Entre ruidos y signos electrónicos
caminaste bajo el talco del tiempo.
Tu mascarilla fue teatro sin espectadores,
pusiste flores para alegrar la mesa,
pero en tu casa había muerto la historia.
Solo,
terriblemente solo
te arrastraste como un robot desorientado,
leíste con avidez los símbolos
y la computadora bestial de tus programadores
repetía: ‘Para la soledad motel’,
‘Para la angustia diez grageas’.
Poemas de Julio Iraheta Santos
Me está llamando el ángel pendenciero
y debo encender en la consola
de mi corazón solitario
la lámpara de noche
que me acompaña en las vigilias
que compara el canto de los gallos
con un embudo roto
en el pubis de la madrugada
Me está provocando el insolente bribón
y él sabe que si no extiendo mis manteles
y grabo en ellos mis jeroglíficos
no he de continuar a gusto
por los túneles del sueño
y mañana cuando camine
por el tablero de la ciudad
he de ser una pieza incontrolable
y he de echar a perder la siesta de la multitud
porque sin duda me agarrará de pelear con él
hasta que le quiebre las alas
le despenique las plumas
y sólo quede en las baldosas de las plazas
como una mancha bochinchera
su compulsiva antipoesía
Mira mis ojos, esposa.
Mira cómo te copian todo el día.
De la cocina a la pila despilfarras aliento.
Haces cuentas del sueldo que no tienes.
Piensas en la leche de los niños.
Cambias pañales a la vida
y refunfuñas por tu suerte.
Qué cólera siento al verme solo
Egoísta y tenaz es mi bolero
Ella se va Yo valgo menos
Vaya ego pende’g’o el que revelo
Tímida y zalamera ella me invade
Adicto a su portal tiendo cobija
y en su tela mis dados siempre pierden
Lo hizo la primera vez
Lo sigue haciendo
Un día ya no volverá
La casa está más larga más vacía
De comedia a tragedia está mi jaula
Pasa la noche La madrugada es un divieso
La mañana llega y el vacío se acrecienta
Pero de pronto ella aparece
le quita las cortinas a su mármol
me entrega su campana
y el puchero termina en un gorjeo
Y termina el último round
¡oh! criaturas monosilábicas
Termina el último round
y al filo de las doce
sonarán las campanas
las matracas
los ventosos de pólvora
Tonathiú estará con su bisturí
diseccionando parentelas
Nemile buscará en limoneros
la sonrisa de su amada
Amauta arrullará osos y lámparas
y alguien la contemplará arrobado
tras las rejas de las parsimonias
Nacxit llenará papeles de relojes mudos
de interjecciones sacadas a golpes de martillo
Y Ligia y yo
sin romanticismos
ni sentimentalismos de cliché
jugaremos con nuestras redondas geografías
con la obesidad de los años
animados por los aplausos de mamá y papá
quienes gritarán al unísono
¡Qué pareja más cachimbona!
La confesión de los poetas
inunda más que el diluvio de Noé
Es como decir en el buen sentido
‘El que se pique que se rasque’
Cada quien es un río interminable
en un texto universal
Los poetas saben estas cosas
y no ignoran que detrás del cancel
donde ellos exprimen sus uvas
hay otros llenos de claustrofobia
ensamblando su helicóptero azul
Mucho paquete para vos Amanda
Primero el perverso polimorfo el machista al cubo
el sembrador de demonios en tu cuerpo
el zaguán abierto para las maldiciones
el asta asesina de tu alma de tus sentimientos ingenuos
el rompedor de tu vitrina llena de cívica y moral
el violador de tu castidad
el semáforo en rojo de tu familia
el conquistador de tu dignidad
la hiel del mero infierno
el bohemio cruel revolcándote a la medianoche
como un lobo feroz que arrancó a puras dentelladas
las últimas defensas de tu pureza y de tu luz
En vos vino a dar el río de aguas negras de mi corazón
Te hiciste una con el malvado con la bendición del cura
Pero después surgió el milagro
y aunque siguió mi lucha contra el canibalismo
un hombre nuevo se te arrimó a la vida
para seguir siendo uno con la blancura de tu ser
Inmaduro en la inédita ruta de mi sensatez
(aquí vale el engolamiento de la retórica)
mordí el anzuelo de tu sujeción fingida
y comencé a escribir el poema de la pasión domesticada
Te amé con inciensos de pureza
con catecismos para apagar mi vieja brama
y vivir enamorado de ti como un adolescente tímido
como un escolar que pide permiso
para poner la regla en cada milímetro
de tu posible necesidad sexual
Me fui volviendo un místico
te levanté altares en los valles y en los montes
y te volviste una diosa veleidosa
Por eso me embriagué herido por tus desprecios
y reviví el calvario de mis primeros amores
cuando aún el mundo no me había podrido
Desde entonces la tristeza de mis años iniciales
creció de ola en ola hasta llegar a inundación
Ninguna pulgada de tierra quedó libre
de la indiferencia de tu mar
Y aquí estoy como un vigía ciego
en la azotea de la soledad
Si es invierno las lluvias me golpean
Si es verano las estrellas me miran con indiferencia
La noche me envuelve y se burla de mi desventura
Te espero y nunca llegás jamás hay lugar para mí
Tu agenda no tiene alcoba para un juglar afligido
Solitario me dejás con las musas que no tienen la hipnótica
pelusa
Las cuerdas de mi laúd no paran de sonar sus quejas
Pasión cuyo ventarrón
arrasó con tus honores
hasta volverte una esclava
Tus blasones de familia
rodaron por el camino
de mis crueles correrías
Pero venció tu cintura
me intoxicó tu estoicismo
De fiera pasé a cordero
y te volviste una loba
con tu frialdad y tu ajenjo
y yo fui el enamorado
preso en las hondas tinieblas
de la mujer domadora
siempre con látigo en mano
dándome azote de esclavo
pero nunca su ternura
Hoy no sé cómo escapar de esta red que me mata
Quisiera dejarte pero tu imán me retiene
Soy un hule que entre más se estira
regresa con más fuerza a su posición original
Feto de varón me ovillo bajo el cielo
Las nubes pasan y me escupen
Estás tan próxima pero tan lejana
Vos desconocés mi sensibilidad
Son treinta y siete años de camino
y aún no me asimilás
¡Vaya pacto de insomnios!
¿Dónde estará en esta hora la risa de Nacxit?
Trabajando con adolescentes bien alimentados,
saludables hasta el fastidio,
veo por la ventana el edifico del Hospital ‘Benjamín Bloom’.
Allí Nacxit fue examinado como un conejito.
Su pecho fue curiosidad para el pediatra
y su corazón una perspectiva
para el estudiante de medicina.
No definas el cristal del horizonte
No la pecera del inmenso mar
Mejor confiesa el ojo que nos mira
desde cualquier lugar del universo
Es mejor sacar el fuego de la entraña
con que comienza siempre una palabra
Hay que llenar los cálices
y no dejar nada vacío en el desierto
El huerto llegará con su árbol de la vida
y la serpiente sólo será un par de sandalias
para cuidarte los pies de las espinas
No hay que definir nada
y hay que huir de los conceptos
que se vuelven veneno en la comida
en el mejor festejo de los dioses
y hay que tomar el arco iris
para tocar una canción
que haga llorar a Dios
La mesa está lista
No le falta nada
Ya pueden entrar los invitados.
Ayer miré a Diógenes caminando por la playa.
Sigiloso escondió su lámpara en el viento.
Miró hacia mi cabaña y seguro de la soledad
escribió en la arena: ¡BUSCO UN HOMBRE…¡
Y se perdió en el mar.
No me digas mamá que la mañana
ha llegado con las alas rotas
a poner este huevo luminoso
sobre mi mesa
Temprano me di cuenta
que venía planeando
con el corazón acelerado
por el peso de la vida
Ella no tenía otra pista para el sueño
por eso buscó mis utopías
las mismas que tú pusiste
en mis entrañas
cuando dormía en tu seno
No me digas mamá ya lo sabía
que había sido elegido por el tiempo
para llevar sus tinieblas
o sus luces
Gracias mamá por tu osadía
por tu solidaridad
pero déjame ir
por favor dame a luz
A la memoria de mi hijo
Nemile Tekij
Las araucarias saben que sus raíces
sujetan la hamaca de tierra
donde duerme el soñador
Por sus follajes baja el sol con sus guitarras
llenas de rock
Las araucarias saben que deben mecerlo
todo el tiempo
hasta que un día despierte
como un manso león
Casi una hora para el mediodía
El calor abochorna los campos
los pájaros no vuelan
no hay brisa que mueva los árboles
y tú estás ahí estoico en tu hierba caliente
rodeado por el canto de las cigarras
que en vano tratan de alegrar el polvo
con sus pequeñas regaderas
Estás ahí Yo abro la ventana
para aplaudir tu actuación
Lo haces muy bien No hay otro como tú
Con los brazos abiertos y el corazón expuesto
(a la intemperie
recibes los cuchillos del sol los martillazos del
(verano
que te sacan hasta el último suspiro
El mediodía ha de llegar a su máxima estatura
entonces enfilará sus espinas sobre tu cabeza
Tú seguirás callado hablando por medio del
silencio
Yo he de seguir en la ventana atento a tu
monólogo
Pasará el mediodía llegarán las horas terribles
(de la tarde
cuando casi llegues a incendiarte
En ese momento estaré tan metido en tu
impotencia
que ya no sabré si estoy en la ventana o en tu paja
Cuando el ocaso llegue habrá sangre sobre el
polvo
Instintivamente me tocaré la frente creyendo que
es
(la mía
Ya no soportaré mirar tu martirio
entonces te he de traer a casa te curaré las
heridas
refrescaré tu corazón y al día siguiente
cuando el sol despunte para continuar el sacrificio
tú estarás en la ventana y yo en tu lugar
Cada día compartiremos la experiencia
Una vez en el campo otra en la ventana
hasta que el invierno llegue
hasta que las cigarras dejen de llorar
hasta que el sol ya no hiera
hasta que ya no haya martillazos
ni sangre sobre el polvo
Hasta que sólo quede tu resurrección
hasta que enraizado en la tierra
comiences a echar cogollos flores frutos
Hasta que seas un árbol lleno de pájaros
y tus ramas lleguen a mi ventana a ofrecer nidos
donde puedan abrigarse mis poemas
Para Ligia
Adusta y noble traza con su lápiz
sus cuadrículas llenas de ternura
Más que una informadora es una madre
que pule el sentimiento de los niños
Maestra vieja de encaladas sienes
la miro iluminada como un rezo
como una sabia que destila huellas
para que los cachorros no se pierdan
En el aula trabaja y sigue en casa
diseccionando libros y horizontes
Prepara el pasto para sus corderos
Es un milagro si le dan buen sueldo
La estrella de su vida siempre brilla
porque nació para alumbrar caminos
Mis poemas de cafeína y de limón
Mis rumiantes poemas
que no tienen un solar donde pastar
Mis rucos poemas de bluejean y camisas desteñidas
que viven exiliados en su propio territorio
o que apenas alcanzan la viñeta
de piedrecillas lanzadas con audacia
sobre las ondas de los ríos sucios
Mis poemas sentimentales y cabrones
toda una contradicción entre lirismo y burla
entre trabajo de garlopa y un desorden de loco
No me gusta mirar el reloj cuando escribo
ese tirano que me persigue día y noche
para que yo no diga nada
y que me haga el maje con mi jaqueca existencial
Mis poemas no son tontos
y se manifiestan con libertad
sin pensar qué dirá don fulano
o si el pulpo de la ideología
me dará una palmada en el hombro
Lo importante es que salgan y los escuchen mis hermanos
adormecidos por la monotonía de la ciudad
Lo principal es que los atienda yo
y les aplauda frente al espejo
y que algunas veces los estremezca con lágrimas
Mis poemas son esos gatos de barrios enlunados
que se resisten a morir en la basura
y que mejor se toman los tejados
para decir su serenata.
Caigo sobre tu orquídea virgen.
De polen estelar tienes los pómulos cubiertos.
Alguien dijo que habías muerto para el canto
y en realidad comienzas a vivir.
Hoy el frío mundo te gozará en el sueño del salmista.
Desde tu rostro el cielo crecerá más hondo
y el hombre sentado en tus rodillas
meditará y soltará una lágrima indefensa.
Once cincuenta vale este poema
Todo por estar cómodo
y contemplar el cerro prisionero de las nubes
1 tamal de elote frito 4 colones
1 cucharada de crema 3 colones
1 taza de café con leche 4.50 de colón
Once cincuenta vale este poema
La nostalgia me obliga a no sumar en dólares
Sé que aquí en El Faje siempre hay baje
pero quería contemplar el cerro San Jacinto
y repetir la adolescencia de mis hijos
sus juegos de maleza y de laderas
su asombro por el vuelo de los gavilanes
cuando todavía no me faltaba ninguno
Once cincuenta vale este poema
Julio Iraheta Santos 26-9-2002
Septiembre me domestica
con sus tangas marciales
Tanto discurso azul
pero negro por dentro
como el luto de los enjambres
desde 1821
Tanta pastilla ruin
trampa de dormilonas
¡Oh! mi patria Malinche
sigues siendo la misma
Al conquistador le bailabas
con tu refajo recortado
Hoy lo haces
para tus nuevos opresores
Sólo un pelito te falta
para la Barra Show
Sin embargo te amo
y te invito a la cama
Globalicémonos para adentro
Es mejor que enloquezcas
con tu muñeco de Ilobasco
Amén
Hormiga que edificas tu camino bajo tierra
o a la luz del cielo
Cuántas veces te han asesinado los venenos
las inundaciones la bota de los ogros
Sin embargo prosigues y siempre tu laberinto
tiene forma de corazón
Después de las hogueras
quedará la ceniza
y todavía nuestros ojos
llorarán por los muertos
Larga será la cicatriz en las banderas
y durante mucho tiempo
no esconderán el luto
Después de las hogueras
el humo habrá partido
pero en nuestro corazón
y en nuestra historia
quedarán las estatuas derribadas
las campanas rotas
y las calles minadas
Tomado de Poemas sin rumbo, 1985,
inédito
Oigo pasar el viento con su cola de perro
perseguido,
con sus manchas de siglos y caminos que
alargan mi
(orfandad.
Con mística tristeza murmura en los tejados
y de mi insomnio se lleva una ciudad dormida.
De lejanos países viene repitiendo el mismo
llanto.
Ayer bebí,
y mientras bebía hablé de mi impotencia,
confesé mi orfandad y mostré mis manos
que nunca tienen nada, salvo el corazón de Ligia.
Yo le quité el corazón porque era la única mujer
capaz de amar a un poeta pobre.
Suelto esta voz,
estas manos que golpean conciencias,
pero el eco vuelve solo.
Por las calles del mundo fumo la derrota.
Arañas atómicas acechan el futuro
y tras las rendijas de la muerte un niño nos mira.
Hombre del trampolín hacia los astros,
¿qué dicen tus oráculos,
tus clepsidras académicas?
A Dina Posada
Esas musas inquietas que animan la existencia
En cada rosa una espina da su autógrafo
o en cada espina una rosa ofrece un pétalo
Las palabras no bastan para expresar misterios
aunque ellas mismas sean sobrenaturales
y cada uno de sus átomos sea un universo
a punto de aparecer de la na
Cada autógrafo entrega su rosa y su espinada
Esas musas inquietas creadoras del ensueño
donde la voz despierta iluminada
Palabras no palabras cielo inmenso
y una tierra que espera
¿Qué es lo que espera?