al sésamo
En los matorrales que se echan en el césped
En la cintura visible de la versión de los periódicos.
¿Dónde está la identidad que no encontramos?.
En la desposeída En la modesta En la consumista
En ningún lugar
O en la ciudad
Suelta de cuerpo Portátil Traducida.
¿Dónde la carne y el hueso de esta visión
Distinta a todo lo anterior?.
Cuando viajo
De festival en festival
Por rutas Senderos Caminos
De señal en señal
De pista en pista
De aldea en aldea
De capital en capital
Leo.
Saco la cabeza
Por la ventana del vehículo
Y el camino se simplifica
De luces De sombras
Y la memoria recibe las sabrosas pinceladas
De los árboles.
Este poeta Con otros ¿ En otro centro ?
Sin la libertad y la igualdad
Que también nos azotaron.
Con el país de la retrospectiva
Con la obligación de tomar posición
Con rima
En los versos colgantes de la memoria.
Las siluetas de las grandes capitales cantan
Un período de precalentamiento
Silbatos Pataleos Aplausos.
La ejecución del repertorio
El vigor El estilo La tradición
Y algunas notas de espectáculos anteriores.
Cada político envía la copia
De otro canto De otro hombre
Aplausos Aplausos Aplausos
Y hay un ritmo
Para que cada boca beba en una mano.
Y si no partí Y si no sé adónde voy
…Y si alguna vez estuve en guerra
Por un poco más
De papel Por el grito de mi tinta Porque sí.
Es porque soy un hombre que camina
Y el poeta que no viaja para juzgar su brevedad.
En la cintura trenzada de estos versos
Llevo la joya banal
La mal ubicada ciudad
La tierra natal
La tierra que produce emigrantes
La tierra que se empobrece con el destierro
La tierra que te oprime dentro de sus muros
La tierra de exilio existencial
La tierra con su arena
Y es otra la urbe donde aprendemos
La diferencia
Y la necesidad de abandonar su lectura.